En estos últimos meses he venido explicando en este mismo espacio como el sistema financiero global se está transformando aceleradamente. La banca cada vez es más digital y menos física y, al mismo tiempo, la sostenibilidad ocupa un lugar más importante en la oferta de productos financieros. Una oferta de productos sostenibles que es consecuencia de la cada vez mayor demanda por parte de los clientes de este tipo de productos y es que estos desean no sólo obtener rentabilidad por sus inversiones, sino que también aspiran que esta se acompañe de otros elementos cualitativos acordes a su escala de valores.

No hay que confundir la sostenibilidad en la oferta de productos bancarios con la filantropía. Lo que el cliente demanda son productos financieros rentables pero que al mismo tiempo sean compatibles con la protección del entorno natural. Rentabilidad y protección al entorno son dos conceptos compatibles y, por tanto, el papel de las entidades financieras es el de diseñar productos que aúnen de forma creativa ambos elementos y todo ello de forma que su contratación resulte totalmente transparente y sencilla para el cliente. Es en este último punto donde la digitalización debe desplegar todas sus bondades.

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El mercado en este sentido está en total ebullición en estos momentos. Constantemente surgen nuevas entidades digitales que combinan de forma creativa la digitalización con ese plus medioambiental tan demandado. Un ejemplo de ello es el del banco digital holandés Bunq que ofrece plantar un árbol por cada 100 euros que sus clientes gasten de los fondos provenientes de la cuenta corriente super verde premium. Gracias al lanzamiento de este producto la entidad holandesa ya ha plantado más de un millón de árboles en Madagascar.

Para poder poner en marcha el proyecto, Bunq alcanzó un acuerdo con la organización sin ánimo de lucro Eden Reforestation Projects cuyo objeto fundacional es el de trabajar en aquellos países que han destruido o degradado de forma intensa sus masas forestales. La decisión de plantar los árboles en Madagascar tuvo que ver con el hecho de que el país tiene un clima ecuatorial, lo que le hace ser más eficiente a la hora de absorber el CO2 en relación a lo que los árboles plantados podrían absorber en otras latitudes.

La iniciativa de Bunq no es la primera que una entidad financiera toma con una perspectiva parecida. Una filial del gigante de pagos chino Alipay creó una aplicación de juegos llamada Ant Forest que promueve entre sus usuarios el seguir un estilo de vida ecológico. La aplicación insta a sus clientes a reducir las emisiones de carbono en su vida diaria, ya sea utilizando el trasporte público para desplazarse o mediante el uso compartido de bicicletas a través de Alipay o desplazándose al trabajo caminando o no utilizando cubiertos desechables. Por cada acción de este tipo que reduce la huella de carbono, los usuarios de la aplicación reciben una serie de puntos verdes.

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Estos puntos se transforman en un árbol virtual que el cliente hace crecer con sus hábitos medioambientales positivos y cuando este árbol alcanza cierto tamaño la compañía plantará en su nombre un árbol real. El usuario puede elegir el árbol que desea plantar dentro de una lista que va desde los limoneros a los pinos blancos chinos. Obviamente cada especie arbórea necesitará de un número de puntos distinto. Por cada árbol plantado el usuario recibirá en su aplicación un certificado virtual que lo acredita.

Desde su lanzamiento, hace ya unos cinco años, Ant Forest ha plantado unos 122 millones de árboles en algunas de las zonas más áridas de China y es que no hay que dejar pasar por alto que la aplicación propiedad de Alipay es utilizada por unos 500 millones de usuarios. La iniciativa ha tenido tal impacto que en el año 2019 las Naciones Unidas la hizo merecedora del premio Campeones de la Tierra que es el mayor galardón ambiental que entrega la institución.

Otra entidad financiera que se ha unido recientemente a esta práctica de conjugar las finanzas digitales con la plantación de árboles es la institución con sede en el Reino Unido Starling Bank. Esta joven compañía ha llegado a un acuerdo de colaboración con Trillion Trees que una asociación que surge con el objetivo de proteger los bosques y que es fruto del acuerdo de tres grandes organizaciones internacionales de conservación de la naturaleza como son BirdLife International, Wildlife Conservation Society y el Word Wildlife Fund.

Cada vez que uno de los clientes de Starling Bank recomienda a otra persona ser cliente del banco y éste se hace efectivamente usuario del mismo, la entidad bancaria planta un árbol en su nombre con la colaboración de Trillion Trees. Sin embargo, la preocupación por el medioambiente del banco no se detiene aquí.  Entre otras medidas adoptadas para ganarse el favor de los futuros clientes Starling Bank garantiza que toda la energía eléctrica que consume proviene de fuentes renovables, así como asegura que los materiales con los que se confeccionan sus tarjetas de crédito provienen en exclusiva del reciclaje.

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En los tres ejemplos expuestos el foco viene puesto en dos puntos que son clave y que el sistema financiero mexicano debe tener muy presentes:

1. La total digitalización de las entidades y sus servicios, lo que significa entre otras cosas simplicidad y facilidad de uso, personalización de la oferta de servicios, inmediatez en la obtención de información y contratación de productos.

2. La cada vez mayor necesidad de promover el factor de sostenibilidad como eje vertebrador de las nuevas estrategias financieras.

Contacto:

LinkedIn: Máximo Santos Miranda Ph.D.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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