Ser asertivo, empático y líder no tienen que estar peleados. Es momento de dejar atrás la idea de que en la empresa debemos ser fríos y distantes. Las nuevas generaciones lo están cambiando y es momento de adaptarnos. El Candor Radical puede ayudar.

Asistes una junta en la que se presenta una estrategia. El director le cede la palabra al director de finanzas, que además es su hijo, para que comparta su idea de expansión comercial con el resto. Es terrible: está construida en 8 pasos, pero antes de llegar al cuarto se puede ver la catástrofe. Cuando es momento de compartir impresiones, ¿alguien se anima a levantar la mano para expresar el miedo que ahora habita en los otros? Y al hacerlo, ¿lo dirá minimizando la amenaza o los nervios lo orillarán a expresarlo de la peor manera?

Si hay temas fiscales o financieros envueltos, la bolita se pasa de un lado a otro hasta que alguien se quema las manos y tiene que gritar irremediablemente. Definitivamente, no es la mejor manera de hacerlo, pero también depende mucho de la cultura laboral que tenemos y que hemos intentado repetir con el paso de los años. Hablo de mi generación, claro está, que trazó una línea divisoria bastante clara entre las jerarquías, de forma que todos los rangos se acomodaban de manera vertical.

¿Cómo abordar este tipo de situaciones, las conversaciones difíciles entre colegas, sin que se salga de control? Para eso, Kim Scott, la coach de los grandes CEOs de Silicon Valley, creó las directrices de lo que ha promovido como Candor Radical (Radical Candor).

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Todo comenzó con un perro

Cuando vivía en Manhattan, Kim salió a pasear a su perro, un cachorro desobediente e impulsivo, una combinación que, en una ciudad poblada y vertiginosa, podía ser peligrosa: mientras esperaba a que se pusiera el siga en una intersección, el perro arrancó de pronto. Kim reaccionó y jaló con fuerza de la correa, apenas evitando que un automovilista lo arrollara, quien también se dio cuenta y frenó. El hombre no esperó a que Kim se recuperara del susto mientras abrazaba al intrépido animalito, y le dijo: «Sé que quieres mucho a tu perro, pero si no le hablas fuerte lo vas a matar». Y en el acto, dirigiéndose a la mascota, gritó firmemente: «¡Siéntate!». El can obedeció sin chistar.

En ese momento, Scott notó que sí es posible señalarle un error a alguien, sin perder el lado humano ni la empatía, una habilidad que cuesta mucho aplicar sin caer en malentendidos cuando lo intentamos por primera, segunda o tercera ocasión.

Y responde perfectamente a la época que vivimos ahora. Por fortuna, las dinámicas en el trabajo están cambiando. Y son las micro, pequeñas y medianas empresas las que pueden beneficiarse primero o estar a la vanguardia si ponen atención a lo que se espera de su propio ambiente laboral, de sus puestos superiores y, sobre todo, de las ventajas que se notarán entre sus colaboradores.

¿Qué tan blandas son las habilidades blandas?

Sigue la información de economía y negocios en Forbes Centroamérica

El nombre de las soft skills hace referencia a las que son el otro lado de la moneda: hard skills, o habilidades duras. Podrán ser el otro lado de la moneda, pero definitivamente no son contrarios, puesto que se complementan.

Las hard skills son las que podemos aprender gracias a nuestra formación educativa y experiencia profesional. Son las que hacen bueno a un cirujano, a un arquitecto, a un historiador, por ejemplo: el conocimiento anatómico del cuerpo humano, cómo calcular el peso de los materiales para construir un edificio que no se hunda en el suelo, cómo realizar una investigación bien sustentada por hechos, respectivamente.

Las soft skills, por otro lado, se refieren a las que están más cerca de nuestro aspecto humano. Son la capacidad de comunicación de ideas, la empatía, habilidades interpersonales que nos permiten comprender al otro, la actitud positiva que nos ayuda a encontrar soluciones en momento de crisis, la integridad. No son parte intensiva del currículo de ninguna materia, sin embargo son importantes, sobre todo al momento de lidiar con esas conversaciones incómodas en el trabajo.

Soft skills: satisfacción en el trabajo, retención de talento

La fuerza de trabajo está permeada por los Centennials, generación que abarca a los nacidos entre 1996 y el 2006, y sus hermanos mayores, los millennials, que nacieron entre 1980 y 1995. Los de mi generación baby boomers, crecimos anhelantes de ciertas prioridades para nuestro crecimiento profesional y desarrollo personal en el ámbito labora demostramos alta fidelidad a las empresas.  De hecho, es frecuente que la mayoría haya permanecido durante dos o tres décadas en la misma compañía.  

