Tal y como publicaba la OCDE hace unos meses, la recuperación económica que prevén experimentar las economías a lo largo de estos años presenta numerosas divergencias. Mientras economías como la de Estados Unidos ya ha recuperado su nivel previo al Covid, o mientras en la Eurozona ya han salido de la recesión, otras economías, especialmente de América Latina y El Caribe, se muestran más rezagadas en esa recuperación. Es por ello que, mientras tenemos economías que han recuperado su nivel previo este año, en 2021, otras no prevén hacerlo hasta entrado el año 2023, como México, o incluso hasta 2025, como es el caso de la economía argentina.

Y es que, como dijo el Fondo Monetario Internacional (FMI) hace unos meses, existían determinados condicionantes que iban a ser determinantes en la recuperación, dando por hecho que ya hemos considerado las fortalezas y debilidades de las distintas economías y, por ende, su PIB potencial. En este sentido, la respuesta fiscal ofrecida por el Gobierno del país y la coordinación con su respectivo banco central, la evolución de la vacunación en el país y la incidencia y prevalencia de la pandemia en el territorio eran los tres condicionantes que citaba el organismo multilateral y subrayaba a los mandatarios.

Así, si analizamos la situación de la economía mexicana, podemos observar que los crecimientos pronosticados nos muestran ese buen contagio de los estímulos norteamericanos, así como la buena evolución de motores como el comercio; pues en lo relativo a respuesta fiscal, México no alcanzó ni el equivalente al 1% del PIB, el nivel más bajo en toda América Latina. En lo que respecta a la vacunación, pese al desigual reparto de las vacunas, Brasil y México, en ese orden, lideran la vacunación en América Latina. Aunque debemos decir que, mientras que Brasil supera el 70% de la población vacunada, México no supera el 35%. Un dato a tener en cuenta, como el relativo a la respuesta fiscal.

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Dicho esto, como vemos, México presenta una serie de debilidades en lo relativo a estos condicionantes que deberían ser tenidas muy en cuenta. Pues en lo que respecta a su economía, esta evoluciona favorablemente y las perspectivas son buenas, sin embargo, la respuesta ofrecida por el país es prácticamente inservible, los recursos llegan por la contribución estadounidense y, para mayor inri, el banco central sigue restringiendo el crédito con una “retirada de estímulos” basada en la política fiscal y las tasas de interés. Por otro lado, en lo que respecta a la vacunación, México lidera la vacunación, quedando por detrás de Brasil entre los países Latinoamericanos, pero no dejamos de hablar del 30% de la población.

Asimismo, es importante subrayar que, si bien México se sitúa por delante de países como Chile, con una población vacunada cercana al 20%, en lo que respecta a población con, al menos, una dosis, el país azteca no supera el 18%, mientras Chile alcanza ya el 60% de la población.

Sin embargo, pese a que es importante señalar esos matices, dentro de las distintas interpretaciones que se pueden hacer de esos datos, el problema que atraviesa la economía mexicana en estos momentos es el tercer y último condicionante, pero no por ello menos importante, que señalaba el FMI en su comunicado. Y me estoy refiriendo al comportamiento de la pandemia. Como sabemos, el comportamiento de la pandemia, hoy, marca los tiempos en todo el mundo, y en México también. Lo hace en Jackson Hole, lo hace en Bruselas y en la economía azteca no iba a ser de otra forma. La pandemia sigue condicionando la economía y, como muy bien señala la OCDE, es el principal factor a tener en cuenta en un escenario como el actual.

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En este sentido, lo que observamos en México es que la incidencia y la prevalencia de la pandemia vuelve a acentuarse, pronosticando ya los expertos sanitarios la posibilidad de que se produzca una cuarta ola. Como sabemos, los recursos sanitarios en el país, aun siendo mejores que en muchos otros lugares del mundo, son escasos para combatir una pandemia como la que hoy nos ocupa. Esta escasez, en un escenario en el que la incidencia parece que vuelve a aumentar, y con una variante más contagiosa, es crítica para un país que, de una forma u otra, parecía que comenzaba a remontar y a levantar cabeza.

El presidente AMLO debe centrarse en este momento en el control de la pandemia. La recuperación es frágil, y el decremento el pasado mes de julio mostraba esa fragilidad que debería mantener alerta al Gobierno mexicano. Los estímulos, siendo casi nulos, han comenzado a retirarse, relajando el estímulo de la economía. La vacunación, por muchos rankings que lidere, sigue encallada en una cifra aún insuficiente como para ocuparse de otras cosas. Y la incidencia del virus, como decimos, sigue escalando, en tanto en cuanto crecen las amenazas sobre la recuperación mexicana.

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