Es bien sabido que una de las grandes áreas de oportunidad en el desarrollo de los estudiantes, e incluso de los docentes, son las de la ciencia, la tecnología y las matemáticas en general; también tenemos claro que hay serias carencias en la formación de pensadores críticos y tomadores de decisiones efectivos.

Lo anterior sucede no solo en América Latina sino en todo el mundo. Las empresas carecen de mano de obra capacitada y, peor aún, de líderes que con un enfoque científico, así como tecnológico que den solución a los problemas presentes y futuros que el mundo atraviesa y demandará.

De acuerdo con las cifras arrojadas por la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, en su reporte de Ciencia e Ingeniería 2020, ubica a los países asiáticos como Singapur, Corea del Sur y Taiwán en los tres primeros lugares en las ramas de la ciencia y las matemáticas; en el tope no aparece ningún país de habla hispana, lo cual marca una brecha amplia entre ambas culturas. 

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De tal modo, resulta fundamental impulsar iniciativas que nos lleven al desarrollo de estas competencias, las cuales no solo impactan a las áreas conocidas como “duras”, en donde se ven involucradas las tan odiadas matemáticas, tales como las ingenierías o carreras científicas, sino también al resto de los programas académicos con el fin de impulsar una formación integral en todos los campos del conocimiento.

Una de las grandes iniciativas que está teniendo un gran auge en la actualidad es la educación STEM y que por sus siglas hace referencia a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas; aunque en los últimos años ha evolucionado hacia STEAM, donde la “A” corresponde a las artes con la finalidad de sumar el proceso de creatividad a la metodología.

El modelo ha tenido, en la actualidad, un enorme apogeo debido a la demanda laboral de egresados con las competencias que pretende desarrollar, a saber: pensamiento crítico, pensamiento creativo, resolución de problemas, innovación, investigación, colaboración y liderazgo, todo fundamentado en los lineamientos del método científico. 

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Si bien los antecedentes vienen de los años de 1990 mediante la Fundación Nacional de Ciencia de los Estados Unidos, la cual vislumbraba una falta de candidatos en las áreas mencionadas para el desarrollo de proyectos de tecnología avanzada, a esto se suma la consideración de que este tipo de asignaturas se estuvieran desarrollando en entornos aislados, poco creativos y sin un enfoque práctico.

Uno de los grandes objetivos del modelo es identificar a muy temprana edad las habilidades y conocimientos de los alumnos, además de desarrollarlas bajo un enfoque práctico, divertido, colaborativo e inclusivo de todas sus habilidades científicas y matemáticas por vía de proyectos prácticos simples, en los cuales, en colaboración con sus compañeros, resuelven problemas de la vida diaria, pero siempre resaltando el pensamiento lógico, mismo que desarrollarán a lo largo de su vida con la solución de proyectos cada vez más complejos y con impacto social palpable.

El sistema se basa en la implementación de diferentes estrategias de aprendizaje, algunas de ellas:

  • Aprendizaje explícito
  • Enseñanza de la ciencia por indagación o por sus siglas en inglés ECBI
  • Aprendizaje basado en problemas, retos o proyectos
  • Aprendizaje basado en el diseño de ingeniería
  • Aprendizaje con conexión comunitaria
  • Estrategias de design thinking

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El reto para lograr la implementación de la educación STEAM es muy grande, pues requiere de diferentes factores funcionando de manera sincronizada, algunos son:

  • Currícula actualizada e innovadora
  • Actualización del modelo de evaluación 
  • Profesores altamente capacitados
  • Espacios físicos apropiados y adaptados
  • Infraestructura tecnológica  
  • Equipo directivo interesado en la innovación educativa
  • Padres de familia interesados en participar de los proyectos

La innovación es la base del desarrollo económico de las comunidades y formar a los futuros innovadores es nuestra responsabilidad como instituciones educativas. Debemos asumir el reto no importando el nivel educativo en el cual nos encontremos y formar pensadores críticos, creativos, transformadores y con bases científicas, para que sean nuestros líderes de opinión y de acción con miras a un mejor futuro.

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Jesús Deloya, Director de Innovación Educativa de Aliat Universidades*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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