Por: Rosa Paulina López Pérez

Como mujeres, sabemos que muchas veces las decisiones no las tomamos por el análisis que podamos hacer o por lo que digan los números, sino porque algo nos “late”, algo sentimos (“gut feeling”) que nos hace saber que una cosa es mejor que otra. Por ejemplo, estamos en medio de una reunión de negocios y todos los indicadores y números apuntan a tomar una decisión en particular, sin embargo, hay un “feeling” que nos dice que ése no es el camino a seguir, y es un “feeling” que se genera en automático, sin análisis, sin pensar, y que, muchas veces, tiene la razón. A esa sensación se le conoce como intuición, y, aunque parezca irreal, gran parte de las decisiones que tomamos en el día a día, las tomamos así. Por eso se ha convertido en un tema que ha captado el interés de muchas personas y que últimamente se ha estudiado mucho desde la perspectiva de los negocios y uno de los ángulos es desde el enfoque de género alegando que las mujeres tomamos mejores decisiones utilizando la intuición.

Con esto en mente, se vuelve relevante entender primeramente cómo tomamos decisiones. Los seres humanos decidimos de dos maneras distintas: racional e intuitivamente. Éstas dos formas están relacionadas con dos hemisferios distintos del cerebro, el izquierdo (racional) y el derecho (intuitivo). Cada uno de estos sistemas se comporta de manera distinta. El cerebro izquierdo nos ayuda a generar un análisis racional de las situaciones, problemas o decisiones que debamos tomar. Es la parte lógico-matemática de nuestro cerebro y que, comúnmente, está más relacionado con la masculinidad. El cerebro derecho es un cerebro más emocional, automático e instintivo, y es ahí en donde surge la intuición. 

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Aunque el uso de la intuición no es exclusivo de las mujeres, sí está muy relacionado con la feminidad. Y a pesar de que pudiese parecer raro, la mayoría de nuestras decisiones las tomamos desde el sistema derecho. De hecho, poniéndolo en números, representa el 95% de nuestras decisiones diarias. Y entre las razones destacan que los análisis racionales toman tiempo y son cansados, pero también, muchas veces ante la incertidumbre y la presión del tiempo, éste termina siendo un canal más efectivo.

A pesar de que la intuición no sea un concepto fácil de definir (de hecho, hay un debate abierto en cuanto a la definición exacta), sí se sabe que hay diversos factores o elementos que hacen que nuestras decisiones intuitivas tengan un resultado positivo o negativo. En otras palabras, factores como la experiencia, la edad, el conocimiento o las emociones, que ayudan o perjudican nuestras decisiones intuitivas. Por ejemplo, se ha hablado en diversas ocasiones de que la experiencia puede ayudar a perfeccionar nuestra intuición. Sin embargo, también se ha comprobado que la experiencia muchas veces puede sesgar nuestra intuición y evitar que fluya y sea más efectiva. Por otro lado, el aspecto afectivo o emocional, también juega un papel importante en cuanto a la efectividad de la intuición. Emociones que nos llevan a los extremos tienen un impacto negativo en cómo estamos percibiendo la información y, por lo tanto, en cómo decidimos. 

Sin embargo, a mí me llamó mucho la atención que también pudiese haber una diferencia relevante entre géneros, basándome en que cada hemisferio del cerebro estaba relacionado más con un género que con otro. Si eso es cierto, significaría que las mujeres podemos utilizar mejor nuestra intuición y tomar decisiones más efectivas utilizándola que los hombres. Para comprobarlo, realicé un primer estudio exploratorio, con información de un poco más de mil personas que pertenecen a puestos de alta dirección, en donde medí la percepción que tienen ellos en cuanto al uso de la intuición y la efectividad de ésta en los resultados de sus decisiones. Al final pude concluir que, efectivamente, las mujeres percibimos que utilizamos mejor la intuición que los hombres, evidenciando que el género sí es un factor que afecta la efectividad en su uso.

¿Y esto qué impacto tiene? Se ha estudiado que el uso de la intuición en la toma de decisiones estratégicas se vuelve una herramienta esencial ante escenarios en donde predomina la incertidumbre y la presión de tiempo. Si estos son escenarios muy comunes para la alta dirección, entonces podemos concluir que la participación de la mujer en estos puestos se vuelve fundamental. Dando una razón más para seguir fomentando la inclusión de mujeres en puestos directivos y en consejos de administración en las diferentes empresas en México y el mundo.

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Contacto:

Rosa Paulina López Pérez, profesora del área de Control e Información Directiva de IPADE Business School.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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