El mundo está empezando a despertar del letargo en el que nos sumió la pandemia. La humanidad es como un rompecabezas que se está volviendo a armar y nos estamos enterando de que las piezas ya no se acomodan en el mismo lugar. Los que quieran regresar a un estado de cosas preCovid-19 se van a dar un golpe contra la realidad: no va a ser igual y esto no tiene que ser una visión catastrofista, todo lo contrario, es un mundo nuevo que plantea una serie de oportunidades. Ciertamente, para aprovecharlas, tenemos que estar preparados.

La preparación para esta nueva etapa de la vida pasa por tres etapas que deben responder preguntas. Albert Einstein dijo en clase a sus alumnos que si el tuviera que resolver el problema del mundo y sólo contara con una hora para encontrar la solución, pasaría cincuenta minutos tratando de encontrar la pregunta correcta y una vez que la consiguiera, las respuestas llegarían fácilmente. Las tres etapas deben responder las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo afecto esta pandemia al sector en el que me desempeño?

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Por supuesto, el mercado es un espacio complejo. Las cadenas de valor tienen diferentes participantes en los que podemos encontrar grandes marcas, proveedores, distribuidores y dueños. A lo largo de esta línea, existen grandes corporativos y pequeños empresarios. Sorprendentemente, hay dueños de negocios medianos y chicos que lograron crecer en medio de esta crisis mundial y grandes marcas que no tuvieron buen desempeño. La gran diferencia en todos los casos ha sido la agilidad y la resiliencia con la que enfrentaron la emergencia.

Las tecnologías de información juegan un papel descomunal en la nueva era. Muchas empresas han recuperado o incluso superado su capitalización bursátil antes de la pandemia desde el punto más bajo de la emergencia, cuando cotizaban a alrededor de la mitad de sus valores de pre-crisis.

  •  ¿Qué va a suceder en el futuro próximo?

Los grandes despachos de consultoría en el mundo, como Deloitte y McKinsey están pronosticando que después de tanto encierro, vendrá un periodo de mucha euforia. De hecho, ya hay algunos sectores industriales que están montados en la ola del entusiasmo y lo están usando como plataforma para la recuperación. Según Vik Krischan, consultor de McKinsey, las grandes marcas del sector de la hospitalidad, como Hilton o Windham ya están a niveles ligeramente superiores a los que mostraban antes de la crisis, mientras que Marriot y Hyatt están a punto de llegar a las cifras de desempeño anteriores a la pandemia.

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Se espera que las empresas del sector turístico impulsen la recuperación, especialmente en destinos al aire libre, de playa y centrados en la naturaleza. No se prevé que los ingresos por habitación disponible vuelvan a los niveles de preparación hasta 2023, debido a la recuperación más lenta de los viajes corporativos. Mientras tanto, la cartera de nuevos hoteles en desarrollo sigue siendo saludable. Lo mismo sucede con el sector de restaurantero, se prevé una racha similar a la del ramo hotelero.

  • ¿Qué implicaciones tiene esto para inversionistas y dueños?

Entre las prioridades que los líderes empresariales, corporativos y emprendedores hay que reexaminar y replantear prioridades. Sus opciones deben justipreciar si los recursos se están canalizando adecuadamente a los bolsillos de la demanda emergente, los términos y condiciones de los contratos antes de la pandemia y los fundamentos a largo plazo de los modelos de negocio de sus organizaciones. Es evidente que la situación cambió. No se trata de un despertar para regresar a las cosas como estaban. Eso sucede en el cuento de la Bella Durmiente, que después de un periodo de sueño, volvió en sí lozana y perfecta. Aquí, el mercado sufrió. Los más afortunados se despeinaron, otros se descolocaron y algunos no lograron sobrevivir. Es preciso que nos volvamos a acomodar.

Evidentemente, lo primero que tenemos que apreciar es la velocidad con el que cada sector se va recuperando. Muchos van a paso de tortuga y otros están acelerando en forma vertiginosa su recuperación. Por supuesto, cada caso en particular debe apreciar las oportunidades específicas que puede aprovechar dependiendo de su circunstancia. La revolución tecnológica puede ser de gran ayuda para:

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  • Priorizar nuestros presupuestos, entender la demanda agregada y en dinero en los bolsillos de nuestros clientes.
  • Revalorizar o replantear nuestra propuesta de valor, generando un diálogo con nuestros consumidores.
  • Afianzar el corto plazo y encontrar planteamientos sanos para el largo plazo.
  • Preparación académica y planes de estudios y capacitación que apoyen estos esfuerzos.

Y, en esta condición, la cuarta revolución industrial nos presenta muchas posibilidades que se pueden aprovechar. Es necesario entender las opciones que nos pueden ayudar a encender los motores y a alumbrar el futuro próximo. La tecnología nos presenta opciones para aprovechar el pico recuperador del entusiasmo de la gente que quiere regresar pisando fuerte. Por supuesto, es necesario tener cuidado ya que también hay temor por un rebrote, así que quienes sean capaces de entender a sus clientes y darles seguridad tendrán frente a sí una ventana de oportunidad abierta.

No hay duda, innovación, resiliencia, preparación académica serán los grandes pilares para edificar una nueva normalidad. También, el análisis de mercados domésticos y globales nos dará luz sobre el rumbo que debemos seguir.

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