Nos encontramos ante un momento disruptivo en la forma en la que vivimos. Nuestros hábitos de consumo, los mecanismos de convivencia y la movilidad –todos los elementos que nos definen como sociedad– han cambiado, con ello, las ciudades que habitamos y los espacios en los que nos desenvolvemos.

Al ser centros económicos, culturales y de desarrollo, las ciudades y sus edificios han sido puntos neurálgicos de estos cambios. La realidad post pandémica y los cada vez más importantes objetivos ambientales han modificado nuestra concepción sobre las urbes y los espacios que ocupamos como sus ciudadanos. De hecho, diversos gobiernos alrededor del mundo han implementado sus propios procesos de adaptación: desde los planes de París para convertirse en una “ciudad de 15 minutos”, hasta la creciente digitalización de las calles de Medellín[1].

Si añadimos la acelerada urbanización en Latinoamérica, el reto podría ser incluso más evidente, añadiendo una presión extra a tomadores de decisiones para construir urbes más sostenibles, conectadas, saludables e incluyentes.

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No obstante, aún es pronto para definir cómo se verán las ciudades en la nueva normalidad, ya que no existe una fórmula exacta que funcione para todos. Es decir, este es un proceso continuo con implicaciones que irán más allá de la pandemia y que cambiarán según las necesidades y contextos socioeconómico-locales. Sin embargo, existe una serie de recomendaciones que, con su respectiva tropicalización, pueden impulsar la consolidación de “las ciudades del futuro”.

  1. La sustentabilidad de las ciudades y sus edificios es una prioridad. Los edificios representan casi el 40% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, el 50% del consumo energético mundial y el 40% de las materias primas.[2] Si bien los edificios ya existentes requieren de una modernización a gran escala para cumplir con los objetivos ambientales, también es crucial desarrollar estándares más altos y políticas de regulación para nuevas edificaciones. Y esto se complementa con herramientas tecnológicas que permitan ahorrar energía, reducir la huella de carbono y aumentar su eficiencia operativa.
  2. Edificios más seguros y saludables. Instalaciones que monitoreen la salud y el bienestar de sus ocupantes serán un asunto prioritario, especialmente ante el regreso generalizado de las actividades presenciales. En este sentido, construir edificios más saludables que supervisen la calidad del aire, la distancia entre sus ocupantes o que regulen la temperatura, permitirá aumentar la confianza, productividad y talento de quienes los habiten.
  3. La digitalización de las ciudades se incrementará de forma acelerada en los próximos años. La correcta implementación de soluciones tecnológicas como el Internet de las Cosas (IoT) o la inteligencia artificial pueden apoyar a la agilización de los servicios urbanos, de salud o seguridad, convirtiendo a las ciudades en entidades más conectadas y eficientes. Esto va más allá de ofrecer wifi gratuito en espacios públicos, sino a utilizar el progreso tecnológico para permanecer en sintonía con las necesidades de los ciudadanos y fomentar una digitalización incluyente.
  4. La digitalización se logra con un sólido análisis de datos. Diversos softwares y soluciones permiten contar con información de valor –incluso en tiempo real– para la toma de decisiones en las ciudades. Contar con tecnología adecuada que permita procesarla eficientemente será clave para mejorar el desempeño y gestión de los centros urbanos.
  5. Pensar a las ciudades como espacios humanos, hechos para las personas. De nada sirven las soluciones tecnológicas si éstas no son aplicadas con una perspectiva humana enfocada en aumentar el tejido social y el bienestar colectivo. Al final del día, las ciudades las hacen las personas y las comunidades que viven en ellas y con las que interactuamos en el día a día. Debemos planificar ciudades más habitables y que faciliten la vida de sus ciudadanos.  

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La actual coyuntura es una oportunidad para las ciudades de adaptarse, pero también de cambiar paradigmas y de evolucionar. La innovación y los avances tecnológicos deben ser la punta de lanza para llevar a cabo esta transformación, pero sin la plena articulación de los diversos actores involucrados –empresas, gobiernos y sociedad civil–, el camino hacia ciudades inteligentes será cuesta arriba. La colaboración conjunta es imprescindible para trazar una nueva hoja de ruta hacia las ciudades del futuro.


[1] Smart City Observatory. 2021. Smart City Index 2021. https://www.imd.org/smart-city-observatory/home/

[2] World Economic Forum. 2021. Here are 7 of the world’s greenest buildings at COP26 – and how they can help tackle climate change. https://www.weforum.org/agenda/2021/11/cop26-buildings-green-architecture-build-better-now-climate-change/?utm_source=sfmc&utm_medium=email&utm_campaign=2761566_Agenda_weekly-5November2021&utm_term=&emailType=Agenda%20Weekly

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Contacto:

Sergio González, vicepresidente de Honeywell Building Technologies para Latinoamérica*

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