El pasado mes de octubre tuvo lugar un pleito de calibre internacional entre el sector tequilero mexicano y la multinacional cervecera Heineken. Ésta última incumplió la regulación y denominación de origen del tequila con una bebida con aroma a la bebida nacional. Aunque el conflicto no causó mucho ruido en los medios, lo que sí destacó es que a los tequileros mexicanos se les está yendo de las manos la correcta producción del destilado, así como la supervisión, control y uso de productos que lo contienen o dicen contener. 

Durante este conflicto, el director general del Consejo Regulador de Tequila, Ramón González Figueroa denunció que la multinacional mediante su filial en Francia, Heineken France Boissons, compra la bebida a una empresa mexicana —Tequilas del Señor— para posteriormente desenvasarlo y revenderlo a otra compañía francesa, que lo adultera para extraer el sabor y olor del destilado. Aspecto que resulta inimaginable y gravísimo. Si esto ocurre en países europeos, ¿qué no puede estar pasando en aquellos países donde el mercado de licores no está debidamente regulado y a donde el tequila todavía no llega a niveles industriales?

 India es un ejemplo de ello. Desde hace 20 años salió al mercado DesmondJi o DJ, el primer tequila indio. ¡Sí, tequila indio! La empresa liderada por el empresario Desmond Nazareth, originario de Mumbai —capital financiera del subcontiente—, lleva dos décadas tratando de producir una bebida equiparable al tequila, e incluso al mezcal. Y no lo está haciendo, digamos que, “al ahí se va”. Su destilería se dedica a seguir religiosamente el proceso que en Tequila, Jalisco, llevan practicando desde hace siglos. Mexicanos podrían argumentar que la calidad no sería la misma, que no proviene de agaves mexicanos y demás. Sin embargo, Nazareth encontró la manera de sembrar y crecer exitosamente agaves silvestres, los cuales han sido reconocidos por su rareza, riqueza en sabor, y en su mayoría, costosos, por ser difíciles en crecer, mantener y transportar.

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Nuestro tequilero indio se tomó el tiempo y la dedicación para conocer y aprender el arte de hacer tequila. Para ello fue a Jalisco y aprendió de los expertos. Y así, regresó a su país a aplicar lo aprendido. Este caso no es el único. En Estados Unidos, otro indio, fanático y conocedor de la cultura mexicana, se dedicó a producir su propio tequila en Orange County, California. Su nombre es Hari Dhiman, y ha posicionado su Tequila 88 a lo largo y ancho de nuestro país vecino del norte desde 2017. 

Estos ejemplos —y seguramente muchos otros más que faltan por mencionar— no sólo nos hablan de una lentitud sobrehumana por parte de la industria tequilera para innovarse y ampliar su mercado, así como de una la falta de visión y un franco desinterés por conocer las necesidades de sus consumidores potenciales, alimentados por la gran comodidad de la que goza con su mercado actual. Esto revela que, actualmente el enemigo de la industria tequilera mexicana no son las empresas extranjeras que no cumplen con las regulaciones, ni los productores locales foráneos —quien con un enorme espíritu emprendedor— buscan y encuentran el acceso al destilado, sino son los mismos empresarios mexicanos del tequila que ponen en riesgo la bebida nacional a causa de prácticas opacas —como las mencionadas anteriormente— que facilitan el mal uso, tráfico y copia del mismo. 

Aunque los tequileros mexicanos ha tratado expandir su mercado a estos lugares, simplemente no han dado en el clavo. Por ejemplo, en el 2012, empresarios tequileros y funcionaros del gobierno de Jalisco hicieron una visita a Bollywood, la meca del cine de India, con la finalidad de promocionar la bebida tradicional mexicana en películas producidas en dicho país. Durante esta visita, se reconoció que la comercialización del tequila en India no es sencillo, pues es uno de los mercados más complicados debido a sus tradiciones y cultura. Sin embargo, ya vimos que los productores locales en este país ya les están ganando terreno a los expertos mexicanos y no les está yendo nada mal. Mientras que en China, no fue hasta finales del 2019 que el Consejo Regulador del Tequila abrió la puerta del mercado asiático al destilado mexicano después de 10 años de estarla tocando, aunque con un producto bastante caro, bajo el pretexto de que el consumidor chino tiene un poder adquisitivo importante. 

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Esto definitivamente debe de ser una fuerte llamada de atención para los productores, comercializadores y empresarios de nuestra bebida nacional, pues gracias al tequila, 2 mil millones de dólares ingresan a México debido a su exportación, otorga al Estado Mexicano más de 6 mil millones de pesos solo de impuestos IEPS, y tan solo en el 2020, aumentó su demanda en un 15.70 por ciento. Si en verdad se desea que esto permanezca así o que incremente, la industria tequilera debe comprometerse a hacer mejor su trabajo en cuidar la Marca País más importante de México, y tomar los riesgo necesarios para llegar a estos lugares donde alguien más ya está haciendo su trabajo.

Contacto:

Julio Pilotzi es analista de temas económicos.*

Twitter: @juliopilotzi

LinkedIn:Julio Pilotzi

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