Me parece increíble la facilidad con la que muchas personas confiesan, casi a boca de jarro, que no son buenos con los números sin darse cuenta de que eso muestra una gran vulnerabilidad. Confesar una mala relación con la aritmética es una debilidad de amplio espectro, revelar que las matemáticas dan miedo es mostrar un punto vulnerable. En realidad, en el terreno profesional —como en muchos aspectos de la vida— lo que queremos revelar son nuestras fortalezas y como a partir de ellas podemos construir ventajas competitivas que nos hagan preferibles. No obstante, por alguna extraña razón, hay personas que en forma casi impúdica exteriorizan una fragilidad y la tratan como un valor al que no piensan renunciar. No obstante, me gustaría decir que es mejor aprender a pensar en forma inteligente sobre los números.

Es verdad, todos tenemos nuestras fortalezas y nuestros puntos flacos. Claro que, por lo general, cuando nosotros descubrimos esas debilidades, la reacción estratégica lógica sería trabajar en ellas para fortalecerlas lo mejor posible. Si tenemos un músculo flácido, hay que ejercitarlo, si existe un eslabón frágil, hay que reforzarlo, si sentimos que no somos muy amigos de los números, es momento de buscar formas de forjar una amistad con ellos. Claro, no todos nuestros amigos ocupan el lugar privilegiado de “el mejor”. Eso no significa que no podamos entablar una relación fraterna, afable y sincera con los demás. Es decir, puede que seamos estrellas brillantes en otros terrenos y eso no significa que un esfuerzo de comprensión no deba ser hecho.

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 Si no somos personas de números, entonces las finanzas pueden ser intimidantes y fáciles de ignorar. Pero si se desea avanzar en la carrera profesional, ver crecer un proyecto de emprendimiento, aprender a defender un plan, se deben dar argumentos y por ello hay que aprender a usar los números. Entender el funcionamiento de los números ayuda a tomar decisiones inteligentes y desarrollar la confianza para comunicar claramente esas decisiones a los demás. Mihir Desai, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard y autor de “La sabiduría de las finanzas”, sostiene que el universo de las cifras es complejo, pero infinitamente fascinante y lo primero que debemos hacer es desmitificarlo. Llevarse bien con los números es entrar en un proceso de aprendizaje y deconstrucción.

Lo primero que tenemos que deconstruir es el miedo que les tenemos y en vez de verlos como enemigos misteriosos, valdría la pena mirarlos y apreciarlos.  Desai desmiente el tema, el y aborda una amplia gama de temas que le brindarán el conocimiento y las habilidades que necesita para finalmente comprender cómo funcionan los números y su forma de aplicarlos, como en las finanzas. Hay caminos para iniciar:

  1. Cómo las diferentes palancas financieras pueden afectar el desempeño de una empresa.
  2. Las diferentes formas en que las empresas financian sus operaciones e inversiones.
  3.  Por qué las finanzas están más preocupadas por el flujo de efectivo que por las utilidades.
  4. Entender cómo se crea, mide y maximiza el valor.
  5.  La importancia de los mercados de capitales para ayudar a las empresas a crecer.

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Ya sea que sea un estudiante o un gerente, un aspirante a ejecutivo o un empresario en ciernes, es necesario que encuentre herramientas para ayudar a comenzar a pensar más profundamente sobre los números. Calcular y evaluar la salud financiera general del negocio es una parte importante de cualquier posición gerencial.

Las empresas esperan que se utilicen los datos financieros para asignar recursos y administrar sus departamentos. Pero muchas personas no pueden leer un balance, no reconocerían un índice de liquidez, no saben cómo calcular el retorno de la inversión (ROI) y sufren de miedo a las finanzas.

Entender cómo funcionan los números equivale al mejor asesoramiento inteligente que necesitan los profesionales en cualquier terreno para aumentar su impacto en la planificación financiera, el análisis de datos y la previsión. Los números de una empresa  — el desciframiento de los estados financieros, la preparación de un análisis de punto de equilibrio, cómo hablar el lenguaje del Retorno Sobre Inversión y una poderosa variedad de herramientas—proporcionan la base para una comprensión profunda del lado financiero de los negocios, así como armar a los directivos con estrategias prácticas para mejorar el desempeño de sus empresas y de sus proyectos.

Lo primero es desmitificar los conceptos y quitarles la mala fama a los números. En segundo lugar, ayudar a los directivos a aprender cómo a extraer información de los datos, para comprender de dónde provienen, dar sentido a los números y usar esos hallazgos para informar sus decisiones. La inteligencia numérica ayuda a entender lo que las cifras verdaderamente significan y sienta las bases para una comprensión profunda del lado financiero de los negocios, así como para armar a los tomadores de decisiones con estrategias prácticas para mejorar el rendimiento de sus empresas.

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En realidad, pensar inteligentemente sobre los números es una buena idea que:

1. Nos puede poner a la vanguardia.

2. Clarifica la mente.

3. Da mejores argumentos.

4. Amplia la visión

5. Afirma la toma de decisiones

 Hay que tener paciencia, Roma no se construyó en un día. A menudo, quienes sintieron esa abrumadora ansiedad de enfrentar información numérica, pueden sobrecargar su cerebro y, si no se maneja adecuadamente esta visión, lograremos resultados contraproducentes. Calma, hay que hacer que este nuevo y brillante camino sea mucho más agradable. Es necesario reconocer que estamos iniciándonos en un nuevo sendero y hay mucho que aprender aquí. Es normal sentirse así al principio. Es como un bebé que aprende a caminar, no empieza con pasos elásticos ni estéticos.

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Para pensar inteligentemente sobre los números, hay que propiciar una nueva conversación entre nosotros mismos y los números. Este diálogo interno positivo ayudará a neutralizar la situación y hará que las emociones sean más fáciles de manejar. Considerar tomar un breve descanso, salir a caminar y restablecer su atención y enfoque cuando regrese. Recordarnos a nosotros mismos que todos los sistemas toman tiempo para aprender y que estás haciendo precisamente eso: aprender. Ser estratégico sobre cómo gastamos nuestra energía. No necesitamos procesar todo a la vez. Tomar cualquier cosa que pueda necesitar de inmediato y tomar nota de dónde encontrar información que no necesitará hasta más tarde. Claro, el primer paso es dejar de ir por el mundo confesando que no nos gustan los números.

Si confesar una mala relación con la aritmética es una debilidad de amplio espectro, lo contrario opera de la misma forma: estamos forjando una fortaleza de gran rango. Si revelar que las matemáticas dan miedo es mostrar un punto vulnerable, desvelar que las tenemos dominadas es enseñar un gran atributo. En realidad, en el terreno profesional —como en muchos aspectos de la vida— lo que queremos revelar son nuestras fortalezas y como a partir de ellas podemos construir ventajas competitivas que nos hagan preferibles. Y, de eso se trata, ¿no es así?

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