Parece que ahora sí, las encuestas quedaron muy cerca de la realidad política que se configura después del 6 de Junio. Morena se alza con el mayor número de votos emitidos en la elección, pero perdiendo curules respecto a la conformación actual de la Cámara de Diputados.
Al momento se mantiene al frente en once de las 15 gubernaturas en disputa, pero por primera vez, desde que la izquierda controla la Ciudad de México, pierde por lo menos la mitad de las alcaldías a manos de una alianza que por lo visto, logró frenar la maquinaria de la autodenominada; cuarta transformación y que curiosamente, parte a la ciudad capital de oriente a poniente recordándonos aquella división en la Alemania de la postguerra.
A su vez. sorprende a propios y extraños los resultados del Partido Verde, que se hace, según cálculos del INE, de alrededor de 40 diputados federales, que estarán sin duda al servicio del presidente, sin antes -como es costumbre en esta empresa familiar- re-vender caro su amor.
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No obstante, sumados los diputados de Morena y sus aliados (PT-Verde), tampoco alcanzan mayoría absoluta para por sí solos hacer cambios constitucionales, pero sí, para asignar el presupuesto.
Por su parte Movimiento Ciudadano, se adjudica la otra joya de la corona; Nuevo León, que junto a Monterrey, posiciona a este partido como la cuarta fuerza política en el país, porque si bien, alcanzará menos posiciones que el Verde en la Cámara Baja, el hecho de también gobernar Jalisco le proporcionará un fuerte enroque tanto político como económico.
Es digno subrayar, que a pesar de la sangre derramada a lo largo de este proceso, la jornada electoral transcurrió sin incidentes mayores y la organización del INE puede calificarse como exitosa a pesar del reto que implicó el tamaño de la elección. Aunado a esto, la participación ciudadana estuvo por encima del 50% del electorado, lo que legitima y fortalece a nuestro sistema democrático.
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Sin embargo, los números en la política nunca son lo que parecen, y las negociaciones, rupturas, traiciones y demás fenómenos inherentes a la naturaleza humana y al poder, irán configurando en los próximos meses el tablero de la compleja política mexicana.
En mi opinión, no podemos hablar de ganadores y perdedores absolutos, si bien el partido del Presidente gana en votos y posiciones, también pierde alrededor de 50 diputados y el control de su piedra angular (CDMX). Esto, lo obligará a flexibilizar su capacidad de consenso, y también a subyugar su talante autoritario.
En el caso de la oposición, los comprometerá precisamente a eso, a por fin ser oposición y configurarse como un contrapeso más que necesario, en cualquier sistema que se denomine republicano y democrático.
Lo que es un hecho, es que las mañaneras cada día bastarán menos.
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El autor es maestro en políticas públicas por la Universidad Panamericana, Director General de GobernArte S.C. ha ocupado cargos directivos en el sector público, la iniciativa privada y en medios de comunicación
Twitter e Instagram: @jorgeivand
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