Había una vez una empresa que mandó a sus empleados con un libro bajo el brazo. Cada uno de ellos iba a contar una historia diferente a cada uno de los prospectos. Mientras que unos narraron la historia de la compañía, otros tantos presentaron los productos, y unos más osados relataron al cliente las glorias que podían obtener si contrataban sus servicios. ¡Te apuesto a que no es la primera vez que escuchas este cuento! ¿Pero qué me dices del final?

Así como en los cuentos de hadas encontramos temáticas recurrentes y finales alternativos para una misma historia, igual en los cuentos de ventas, es decir, los storytelling enfocados a la difusión de las marcas, productos y visiones de las empresas. Sin embargo, de la misma manera en que no todos los cuentos de hadas impactan de la misma forma, no todos los storytelling, por más emotivos que sean, llegan con la misma fuerza al público receptor. ¿Sabes de qué depende?

Visualiza tu storytelling

En el cuento del principio, seguramente el argumento te pareció conocido, pero al preguntarte sobre el final, probablemente reflexionaste sobre el tema. Cuando te hablamos de los finales diferentes queremos contarte que no todos los storytelling, aún así sean productos de una misma empresa y con un mismo objetivo, tendrán la misma fuerza apelativa. En otras palabras, no todos tendrán la capacidad para transmitir, influir, motivar o propiciar una acción por parte del espectador. ¿Pero por qué?

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Planear un storytelling va más allá de tener una idea en mente que podría funcionar. En primer lugar, aterrizar la idea es el paso esencial para lograr materializarla, y para que esto ocurra también debe haber armonía con las visiones, objetivos, valores, productos y servicios de nuestra empresa. Saber qué decir, cómo decirlo, a través de qué y con qué son las preguntas clave para empezar a visualizar nuestro storytelling.

Historias que motivan acciones

Una historia siempre tiene algo que contar, y detrás de ese relato, hay un interesado en transmitir el mensaje, y más allá, un receptor dispuesto a recibir, escuchar, entender, y actuar desde el relato que está leyendo, viendo o escuchando; sin embargo, el mensaje debe ser bien expresado para que se entienda de acuerdo con la idea del emisor.

Seguramente has visto (o incluso producido) muchos storytelling que cuentan una historia, proyectando los valores de la marca o motivando diferentes emociones en el espectador, por ejemplo, los storytelling que muestran el viaje de unos jóvenes a bordo de un auto deportivo, en medio de una carretera que conduce a la nada, para enfatizar la unión, el llamado a la aventura, y por supuesto, invitar al receptor a comprar ese auto.

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Otras historias muy comunes son las que presentan un escenario de superación personal en la que el personaje principal recibe un mérito utilizando el producto de la compañía, cuyo objetivo es demostrar los valores y visiones de la empresa para crear un lazo de confianza entre el producto, el cliente y el vendedor.

Como te habrás dado cuenta en los ejemplos anteriores, hay un mensaje específico que se desea transmitir, por lo que más allá de contar, narrar o relatar una historia, se está motivando a que el receptor realice una acción: por ejemplo, adquirir un producto, empatizar con los valores y visiones de la empresa, crear lazos de fidelidad, entre otros. No cuentes solo un cuentito, sino transmite ideas para motivar acciones.

Conecta con la audiencia

¿Has visto como un niño queda fascinado cuando le cuentan una historia asombrosa de héroes, princesas, castillos, dragones, monstruos feroces y victorias sorprendentes? ¿Y has observado el comportamiento que tiene el niño después: comienza a empatizar con los personajes, adquiere características, copia ademanes y hasta juega a actuar el relato.

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Definitivamente el narrador supo la manera adecuada de contar su historia, seguramente utilizó muy buenos recursos para llamar la atención del niño, por ejemplo modular el tono de su voz, emplear objetos ilustrativos como dibujos, escenarios, títeres, entre otros, incluso emplear música de fondo.

¿Ya sabes hacia dónde vamos? Para que tu storytelling deje de ser un simple cuento y se convierta en una historia que motive acciones de verdad, debes convertirte en un narrador auténtico, para que tu audiencia conecte en serio. ¿Cómo lograrlo?

La manera en que el(a) interesado(a) va a emitir el mensaje depende de la intención que tenga. El éxito de los storytelling consiste en lograr una acción por parte del receptor, pero para esto el mensaje debe estar bien orientado y dirigido a una audiencia en específico, preparar un buen guión, elegir los recursos adecuados como escenarios, actores, bandas sonoras, efectos especiales, vestuarios, entre otros; y por supuesto, detectar y cubrir una necesidad o dar solución a un problema definido en el sector al que va dirigido.

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Crea un storytelling de verdad, que transmita, influya y motive acciones. No solo cuentes un cuentito o muy triste o muy feliz, sino uno auténtico, original, que proyecte tu marca, e invite a los receptores a adquirir tu producto o contratar tu servicio. Cuenta, transmite y motiva.

Contacto:

Gerardo Betancourt es Founder & CEO de Leaderlix. Former Ambassador, TEDx Speaker & TED Circles Host en TED Conferences.

E-mail: [email protected]

Instagram: https://www.instagram.com/ger.betancourt/

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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