2020 ha sido un año lleno de retos, apenas hace doce meses nos enteramos de un nuevo virus, parecía de película, irreal y lejano. Hace un año no teníamos idea del giro que iba a dar nuestras vidas, ni de la nueva realidad, mucho menos del cambio total que iba sufrir el mundo.

Empezamos pensando que serían unas semanas de encierro, que después se convirtieron meses y, aún ahora con la vacuna en puerta, no tenemos claridad de qué va a ser del mundo que conocíamos. Como siempre, en los momentos difíciles, hemos sido testigos de lo mejor y lo peor de los seres humanos.

Si bien es cierto que el virus no discrimina, la pandemia si ha hecho más profunda la brecha de desigualdad que de por sí ya existía. En nuestro país el daño ha sido inmenso, me atrevo a decir que aún no tenemos claridad de cuáles serán los efectos secundarios de esta pandemia, apenas y empezamos a vislumbrar la punta del iceberg del daño tan profundo que hemos sufrido; cientos de personas han fallecido, miles han dejado de recibir atención médica, el sistema de salud está colapsado, millones de empleos se han perdido, cientos de empresas han cerrado sus puertas y el daño psicológico para toda la población es impensable.

¿Qué podemos hacer nosotros para hacer la diferencia? Es momento de dar, si de por si en cualquier momento de la vida es importante dar, en este momento es esencial. Existen miles de organizaciones que trabajan para resolver los problemas que más laceran a nuestro país, esas mismas organizaciones hoy, además, intentan, desde sus ámbitos de acción, apoyar las nuevas problemáticas que han surgido a partir de la pandemia.

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Sin embargo, estas organizaciones no son inmunes a la crisis económica, todo lo contrario, lo primero que la gente recorta en momentos de crisis son los donativos que realizan, si además le sumamos un gobierno que ha decidido no sólo no apoyarlas, si no realizar un embate frontal contra ellas, la situación es totalmente critica. Cientos están cerrando sus puertas y dejando de atender a los grupos más vulnerables.

¿Cómo podemos apoyar? Por supuesto que el dinero es muy útil, aunque pensemos que es una suma muy pequeña, pero no es la única forma en la que se puede ayudar; podemos donar tiempo, conocimientos y talento; dar visibilidad a las causas y a las organizaciones; ser parte del frente común para pedirle al gobierno que las apoye o, por lo menos, que no limite su trabajo.

Si dentro de esta tragedia, tú tienes un poco de suerte, salud, trabajo, un techo y comida en la mesa, hoy eres mucho más afortunado que millones de mexicanos. El mundo ha cambiado, ya no es lo que conocimos y no sabemos si lo volverá a ser. En estas fiestas, comprar regalos suena un poco más banal que otros años; sin embargo, el poder reunirnos y abrazarnos ha cobrado un valor más grande porque hemos aprendido a valorar lo realmente importante.

Para estas fiestas, te invito a que tus regalos hagan la diferencia, compra cosas con causa que apoyen a una organización, regala certificados de donativo, compra local, regala tu tiempo y talento para que sirvan a otros. Este año conviértete en un agente de cambio y sé la diferencia para alguien menos afortunado que tú. Vienen tiempos difíciles y la única forma de pasarlos es unidos.

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Sobre la autora:

Jimena Cándano, actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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