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

Pero no ha sido así para los que ahora tocan la puerta en las empresas. No solo porque el empleo informal se ha convertido en la única opción para gran parte de la población mexicana —un 60 % si le hacemos caso al INEGI— sino porque también se buscan otras metas. Una investigación realizada por IBM demuestra que, cuando se trata de la proyección laboral, los millennials son más itinerantes pues no se ven durante muchos años dentro de la misma compañía: el 27 % de los encuestados habían trabajado para más de 5 empleadores. Cuando les preguntaron los motivos por los cuales dejarían su trabajo actual, cuatro fueron sus respuestas recurrentes: para acelerar su carrera profesional, apuntar a “un pez más grande”, por seguir su corazón y para salvar al planeta. O visto de otro modo, la razón por la cambian también tiene que ver con que simplemente buscan mejores oportunidades dentro de una economía difícil.

Si los colaboradores se sienten felices en su trabajo, se les nota. Y la empresa se da cuenta porque esta satisfacción aumenta hasta en un 30 % la productividad. Un empleado feliz se transforma en uno leal, pues se siente más comprometido con la compañía y su sentido de pertenencia incrementa en un 10 %. En un mundo en el que los más jóvenes tienen la posibilidad de estar buscando algo mejor todo el tiempo, es una ventaja competitiva que cualquier tipo de empresa no se puede dar el lujo de desechar. 

Hablemos de Candor Radical

Después del episodio del perro, Kim Scott se quedó con dos cosas importantes: primero, el extraño reconoció la buena intención de Kim («Yo sé que quieres mucho a tu perro») y, segundo, no tuvo ningún empacho en decirle por qué era importante que fuera más dura con su mascota («pero si no le hablas fuerte, lo vas a matar»). Y esta es la directriz clave del concepto detrás de Candor Radical: interésate de forma personal – cuestiona directamente (en inglés: care personally – challenge directly).

Sigue aquí el avance contra la pandemia en México y el mundo

La primera parte de la ecuación, interésate de forma personal, sacude de la cabeza la idea de que para ser profesional en el trabajo debemos eliminar cualquier rastro de emociones que «interfieren» en nuestro proceso. Por eso hablé hace rato de las habilidades blandas. Lejos de ser una debilidad, son una ventaja sólida cuando tratamos con nuestros compañeros, pues en las interacciones laborales siempre habrá necesidad de exponer una crítica constructiva —a veces urgente, a veces no tanto— que beneficiará a la empresa completa.

Aquí entra la segunda parte: cuestiona directamente. Si vemos que nuestro contador comete un error en un reporte o que alguien de la junta directiva propone una estrategia que puede ser contraproducente, por ejemplo, debemos decirlo al que comete esa equivocación en el momento. No criticarlo a sus espaldas con alguien más o fingir que todo está bien cuando se abre la oportunidad de intercambiar opiniones al respecto.

Se debe ser valiente y responsable para mencionar nuestras dudas, pero con la intención de corregir un camino, no de humillar al otro ni de hacerlo sentir disminuido. Kim Scott ha sido muy enfática en distanciar su Candor Radical de otros términos que han intentado mencionar como sinónimo de su concepto: verdad brutal o amor rudo.

Una de las razones por las que eligió «candor» en lugar de «verdad» —pues al final de cuentas se trata de ser honesto — es porque es posible que nuestro punto de vista acerca de una decisión ajena sea incorrecto. Expresamos nuestra opinión y la sustentamos; sin embargo, también hay que estar abiertos a recibir una respuesta que tal vez derrumbe nuestro argumento con todo el poder de la verdad.

Sigue la información de los Negocios en nuestra sección especializada

Otra forma de comprender mejor al Candor Radical es olvidar que nos da permiso de insultar o descalificar al otro sin consecuencias. Todos podemos equivocarnos en cualquier momento, y si fuera al revés, nos gustaría que alguien nos lo dijera para mejorar nuestro trabajo.

El Candor Radical elimina la idea de que nadie se equivoca, que los jefes son infalibles, que es mejor «caer bien» al adoptar la postura de los súbditos en el «Traje del emperador» mientras el otro camina desnudo sin que nadie se atreva a señalárselo. Por eso es «radical»: Kim sabía que iba a tener que derribar ciertas creencias arraigadas, ya que ella misma era culpable de perpetrarlas.

Un buen ambiente de trabajo se crea desde arriba, ayuda a cimentar la confianza entre colaboradores, aumenta el compromiso de sus empleados con la empresa, promueve la productividad, genera más ganancias. Y todo puede empezar simplemente con hablar de manera franca y directa cuando el hijo del director acaba de compartir su plan de expansión.

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Twitter: @mariorizofiscal

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

¿Cómo la función fiscal puede contribuir creando aún más valor?
Por

Automatizar algunos procesos fiscales permite a los equipos llevar a cabo un profundo análisis de la información en tiem...