Como sabemos, la recuperación económica de México está en marcha, y la cuenta atrás para realizar una buena gestión y recuperar la situación previa cuanto antes ya ha comenzado. De acuerdo con los datos que ofrece el FMI, la economía mexicana ha sido una economía que se ha contraído fuertemente, tras registrar el país su mayor caída desde el año 1932, con una contracción del 8,5%. Esto le lleva a tener que aumentar sus esfuerzos para salir de un escollo que, como muestran los datos, es bastante más profundo que el que registran otras economías. Y eso, sin tener en cuenta que el país viene de un estancamiento en el 2019.

Sin embargo, su escasez en materia de recursos le impide ofrecer una respuesta fiscal aceptable y que incida en la economía. En este sentido, México es de las economías del mundo que menor respuesta fiscal ha ofrecido, con un escaso 1% del PIB; y conformándose como la economía en desarrollo que menos recursos ha destinado a combatir el ciclo económico. Una situación complicada, y que lleva a México a necesitar motores de crecimiento que, ante esa falta de capacidad para estimular la economía, generen un mayor dinamismo y aporten solidez a la recuperación económica.

En este mismo sentido, y esta misma semana, se ha pronunciado el Banco Mundial, que aconsejaba a las economías en desarrollo de Centroamérica y El Caribe centrar su atención en el comercio exterior y en el incremento de la productividad. De acuerdo con el organismo multilateral, el comercio exterior es una vía de crecimiento, y la participación de las economías en desarrollo en los mercados internacionales es necesaria para seguir trabajando esa convergencia. Y es que, ¿Quién mejor que México para hablarnos de la contribución del comercio exterior a la economía?

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Para ponernos un poco más en contexto, debemos saber, antes de nada, que el comercio exterior es uno de los principales motores de la economía mexicana. De acuerdo con los datos que ofrece el Banco Mundial, estamos hablando de que cerca de un 80% del PIB azteca se encuentra supeditado al comercio exterior.

Pero si hurgamos en ese 80%, vemos que, de ese, un 39% es el equivalente a la contribución que hacen las exportaciones de bienes y servicios a la economía azteca. Si esto lo tratamos de desglosar aún más, tratando de ver cual sería la contribución de las relaciones comerciales con Estados Unidos a la economía mexicana, las exportaciones de México con destino a los Estados Unidos, tras el análisis, soportan el 31,2% del PIB en el país. Por lo que, a la luz de los datos, podemos hacernos una idea de por qué iniciaba el texto hablando sobre la experiencia de México en este tipo de escenarios, pues hablamos del vigente principal socio comercial del país anglosajón.

Así pues, el comercio exterior, como suscitaba el Banco Mundial y como acabamos de ver en los datos, es una vía de crecimiento muy válida, y útil para impulsar la recuperación en un escenario en el que el país se muestra incapaz de relanzar la economía. Pues hablamos de un escenario determinante para encontrar oportunidades. En este contexto, los analistas están observando que esta relación con los Estados Unidos, debido a la fuerte inyección de estímulos que ha hecho el presidente Biden a la economía norteamericana, está beneficiando sustancialmente a la economía mexicana.

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Aunque la economía azteca no cuente con recursos, hablamos del principal socio comercial de una economía que acaba de sorprender al mundo con el mayor paquete de estímulos aprobado en todo el planeta. De acuerdo con los datos, hablamos de una inyección equivalente al 11% del PIB norteamericano, lo que está impulsando notablemente la economía, llevándola a registrar ritmos de crecimiento que superan ampliamente el 6% al finalizar el primer trimestre. Esta ingente cantidad de estímulos, que impulsa, como vemos, la economía norteamericana, está contagiando a la economía mexicana, que ve cómo sus perspectivas de crecimiento mejoran en tanto en cuanto mejoran las de su economía vecina.

Y es que, además de por las relaciones comerciales, la inyección de estímulos a la economía norteamericana también ha supuesto un impulso para las remesas, así como otra serie de elementos que, de la misma forma, inciden positivamente en la economía. Es por esta razón que las remesas se han incrementado notablemente, impulsando la representación de estas en el PIB, al superar estas el 4% del PIB. Todo esto, lo que nos muestra es que la economía mexicana está comenzando a recuperar el dinamismo, pero ello no sería posible sin la ayuda de su vecino.

En resumen, hace unos meses escribíamos sobre que la relación Estados Unidos-México podría verse beneficiada con Biden, o al menos esas eran sus intenciones. Precisamente es lo que hemos visto en los primeros 100 días de Gobierno. En este sentido, hablamos de unas relaciones que no han dejado de fortalecerse con el paso del tiempo, y que, si la tendencia sigue su curso, seguirán fortaleciéndose con el paso de los años.

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