El presidente López Obrador busca que la segunda mitad de su sexenio sea mejor que la primera, por lo menos en términos del control de los otros poderes que configuran al gobierno en su conjunto. La elección de diputados federales en junio próximo no parece ser lo que el presidente y Morena esperaban, no únicamente por las reglas aprobadas por las autoridades electorales para evitar la sobrerrepresentación que tuvo Morena en la legislatura que está por concluir, sino porque las campañas de sus candidatas y candidatos no parecen asegurar un triunfo y, por lo tanto, una mayoría para ese partido como lo tenían previsto. Pero lo mismo pasa con el poder judicial, por eso los acontecimientos de los días anteriores sobre ambas dimensiones de acción.

En el caso de la Cámara de Diputados, el presidente y Morena buscan mantener la mayoría real o inflada, para poder seguir aprobando leyes con procesos mínimos de negociación con otros partidos y actores, para consolidar las contrarreformas que se han generado en los últimos meses en diversos sectores y asegurar el cumplimiento de diversos compromisos que el presidente hizo como candidato a la presidencia desde su campaña de 2006.

No tener la mayoría implicaría incrementar el potencial legislativo y el costo de las negociaciones con sus partidos aliados, que ahora serían más si es que logran mantener el registro, como han buscado hacerlo de manera artificial al cambiar las condiciones del umbral de acceso y mantenimiento como partidos en la Ley General de Partidos Políticos.

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Estaría en una posición como la que tuvieron el PRI y el PAN, donde les salía más barato negociar con otros partidos grandes, a cambio de la introducción de aspectos de interés en las leyes que se pasaban o de otros intereses en otras dimensiones que salían incluso de la relación de los partidos en el congreso, dejando a un lado a sus aliados menores, como lo fue el PVEM para ambos partidos en distintos momentos.

No es que el presidente no logre generar mayorías en la siguiente legislatura, pues para eso están además de los liderazgos de Morena en el congreso, organizaciones como la UIF, el SAT o la Fiscalía con lo que se han podido forzar negociaciones con integrantes de diversas fracciones parlamentarias. Es probable que la configuración de mayorías sea más fácil, pero se tendrán que ceder áreas de interés en las normas que le interese al presidente que se aprueben, lo que va en contra de su talante controlador y centralizador.

El poder judicial es otro espacio de interés para el presidente, pues varias de las contrarreformas que se aprobaron recientemente, incluida aquella que amplía el plazo del ministro presidente de la SCJN, rayan en la inconstitucionalidad, así como en la violación a tratados internacionales. Sin embargo, es apuesta del presidente lograr que dichas leyes no sean declaradas inconstitucionales, para lo que ya tiene 3 de 11 votos. Si Arturo Zaldívar juega como aliado del presidente, serían ya 4 de 11 votos, con los que las leyes no podrían ser declaradas inconstitucionales.

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Pero también el control de la agenda del poder judicial es fundamental, por lo que tener un aliado como presidente que este en control de la misma, le puede permitir incidir en los temas y áreas de decisión del poder judicial en su conjunto. Pero además, el presidente apuesta a la debilidad, e incluso ilegitimidad, de la SCJN y sus decisiones. Una corte en conflicto le permite al presidente mantener una posición de dominio sobre ella, además de que la impresión pública de que el ministro presidente está plegado al presidente López Obrador, genera ilegitimidad e sentimiento de parcialidad, lo que va en contra de los principios constitucionales que rigen su funcionamiento.

De esta forma, el presidente López Obrador apuesta a que sus últimos tres años de gobierno, si es que no intenta ampliar el plazo sin reelección como en el caso del presidente de la SCJN, no sean un periodo donde pierda de manera acelerada poder, como ocurre con los presidentes en México. Es por ello que el control sobre los otros dos poderes, es fundamental para que esté en una posición que le permita avanzar su proyecto y a seguir decidiendo sobre la política nacional.

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