La equidad de género no es sólo un imperativo social y moral, sino también una necesidad económica. De acuerdo con el estudio del Grupo Banco Mundial Unrealized Potential: The High Cost of Gender Inequality in Earnings, los países pierden en todo el mundo $160 billones de dólares en riqueza de capital humano debido a la diferencia en los ingresos entre mujeres y hombres. Esto equivale a un promedio de $23,620 por cada persona en los 141 países estudiados.

La corrección de los desequilibrios de género genera importantes beneficios económicos, ambientales, sociales y de gobernanza en los mercados emergentes y fronterizos. Sin embargo, las mujeres siguen subrepresentadas en el liderazgo empresarial. Globalmente, las mujeres cuentan con apenas el 17 por ciento de presencia en puestos de la junta directiva, 5 por ciento de las presidencias directivas, menos de 4 por ciento de los puestos de CEO y solo el 12.7 por ciento de los puestos de CFO. Diversas investigaciones apuntan que existe un vínculo entre una mayor proporción de mujeres en el liderazgo empresarial con mejores resultados ambientales, sociales y de gobernanza, incluida una divulgación más sólida sobre cuestiones ambientales y sociales, prácticas de contratación y promoción con equidad de género, políticas favorables a la familia y mejor perfil de sustentabilidad. El avance de las mujeres a puestos de liderazgo redunda en mejores dividendos financieros. Esta correlación con el desempeño financiero es más fuerte cuando las mujeres constituyen una masa crítica de alrededor del 30 por ciento del directorio de una empresa.

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La equidad de género es una prioridad para la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), miembro del Grupo Banco Mundial, pues está alineada con su misión de impulsar inversiones sostenibles e inclusivas impulsadas por el sector privado en los países en desarrollo, con el fin de crear mercados y oportunidades para todos. Como inversores, IFC entiende el valor de acelerar el ritmo de ascenso de las mujeres a puestos de dirección y de liderazgo, pasos tangibles que las empresas pueden tomar para reforzar la igualdad de género.

Un buen gobierno corporativo ayuda a las empresas a mejorar el rendimiento, impulsar el crecimiento, gestionar los riesgos, atraer y retener inversores y superar las crisis financieras. Pero para ser verdaderamente eficaz, una junta requiere una diversidad de habilidades, culturas y puntos de vista para tomar decisiones inteligentes con un impacto duradero. No aprovechar todo el capital humano representa una importante pérdida de oportunidades para impulsar el crecimiento.

IFC trabaja con empresas y socios para ayudar a reducir la brecha de género en la alta dirección y en los directorios de las empresas. Por ejemplo, el programa Women on Boards and in Business Leadership tiene como objetivo abordar las necesidades de las empresas de mercados emergentes que buscan mejorar la diversidad en la cima. Nuestro programa de liderazgo femenino ha preparado a más de 500 mujeres altamente calificadas en 15 países, listas para participar.

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Equidad y COVID-19

La pandemia de Covid-19 ha agravado las desigualdades de género existentes, ha expuesto fallas en los sistemas económicos y sociales y ha planteado una seria amenaza a los avances logrados en materia de igualdad de género. El Coronavirus ha provocado un aumento del desempleo y un aumento del trabajo de cuidado infantil no remunerado, puesto que más de mil millones de niños estaban sin escolarizar en el punto álgido de la pandemia. También ha generado niveles sin precedentes de violencia doméstica y deserción escolar.

El Covid-19 podría ampliar las brechas de género durante y después de la pandemia, revirtiendo décadas de logros para mujeres y niñas en áreas como capital humano, empoderamiento económico y voz. Con 740 millones de mujeres en todo el mundo en empleos informales y la mayoría empleadas en servicios, las mujeres se ven particularmente afectadas por la crisis. De acuerdo con un reporte de McKinsey & Co, a nivel mundial las tasas de pérdida de empleo de mujeres como resultado de Covid-19 son aproximadamente 1.8 veces más altas que las tasas de pérdida de empleo de hombres. Investigaciones del Banco Mundial apuntan que las empresas propiedad de mujeres tenían 7 puntos porcentuales más de probabilidades de haber cerrado sus negocios que las empresas propiedad de hombres, en parte debido a su mayor concentración en los sectores más afectados por las restricciones de salud pública.

