La sociedad y la industria viven una de las transformaciones más importantes de los últimos años. Nunca como ahora la implementación de sistemas automatizados, combinados con Inteligencia Artificial (IA), habían incidido en tantos sectores.

La Industria 4.0 implica un cambio radical en la manera en que hemos mantenido la idea de producción y automatización de procesos. Lejos se ven aquellas imágenes de ensamblajes en los cuales las máquinas sólo apoyaban al hombre con acciones mecánicas.

Y es que, hasta ahora, los robots mostraban su valor al realizar actividades de repetición, pero parecían incapaces de identificar y manejar productos de forma selectiva. Sin embargo, actualmente, en Estados Unidos, un robot es un empacador. Toma cada objeto con precisión, y lo lleva por todo el proceso: lo identifica, inspecciona, analiza defectos y responde de forma autónoma. ¿Cómo es posible?

La clave está en la IA de la cual está dotado y que le permite ir un paso adelante en la toma de decisiones; reconociendo su entorno y haciendo mucho más eficiente la producción en beneficio de la industria, pero también de la sociedad, puesto que al mejorar el proceso, se transforma haciéndolo más seguro, al tiempo que se acelera la producción y se disminuye la posibilidad de fallos.

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Se trata de una herramienta manufacturada por la alianza ABB y Covariant. Con un “cerebro covariante”, se le brinda al robot la  capacidad para elegir adecuadamente, y además, tiene una cámara con la que puede observar los elementos y diferenciar con claridad entre unos y otros. Este software ayuda a los robots a tener un aprendizaje reforzado, es decir, que en cuanto más trabajan, más perfeccionan su sistema, lo que garantiza que, con base en ensayo-error, optimizan, por cuenta propia, su capacidad de adaptación, reconociendo cada vez más objetos, así como la mejor forma de manejarlos.

Estos corporativos se asociaron para introducir al mercado soluciones de robótica habilitadas a fin de que con la IA fortalezcan el comercio electrónico. A esta fusión la denominaron “Covariant Brain”, una IA universal que otorga a los robots la capacidad de ver, razonar y desenvolverse en su entorno; además de realizar tareas demasiado complejas y variadas que los programadores tradicionales no pueden afrontar.

De esta manera, el robot empacador sólo es un ejemplo de los modelos y herramientas que integran el portafolio disponible en esta alianza empresarial, surgida en el entorno de Silicon Valley, y con la cual se abre un nuevo campo de oportunidades y aplicaciones para una gran variedad de rubros industriales.

Por ejemplo, ABB utiliza otra aplicación, con base en los algoritmos, para predecir tiempos y otorgar mayor estabilidad en líneas de producción masiva; con ello, sus robots también pueden analizar y predecir el comportamiento de objetos, e incluso gestionan los tiempos de arranque y parada, lo que evita “cuellos de botella”, manteniendo un ritmo estable en la línea de producción. Sin duda, un valor extra tanto para la productividad, como para la seguridad.

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Esa característica representa cada vez más la respuesta que los dueños de una empresa esperan de su inversión, y que requieren para mantenerse a la vanguardia en innovación.

Los creadores de estas nuevas máquinas inteligentes destacan que la combinación entre robótica e IA pone al cerebro covariante en la viabilidad comercial. Por ello, ya ofrecen esta tecnología a aquellas industrias que fabrican, mueven y almacenan artículos en el mundo físico.

Para la cada vez más dinámica y demandante industria 4.0, esta suma implica una extraordinaria opción para mejorar drásticamente los procesos de ensamblaje y producción, con un abaratamiento de gastos, a corto plazo.

Decenas de miles de productos, normalmente en constante cambio, pueden ahora ser manejados con rapidez y precisión, con la ventaja de máquinas que aprenden y se afinan a sí mismas. De eso se trata la conjunción de IA y máquinas automatizadas, con esta ventaja de los robots que tienen la capacidad de aprender, con lo que facilitan la labor con los humanos, en ambientes más dinámicos y flexibles.

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Este es un claro ejemplo de lo que se puede conseguir al combinar la IA con la robótica, un avance que da un giro sustancial y abre un sinnúmero de posibilidades, puesto que significa soluciones automatizadas a necesidades puntuales en diferentes sectores industriales.

Es una realidad. La pandemia de Covid-19 aceleró la necesidad de tener soluciones a nivel empresarial que las mantengan en un nivel competitivo, lo cual es clave en un mundo cada vez más globalizado. Por ello, estos robots inteligentes han llamado mucho la atención de la industria en los últimos tiempos.

La proyección a futuro es que el comercio electrónico tenga un incremento de, al menos, el 50 por ciento durante el siguiente lustro; por tanto, cualquier empresa que quiera prosperar debe tener presente que sólo podrá conseguirlo adoptando soluciones pensadas para un mercado que cambia de forma vertiginosa y que exige rapidez y eficiencia.

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Pero este horizonte es muy amplio y parece que no sólo se queda en materia de empaquetado. Apenas nos enteramos de la compra de una de las empresas líder mundial en el campo de la robótica: Boston Dynamics que acaba de ser adquirida mayoritariamente por la gigante coreana Hyundai; no es necesario adivinar mucho para entender que se busca que muy pronto los robots en ruedas, robustecidos con IA, sean los que nos transporten de un lado a otro en todo el mundo.

Las áreas de movilidad, manipulación y visión serán las primeras en ser potencializadas en los autos Hyundai, ahora socia mayoritaria de Boston Dynamics. No será mañana, pero tampoco se avizora muy lejano, que la distracción, cansancio, infartos y errores en los que pueden incurrir los conductores humanos no sean ya factor, mientras esos autos automatizados y con IA se encargan de esa delicada labor.

Si todo ello se logra de forma inteligente, el gran paso que significa dotar a las máquinas con IA deberá implicar la sana coexistencia de la actividad humana y todo lo automatizado, en beneficio de todos.

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*Javier Murillo es Ingeniero electrónico e informático mexicano, especialista en analítica de datos y maestro en ciberseguridad.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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