¿Por qué tener un enemigo enfrente te hace moverte, crecer y ser mejor? Cuando existe antagonismo, las ideas fluyen, la competencia inicia, la publicidad se nutre.        

“El antagonismo crece en todas partes donde se manifiesta la vida.

En la lucha eterna entre el alma individual y el alma social.”

Yoritomo Tashi

        Cuando existe un enemigo, real o imaginario, contra el cual luchar, las voluntades individuales se unen en lo colectivo y se enfocan en un fin común. Estar en contra de algo influye en todos. Es inclusive una ley de la supervivencia de la especie. Desde la antigua China, el Yin Yang representaba el bien y el mal contenidos en un círculo. El Tao es el sentido de la vida. Todo se mueve en este mundo por esta dualidad: el calor y el frío, el agua y el fuego, el hombre y la mujer. El aparente antagonismo genera energía. Por esa razón, es bueno tener enemigos. Piense en ese político de oposición que busca ser “odiado” por contradecir en todo a los otros partidos. ¿Cuántas personas literalmente lo aman? ¡Millones! ¿Qué tamaño tiene su poder político? ¡Enorme! ¿Cree usted que sea pobre? Lo dudo seriamente… y todo es gracias a su simple y llano antagonismo descarado. Mercadólogos modernos sostienen que las marcas deben tener competencia y que es un error evitarla, ya que las categorías deben volverse más grandes y esto sólo se logra con la competencia. ¿Cómo mostrarse como “mejor” si no hay parámetro con qué compararse? Cuando existe antagonismo: las ideas fluyen, la competencia inicia, la publicidad se nutre. El viento choca con las alas de un avión para hacerlo volar, la gravedad y masa opuesta de los cuerpos celestes hacen que nuestra galaxia y nuestro planeta se trasladen y giren. Así es el universo: antagónico por naturaleza. Cuando a alguien se le dice que no, se perpetúa el sí que esa persona quiere, y lo mismo sucede al revés. Esta fuerza o ley de los contrarios parecería un impedimento en lugar de una herramienta para persuadir. En realidad, es una ley muy poderosa que utiliza la fuerza del otro para hacer lo que uno quiere.   Sin Diablo no hay Dios, y sin Guasón no hay Batman La película Unbreakable, protagonizada por Bruce Willis y Samuel L. Jackson, explica perfectamente la necesidad del antagónico. David Dunn (Willis) descubrió el poder de ser “irrompible”, y decidió usarlo para hacer el bien. Su antagonista Elijah Price (L. Jackson), al descubrir este poder en Dunn, se sintió aliviado, ya que él era exactamente lo opuesto, una persona que se rompía todo el tiempo los huesos por una mezcla de osteogénesis imperfecta y mala suerte. Uno bueno, el otro malo. Elijah Price lo comprendía todo: “Ahora que sabemos quién eres Dunn, yo sé quién soy. ¡No soy un error! ¡Todo tiene sentido! En un cómic, ¿sabes cómo se puede saber quién será el villano? Es el opuesto exacto del héroe. Y la mayoría de veces son amigos, ¡como tú y yo!”. Elijah entiende que cada cosa tiene su opuesto, que a veces parece antagónico, pero siempre es complementario.   Musculosos pesistas De la resistencia se forman músculos fuertes. Así nacen partidos políticos de izquierda y derecha, y empresas como Apple en contra de IBM. Una de las mejores técnicas para persuadir a la gente a que le siga, es generar una oposición. No es relevante que sea minoritaria, lo importante es ser otra cosa, un contrapeso, un “no” a un “sí”. Eso busca el ser humano porque a veces cree que con ello cumple su razón de ser en este “aburrido” mundo. Los fascistas lo comprendían muy bien: por puro antagonismo, convencieron a millones para pelear en una guerra cruel y devastadora.   Está en tus manos Entiendo la idea de buscarme una oposición, pero, ¿cómo hacerle frente a un antagonista que no quiero? La respuesta es simple: no ofreciendo resistencia. Hace casi 2000 años, había en una ciudad dos escuelas de enseñanza, dirigidas por dos sabios de renombre: Hilel y Shamai. El problema era que entre ambas escuelas había un notable antagonismo. Un día, los alumnos de Shamai pensaron en un nuevo modo de desacreditar a los de la otra escuela. El objetivo era humillar al sabio Hilel. Así, pensaron cazar una mariposa y que uno de ellos la llevara viva en la mano a la casa de Hilel para preguntarle si la mariposa oculta, dentro de las manos, estaba viva o muerta. Si el sabio respondía que estaba viva, entonces el chico apretaría levemente el puño y demostraría que estaba muerta. Si la respuesta era que la mariposa estaba muerta, abriría las manos y la dejaría volar, demostrando así que estaba viva. El plan parecía perfecto. Cazaron la mariposa y uno de los alumnos de Shamai la tomó en sus manos. Se acercaron a la casa de Hilel, golpearon a su puerta y el sabio les preguntó: “¿Qué los trae por aquí?”. Los alumnos respondieron: “Queremos saber qué tan sabio es usted”. Hilel les dijo: “¿Y cómo lo van a comprobar?”. Los muchachos dijeron: “Le haremos una pregunta. Esta mariposa que tengo en mis manos, ¿está viva o muerta?”. Hilel les miró despacio, adivinó el truco, y respondió: “La decisión está en tus manos”. (Aguiló, 2013). Sin antagonista no hay lucha. Opóngase a algo y gane un espacio en la mente de personas que querrán adherirse a su causa, llámelo simple insatisfacción del ego o auténtica convicción. Protéjase de esta ley dejando que la fuerza pase y se aplaste a sí misma, sin esfuerzo ni resistencia que pueda hacer crecer el músculo de su opositor.     Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Alex_Llantada LinkedIn: Alejandro Llantada Toscano Facebook: Alex Llantada   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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