Además de que llegamos a convertirlos en nuestro sello personal, los perfumes poseen un gran atractivo: dan acceso a un mundo de lujo que muchas veces escapa a nuestras posibilidades. Entrevistamos a Guillaume de Lesquen, presidente de Ralph Lauren Fragances, para desentrañar las claves del sector.   Por Rodrigo Pérez Rembao   A pesar de las fluctuantes situaciones económicas, el mercado de lujo siempre ha encontrado un nicho estable y altamente interesado en el consumidor mexicano. Desde relojes y joyas de casas históricas hasta automóviles Rolls-Royce, el mercado mexicano ansía un pedazo del brillante universo del lujo y de lo que significa poseer un artículo de una marca reconocida. Y es la faceta aspiracional lo que hace que el mercado de las fragancias rinda tantos dividendos en nuestro país. Temporada tras temporada, dos veces al año, marcas como Ralph Lauren, Chanel, Marc Jacobs y Givenchy muestran al mercado sus novedades. Para Ralph Lauren, por ejemplo, México es el tercer país con más ventas a nivel mundial. Guillaume de Lesquen, presidente internacional de fragancias para la marca, nos explica que cuando Ralph Lauren lanzó en 2011 The Big Pony Fragrance Collection, inmediatamente se colocaron entre los diez más vendidos en México. Más allá de una campaña de medios y relaciones públicas, el mercado mexicano siempre se ha mostrado dispuesto a pelear por ingresar en el ámbito que avala su poder adquisitivo: el lujo. Y, por lo general, el producto más asequible de una marca de lujo es su línea de fragancias. “Muchas veces, las fragancias son el punto de entrada de un consumidor hacia el estilo de vida de una marca. Desde ahí podemos conseguir un nuevo entusiasta gracias a un precio de venta más accesible”, explica Guillaume. “Con una compra tan personal, como una fragancia, los consumidores pueden considerar que obtuvieron el estilo de vida que ofrece una marca y, así, sentirse más cercanos a ella”. Además, una vez que alguien adquiere un nuevo perfume es probable que sea fiel durante varios años a él. La fragancia se convierte así en un sello distintivo. El aroma es algo tan personal que la relación que se crea con el perfume elegido puede durar toda la vida. “Las fragancias tienen un lugar privilegiado en el mundo de lujo. Es porque lo son todo al mismo tiempo: el producto más elusivo, el más poético y el más íntimo. Es el punto de partida para entrar en el corazón del consumidor y, al mismo tiempo, el producto que más profundamente llega a ese corazón”, agrega de Lesquen. Comparado con otros productos de lujo, como los bolsos —cuyo precio puede llegar a los 50,000 pesos—, comprar un perfume que ronda 1,000 pesos parece más razonable. Además, existen fragancias que han llegado a ser tan populares que su aroma es altamente reconocible para los demás, una especie de bandera que señala el estilo de vida al que se pertenece, o bien, al que se desea pertenecer. Desde el punto de vista de la marca, el perfume es una oportunidad para hacerse más visible y deseable, además de ampliar las posibilidades de creación ya que, a pesar de que un perfume siempre tiene que seguir los valores de la marca, es un segmento completamente distinto. Para Ralph Lauren, el lanzamiento más importante fue el portafolio The World of Polo, que refleja cada etapa de la vida de un hombre. La estrella fue Polo Red. Y así, mezclando una buena campaña de comunicación, un poco de azafrán rojo y las ganas de los consumidores de ser partícipes del mundo de lujo, marcas como Ralph Lauren han obtenido millones de pesos en ventas en México.

 

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