El presidente López Obrador tendrá tres semanas de exposición internacional complicadas. El trago amargo comenzó con la portada latinoamericana de la revista The Economist y continuará con los reportajes de profundidad que realizarán los medios internacionales alrededor de las elecciones del 6 de junio. En su conferencia de prensa del lunes 30 de mayo el presidente anticipó que el New York Times, Washington Post, Financial Times y Wall Street Journal preparan artículos sobre México que posiblemente sigan el tono de The Economist.

El presidente naturalmente interpreta la cobertura como parte de una campaña internacional orquestada por sus adversarios, conservadores, neoliberales y poderes fácticos, que busca desprestigiar a su gobierno y, peor aún, manchar la prístina imagen de México en el extranjero. La realidad es mucho más sencilla: se acercan las elecciones y los medios internacionales en México están haciendo una suerte de corte de caja para informar a sus lectores en el extranjero la situación que guarda el país y lo que está en juego en las elecciones.

Para el presidente, los medios internacionales son parte del sistema neoliberal que abrió la economía a los intereses de empresas extranjeras cuyo propósito es explotar la riqueza del país y debilitar instituciones nacionales, como PEMEX y CFE, que son baluartes del desarrollo económico de México. Por eso, el presidente considera a los medios internacionales como defensores de los intereses económicos de sus países de origen. Así como El País defiende a las empresas españolas de energía, como Iberdrola, lo mismo que hacen el Financial Times, New York Times y Wall Street Journal con las empresas de Gran Bretaña y Estados Unidos. Si hubiera en México medios canadienses, los acusaría de defender a las mineras de esa nación.

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Aunque es evidente que los medios internacionales tienen su propia agenda, el presidente ha escogido ignorar la naturaleza del trabajo de los medios de comunicación extranjera en México para presentar su cobertura como parte de una confabulación internacional. Desdeña a los corresponsales extranjeros y se precia de haber eliminado la estructura dentro de la presidencia que los atendía porque, dice, los apapachaba y cortejaba indecorosamente. Cuando los corresponsales piden un entrevista u declaración oficial son ignorados para luego, cuando publican sus reportajes, ser criticados por sesgados, “majaderos” y “mentirosos”.

Hay tres elementos que debemos tener presente para entender el papel de los corresponsales extranjeros en México.

1.- Los medios extranjeros siempre han sido incómodos: no hay gobierno mexicano que no haya resentido la cobertura crítica de los medios extranjeros, en especial los que marcan la pauta de la imagen internacional de México como los que provienen de Estados Unidos, Gran Bretaña y el resto de Europa. Por supuesto que desde el punto de vista de las democracias más avanzadas México tiene todavía muchas limitaciones en aspectos de democracia, derechos humanos, aplicación de la ley, lucha contra el narcotráfico, promoción de la competencia, entre otros, y eso duele al gobierno en turno y a muchos mexicanos. Pero es una realidad inescapable.

2.- El bosque y no los árboles: a excepción de las agencias de noticias -Bloomberg, Associated Press, Reuters o Dow Jones-, que cubren a diario lo que acontece en el país, la mayoría de los corresponsales extranjeros escriben notas sobre México de manera periódica. Por lo general, escogen temas -narcotráfico, migración, clima de inversión- que resuenan en sus audiencias y que les permiten desarrollar reportajes que ayudan a transmitir a sus lectores lo que ocurre en México. Los corresponsales extranjeros tienen la oportunidad de sortear la coyuntura para escribir sobre tendencias con una perspectiva de largo plazo; no cubren los temas de las conferencias mañaneras diarias sino que se enfocan las corrientes de opinión que se construyen a lo largo de semanas.

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3.- la oportunidad de la coyuntura: el corresponsal extranjero tiene que aprovechar situaciones de coyuntura del país que cubre para captar la atención de su editor internacional y ganar espacios en su periódico. Lucha por espacio con su colega en Medio Oriente que escribe sobre misiles entre palestinos e israelíes, o en China que cubre la tensión entre China y Taiwán o el de Nueva Delhi que manda una nota sobre el incremento de muertes en India por COVID-19. Para un corresponsal en México, las elecciones del 2021 son una gran oportunidad para publicar un largo reportaje sobre nuestro país y ganar un espacio en su diario que se le ha negado por meses.

El presidente López Obrador conoce bien el papel de los medios internacionales. Cuando le ha convenido, como opositor, ha aprovechado la cobertura internacional para atacar al gobierno en turno. Hoy los sigue usando en beneficio de su agenda. Los ataques de los medios extranjeros fortalecen su posición y ayudan a alimentar la sensación de sitio al gobierno por parte de fuerzas  extranjeras que rechazan la cuarta transformación y todo aquello por lo que lucha el presidente.

Hay muchos países del mundo que no tienen la fortuna de mirarse al espejo de los medios extranjeros. Sin envolvernos en nuestra bandera, debemos agradecer que los corresponsales extranjeros nos confronten con la realidad que vivimos. Si su apreciación es errónea, perderán credibilidad y la verdad hará justicia a México. Pero si es correcta, mal favor nos hacemos si matamos al mensajero.

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Contacto:

Director de OCA Reputación y ex vocero del Presidente Ernesto Zedillo para medios extranjeros.*

Twitter: @aocaranza

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