Una de las ventajas más claras del acceso al internet es la variedad de información. Con un solo clic podemos ingresar a bases de datos de bibliotecas en cualquier parte del mundo. Publicaciones especializadas comparten, en un instante, artículos con lo más reciente acerca de temas científicos, históricos, sociales, artísticos. Un músico puede realizar un anuncio sobre su más reciente trabajo, y miles de personas se enteran en un abrir y cerrar de exploradores.

Pero también tiene una gran desventaja: la variedad de información el mismo beneficio se puede convertir en un grave problema si no sabemos discernir entre un dato real y comprobado, y otro que puede ser apenas rumor o una mentira absoluta.

Cuando tenemos situaciones como el Covid-19, nos enfrentamos a un bombardeo de información que se nos puede ir de las manos, sobre todo a los que no somos periodistas, analistas o científicos. Y, seamos honestos, existen medios de comunicación que están más preocupados por vender ejemplares o atraer clics, así que se olvidan un poco de la ética que les pide investigar y comprobar lo que llega a sus manos.

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Se han hecho estudios acerca de las fake news, sobre por qué nos las creemos y por qué es tan difícil desbancarlas una vez que han ganado popularidad. Desde los años 70 del siglo pasado, en Estados Unidos, se ha investigado cómo funciona nuestro cerebro cuando lee titulares que tienen información falsa o manipulada, y se ha concluido que, mientras más estamos expuestos a una mentira, es más probable que empecemos a considerarla verdad. Lo mismo ocurre en nuestra época cuando leemos publicaciones en Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram y las famosas cadenas de WhatsApp.

Una vez que una historia se hace viral y aparece por todos lados, lo más seguro es que alguien se dé cuenta del bulo —como le dicen los españoles— e intente desmentirlo. Sin embargo ese nuevo dato no tendrá el mismo empuje que el primero, y lo más seguro es que lo veamos aparecer en más de una ocasión en el futuro, solo que, con un nombre modificado, una fecha actualizada o un dato crucial distinto para que encaje en el nuevo contexto en el que se estará compartiendo.

Sin embargo, no es imposible. Con el paso de los años, y gracias a la proliferación de términos como fake news y el concepto de posverdad, los mismos medios de comunicación han comenzado una cruzada para erradicar la proliferación de mentiras. Desde The New York Times y El País, hasta Animal Político y Verificado, muchos periodistas se dedican a revisar encontrando muchas veces datos inventados o bastante alterados.

Hasta la Interpol alertó sobre posibles fraudes en países de Europa, Asia y, el más reciente México. Disfrazados detrás de perfiles falsos o nombres de compañías reales, hackers atraen a sus víctimas bajo la excusa del envío o petición de apoyos para afectados por el Covid-19, para así realizar actividades relacionadas con el phishing, como hacer depósitos, entregar datos sensibles o comprar productos que jamás llegan.

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Así que, para evitar esto y la propagación de mentiras que pueden poner en riesgo la salud y bienestar de las personas, te comparto estos consejos para detectar noticias falsas:

Investiga la fuente

Cuando la leíste, ¿venía el nombre de la página donde se publicó originalmente, el autor, una marca de agua? Una vez que tienes algo de esto, lee más de su contenido: ¿suele compartir información confiable, o se concentra más en noticias amarillistas o que nadie ha comentado nunca?

Googlea el titular o una parte de su contenido

Así puedes saber si hay más medios hablando del tema. Quizá eso te ayude a encontrar una fuente más confiable o la voz de un experto sobre lo que acabas de enterarte.

Si la nota tiene una imagen, búscala

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A veces la supuesta noticia se basa en una foto. Si es falsa, la imagen está sacada de contexto y, al buscarla en Google Images, te darás cuenta de qué se trata realmente.

Si es un audio, pregunta dónde se obtuvo

Estos son los más difíciles de rastrear, pero si al preguntar su origen te dicen que fue reenviado por un contacto, que a su vez lo recibió cuando se lo reenvió un conocido… lo más seguro es que es falso.

Sigue a las fuentes que verifican noticias

En Facebook, Twitter, Instagram y Google se han hecho esfuerzos para recopilar información comprobada y fidedigna, para que no caigas en trampas. Y, como mencioné antes, muchos medios ya tienen un departamento dedicado a tirar fake news.

Finalmente, recuerda que una de las metas de una noticia falsa es crear una reacción emocional en sus receptores, para que así la compartan antes de que puedan pensar sobre su legitimidad. Si te encuentras con una información así, respira, lee de nuevo y verifica. Así como con la propagación del Covid-19, detener la proliferación de mentiras empieza por nosotros.

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