El desequilibrio es evidente. Si bien las mujeres constituyen el 39 por ciento de la fuerza laboral mundial, representaron el 54 por ciento de la pérdida de empleos en mayo de 2020. Se estima que 510 millones de mujeres en todo el mundo trabajan en sectores muy afectados por la pandemia, incluidos el comercio minorista, la hostelería, el servicio de alimentos y la fabricación, especialmente la industria de la confección. Las mujeres configuran más del 70 por ciento de los trabajadores del sector de la salud, lo que aumenta su exposición al contagio, los niveles de estrés y los impactos en la salud mental. Además, la concentración de las mujeres en trabajos informales las expone a una protección social mínima.

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El cierre de escuelas debido a la pandemia aumenta el riesgo de que las niñas nunca regresen y limitan su aprendizaje y sus oportunidades futuras. Las mujeres y las niñas son las más afectadas por el trabajo de cuidados y la elección del hogar, lo que reduce las oportunidades de aprendizaje y empoderamiento económico. La pandemia también puede aumentar la prevalencia del matrimonio infantil y el embarazo adolescente. Los encierros han experimentado un fuerte aumento en la violencia de género: muchos países reportan un aumento sustancial en las llamadas de emergencia para casos de agresiones domésticas.

Toquemos la campana

La igualdad de género es un tema que afecta a todos, desde la diversidad en las salas de juntas y a nivel ejecutivo, hasta la igualdad de oportunidades en el empleo y la educación. Si bien se han realizado avances, todavía hay margen de mejora significativa: menos del 5 por ciento de los CEOs de las empresas que cotizan en bolsa son mujeres.

Las bolsas de valores y las empresas pueden apoyar la igualdad de género mediante el desarrollo de productos de inversión orientados a las mujeres, con informes a los accionistas sobre las prácticas de diversidad o a través de la exigencia a las empresas que cotizan en bolsa para que divulguen datos desglosados ​​por género en sus operaciones.

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Es por esto que participamos nuevamente este 8 de marzo con la Sustainable Stock Exchanges Initiative, el UN Global Compact, UN Women, World Federation of Exchanges and Women in ETFs en la iniciativa “Ring the Bell for Gender Equality”, pese a atravesar una coyuntura tan desafiante, marcada por los retos de la pandemia. El fin de tocar la campana este 8 de marzo fue abogar por la equidad de género y priorizar la diversidad en sus propias estructuras corporativas. Esto puede incluir implementar políticas laborales amigables para las mujeres, desarrollar productos de inversión orientados específicamente hacia ellas, informar a los accionistas sobre prácticas de diversidad, alentar o exigir a las empresas que cotizan en bolsa a que revelen las métricas de género y aumentar el número de mujeres en sus juntas directivas y en cargos directivos

Las bolsas de valores son formidables aliados para facilitar oportunidades económicas con equidad de género. Esa es una de las razones por las que trabajamos directamente con ellos para mejorar la diversidad en los consejos de administración de las empresas que cotizan en bolsa y en la alta dirección como parte de un énfasis más amplio en la sostenibilidad.

Nuestros compromisos con la igualdad de género son más urgentes que nunca. La prioridad es empoderar a las mujeres y aumentar el acceso a atención primaria de salud reproductiva, adolescente y de calidad. Las organizaciones de desarrollo multilaterales y el sector privado tienen un papel clave que desempeñar para abordar esos desafíos y su impacto en las empresas y, como tal, IFC trabaja con empresas y socios para responder a la crisis y prevenir la brecha de género se ensanche más. Es una obligación que asumimos con intensidad y orgullo.

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Contacto:

*Laura Vila es Investment Officer Senior de IFC

@ifc_lac

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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