Al parecer la pandemia logró, como todas las guerras, aumentar el nivel de insensibilidad de la sociedad y claro, su poder de resiliencia. El día que los sistemas Zuckerberg estuvieron apagados por seis horas muchos se las arreglaron ‘como pudieron’. De vez en cuando hablar por teléfono hace mérito.
Sin embargo no se puede disimular el hueco que dejó en la cartera del billonario que disminuyó 6 mil millones de dólares su fortuna, ahora solo tiene 122.000 millones, de acuerdo con Forbes EU; mientras que las estimaciones de la herramienta Cost of Shutdown Tool de la firma Netblocks indican que entre Brazil, México, Colombia, Argentina Chile, y Perú perdieron 61 mil millones.
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Este y otros ‘hitos’ suceden justamente en el momento de reactivación esperado. En la columna ‘Recesión 2020: Pandemia Económica’ se confirmaba que ‘las apuestas de recuperación dictan que para el cuarto trimestre de 2021 ya la economía habrá ‘regresado’ al mismo lugar que a fines de 2019, o incluso al cuarto trimestre de 2018, de los mejores momentos en los negocios’.
Para FMI el crecimiento del PIB global será del 6% este año (aunque actualmente la institución es poco Kristalina), mientras EU llegará al 7% y China al 8.5% según OCDE, que habla de una economía global que ha regresado a los niveles ‘pre pandémicos’; o casos exitosos como Perú y Chile, que para Banco Mundial aumentarán el tamaño de sus economías un 11.3 y 10.6% respectivamente.
Cifras recientemente recortadas no sólo en prevención a los efectos de la relación ‘variante – vacuna’, también por el contexto económico actual donde el ‘reencuentro humano’ del verano trajo una reactivación a velocidad ‘tren bala’, para la que muchos no están preparados porque siguen reconstruyendo su negocio después de la recesión más compleja de la historia contemporánea, o simplemente nunca había sucedido.
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Como la sobrecarga laboral en los corporativos y emprendimientos a nivel mundial, que de acuerdo con McKinsey ha afectado al 70% de los empleados en el último año, logrando que el 41% de la fuerza laboral ejecutiva esté considerando cambiar de trabajo el próximo año, según datos de una encuesta global desarrollada por Microsoft con 30 mil empleados en diferentes empresas y locaciones.
Para ambas fuentes el crecimiento en el número de horas trabajadas, mezclado con la posibilidad de estar todo el tiempo disponible para laborar virtualmente, las implicaciones de mezclar vida laboral y personal (especialmente para las mujeres), y el sentimiento general de aislamiento después de 19 meses trabajando desde casa le va a pasar una factura al sistema.
A este momento le falta revelar cómo se resolverá la tensión empleadores – empleados a propósito del retorno a las oficinas. Entre los planes que se comenta tendrán grandes como Google, JPMorgan, y otros corporativos alrededor de disminuciones salariales a los trabajadores remotos, y los que están listos para renunciar si el regreso a la oficina es inminente, el desfile de empleados estará a la orden del día.
Un reto que pone a muchos a pensar en la motivación esencial de su carrera (del propósito empresarial al personal, transformación corporativa), sólo con el cambio de temáticas en IdeaCast (podcast de HBR) de los ‘cómo crecer su negocio’ hacia ‘cómo manejar la frustración’ se vislumbra que la solución parece estar en lograr que el empleado sienta libertad en casa y considere relevante volver a la oficina.
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Otro reto para la reactivación se centra en el embotellamiento de contenedores y materiales a nivel global. Antes de la pandemia, enviar un contenedor de Shanghái a Rotterdam costaba alrededor de 2.500 dólares. Hoy supera los 14.000, en una escalada de precios que parece no tener retorno. El que fuera de los mejores negocios trasnacionales, traer un contenedor chino de ‘lo que sea’, pasó de sueño a pesadilla.
Hay un cuello de botella en los puertos del principal productor del mundo, gracias a las negociaciones de sus granos (compras que se habían ido a otras partes en pandemia) donde se mantienen congelados precios por al menos cinco años, haciendo que los barcos estén siendo contratados masivamente para este fin. Un costo de oportunidad que las navieras de todo el mundo celebran.
Así las cosas, mayor demanda de productos, escasez de chips que tiene varias industrias en incertidumbre, y la temporada navideña a la vuelta de la esquina (si, algunos regalos van a llegar tarde); ver filas de barcos represados en el Canal del Suez o Colón Panamá esperando días por un turno para descargar parecerá normal, encareciendo todo mientras aumenta el desabastecimiento.
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Todo mientras el aumento en consumo doméstico se desborda. En lugares como Miami categorías como muebles, coches, o departamentos se entregan con meses de espera, las colecciones primavera – verano 2022 para varias marcas llega con la producción completa pre vendida (imperdible Chanel a propósito de belleza https://www.youtube.com/watch?v=4uFv6pJbqZ4), restaurantes llenos, consumidores expectantes y con ganas de gastar.
También viene acompañado aumentos en los precios (petróleo WTI superó los USD $80, no visto desde 2014) inflación, desabastecimientos como el que vive Londres con la gasolina por estos días, y mayor inequidad. Según The Economist la demanda global de productos y servicios oficialmente sobrepasa la oferta desarrollada / disponible en la mayoría de industrias, implicando mayor especulación en los mercados.
Más trabajo, cambios de puestos, productos costosos, dificultad para producir exportar e importar, sistemas digitales que se caen. Suena desalentador, sin embargo de estos escenarios surgen las innovaciones que cambian lo conocido, que en esta globalización extrema incluye darle relevancia a lo local, mayor gestión de riesgo y ‘apostarle’ financieramente a la llegada de tiempos mejores. Finalmente.
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*El autor es consultor global de negocios; enfocado en consumo masivo, estrategia competitiva, innovación, y prospectiva.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
