La creciente violencia que experimentamos tiene su origen en las formas en las que socializamos a las niñas y los niños. En lo cotidiano utilizamos patrones para que se incorporen a los procesos sociales, validando situaciones que conducen a reacciones violentas sin cuestionárnoslo siquiera.

Consideramos que los castigos físicos son una medida disciplinaria permitida: “una nalgada a tiempo hace la diferencia”. Que el calificarles y humillarles es una buena manera para que entiendan: “eres tonta o te haces”. Asumimos como normal que hay que competir: “deberías aprender a tu hermano, él es mejor que tú”. Que la inequidad y la exclusión forman parte de la vida: “son pobres porque son flojos”. Que deben ganarse los espacios de respeto: “no opines, esto es cosa de grandes”. Incluso, que el amor está condicionado: “si vuelves a portarte así, ya no te voy a querer”.

Pero al hacer esto les privamos de los espacios seguros que necesitan para estar en condiciones de explorar su mundo y propiciamos que crezcan de manera fragmentada, con una sensación de no ser adecuados, de nunca ser suficientes o de no poder expresar lo que sienten.

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Esto tiene un gran impacto en su desarrollo y genera heridas que pueden manifestarse durante toda su vida de diversas maneras. Una de las más comunes es a través de la violencia ya que, al no sentirse respetados y tener un modelaje irrespetuoso a su alrededor, aprenden que esta es la única forma válida para relacionarse, expresarse y tratarse a sí mismos.   

Por ello, es fundamental cambiar los patrones de crianza para frenar su reproducción desde su origen.

En Save the Children proponemos una Crianza con Ternura en la que se le conciba a la niñez como sujetos activos de derechos con capacidad para tomar decisiones e influir en su entorno. Fomentamos que se les acompañe con un profundo respeto y reconocimiento a su integridad, sabiendo que son merecedores de amor incondicional, que pertenecen y forman parte de la familia, de la comunidad, de su país y de este mundo. Desde este enfoque aprenderán a validar sus emociones y a resolver los conflictos de una manera sana y respetuosa, relacionándose desde la inclusión y la equidad.

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Conoce más en: www.savethechildren.mx 

*Josefina Menéndez es directora general de Save the Children

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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