Ninguna. Ésta fue la opción que obtuvo mayor votos en una encuesta que realicé esta semana en mi cuenta de Twitter. En ella le pregunté a mis seguidores (mayormente cinéfilos), cuántas de las películas nominadas a los premios Oscars de este año habían visto. Estos fueron los resultados:

Para serte sincera no me sorprendió en lo absoluto.

La ceremonia de los Premios Oscar ha sido por décadas un evento que une a todos los amantes del cine en un deseo por conocer si su película, actor, banda sonora, animación, etc., favorita, será reconocida en una noche glamurosa, llena de estrellas de cine. Por muchos años esta premiación alcanzó un gran nivel de popularidad, logrando audiencias de hasta 40 millones de espectadores durante su transmisión (hasta 46 millones el año 2000 en Estados Unidos). Sin embargo, con la incorporación del internet y las plataformas de streaming en la cotidianidad de los consumidores, las reglas comenzaron a cambiar, y el interés del público no se mantuvo fiel a la estatuilla dorada.

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El año pasado los premios de la Academia tuvieron el peor desempeño de la historia, con un total de  23.6 millones de televidentes en Estados Unidos. Cifra que representó una caída aproximada del 20% en comparación con la transmisión de 2019 (29.6 millones de televidentes). Y este año el pronóstico no es nada bueno, ya que se estima alcanzar un total de 12 a 15 millones de espectadores como respuesta a los estragos que la  pandemia ha causado en la industria cinematográfica. 

La decadencia en el interés de estos premios es una mezcla de ingredientes que resultan en un cocktail bastante desastroso. Algunos de ellos son: la pandemia, las plataformas de streaming, las redes sociales, entre otras.

La aceleración que propició la pandemia hacia la falta de interés de la ceremonia, funciona como el otro lado de la moneda en cuanto al apresuramiento con el cual el público, asumió como fuente principal de contenido, a las plataformas de streaming. Seguramente te ha pasado que cuando recomiendas una película te preguntan ¿Está en Netflix?

Woman wearing medical face mask sitting on couch with laptop. Covid-19 outbreak pandemic. Stay home concep.

Es increíble pensar que tal solo unos años atrás, no existía la opción de consumir contenido a través de estos servicios como Netflix, Amazon Prime Video Disney+. Y ahora estamos ante una premiación dónde títulos nativos de éstas como Mank, El Juicio de los 7 de Chicago o Sound of Metal, están siendo consideradas a Mejor Película. Un lugar que a la cinta del mexicano Alfonso Cuaron, Roma, le costó mucho más trabajo alcanzar.

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Ante la crisis de los exhibidores, la Academia fue flexible y modificó (temporalmente, o eso dicen) la regla que exigía a los interesados a ser elegibles para dicha candidatura, estrenar su película por lo menos, por siete días en una cine comercial del condado de los Ángeles, con al menos tres funciones diarias. Esto fue impulsado ante la búsqueda de mantener viva la experiencia cinematográfica, y que el cine no se fuera relegado poco a poco en un arte de consumo de pantalla chica.  Evidentemente, las reglas del juego han cambiado y la Academia lo sabe, por eso este año es la excepción a la regla.  Y a mi parecer, una vez que lanzas los dados en un juego distinto, ya no hay marcha atrás *se escuchan los tambores de Jumanji*.

De hecho se ha comunicado que esta regla impuesta por la Academia ahora permitirá que las películas (interesadas en competir por un Oscar) sean exhibidas también en cines de Nueva York, San Francisco, Chicago, Miami y Atlanta y no exclusivamente en Los Ángeles. Me da la impresión de que no pasarán 5 años para que esa regla se vuelva a modificar. Ya sea que extienda las ciudades donde puedan proyectarse, limiten los días y funciones o simplemente se convierta en una “opción”.

Por otro lado el inminente cierre de cines durante meses, provocó la lógica disminución de consumo de dichas películas y la ausencia de conversación alrededor de ellas. Finalmente no hay que olvidar que mucho más que un reconocimiento a las producciones, los Oscar son un espectáculo. Y parte del entretenimiento son las quinielas, la pasión alrededor de ciertos títulos o actores y la emoción por saber qué saldrá bien o mal durante la transmisión (te estoy hablando a ti James Franco).

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Hoy estamos ante un escenario donde la mayoría de las personas no ha visto las películas nominadas este año, por lo tanto la conversación disminuyó drásticamente. A eso hay que sumarle que este año no está en competencia un título que eleve el orgullo nacional, como fue el caso de ‘La forma del agua’ de Guillermo del Toro o ‘Roma’ de Alfonso Cuarón. Independientemente de si te gustaba o no la película, la curiosidad por saber si nuestros compatriotas se alzarían con la estatuilla era detonante para ver la ceremonia. Fuera de nacionalismos, la curiosidad por saber si finalmente Leonardo Di Caprio se llevaría un Oscar en 2016 por ‘The Revenant’ o ‘Joker’ se convertiría en la primera cinta con un personaje de DC Comics en ganarla.

No olvidemos las redes sociales, una alternativa a la transmisión en vivo. Finalmente espacios como Twitter permiten a la audiencia enterarse minuto a minuto de los highlights del evento. Ya ni siquiera es necesario prender la televisión. En realidad muchos millenials que ya viven solos o con roomies, ni siquiera pagan televisión por cable. De tal forma que las redes sociales se convierten en la primera opción. Razón por la cual desde un par de años atrás, estos Premios ya habían empezado a perder el interés de la audiencia.

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Y como cereza del pastel, el algoritmo tanto en servicio de streaming, como en redes sociales (TikTok, Instagram, Twitter), han personalizado la experiencia de consumo y sustituido al “contenido impositivo”. Es decir, el usuario ahora consume casi exclusivamente sólo el contenido que ha sido diseñado para él. Dedicar 3 horas a una transmisión que “no sabe” si se ajusta a sus intereses o expectativas, se considera una pérdida de tiempo. Resulta más satisfactorio ver 200 Tik Toks en ese tiempo o 3 episodios de tu serie preferida.

Los productores de este evento definitivamente no tienen una tarea fácil. Recientemente anunciaron que traerán una experiencia distinta que incluirá un pre-show musical y un post-show que va a recapitular los momentos más importantes de la ceremonia. Pero el veredicto sobre si estas acciones serán suficientes para satisfacer el apetito de la audiencia por experiencias diferentes, sólo será revelado a través de los números. Veamos si el tío Oscar, que alguna vez fue esa figura divertida que alegraba una bonita tarde de domingo, ha sabido adaptarse a las nuevas tendencias y formas de consumo. De lo contrario, sus allegados alguna vez fieles, empezarán a olvidar visitarlo una vez al año.

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