La Inteligencia Artificial (IA) está emergiendo como una de las aplicaciones empresariales más importantes, si no la más importante, y el eje fundamental de la Transformación Digital de las organizaciones. Gracias al análisis en tiempo real, la IA nos permite capitalizar una cantidad cada vez mayor de datos que se generan y recopilan, que no sólo permite brindar ofertas automáticas únicas, sino que también ayuda también en la labor de venta y servicio al cliente.

¿Cómo ha ocurrido este avance? En parte se debe a la revolución del Big Data. El exceso de datos ha llevado a intensificar la investigación sobre formas en que se puede procesar, analizar y actuar. Y es que actualmente, las organizaciones administran más de diez veces la cantidad de datos que hace cinco años, es decir, pasaron de 1,45 petabytes en 2016 a 14,6 petabytes en 2021.[1]

Muchas empresas se han adaptado a un enfoque “basado en datos” para la toma de decisiones operativas. Los datos contienen los conocimientos que pueden permitir mejores decisiones, pero requieren el procesador correcto para extraer esas ideas y actuar de forma casi inmediata. Mucha gente asume que el procesador es el humano, pero el término “basado en datos” implica incluso que los datos se curan y se resumen para que las personas los procesen.

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Para este tipo de trabajo, las máquinas se adaptan mucho mejor que los humanos. La IA es capaz de simular la capacidad de pensamiento abstracto, creativo y deductivo, y particularmente la capacidad de aprender, utilizando la lógica digital y binaria de los ordenadores. Por ello, 67% de las organizaciones en México están invirtiendo actualmente en herramientas de Inteligencia Artificial,[2] para lograr elevar su desempeño de la manera más “inteligente” posible.

Las investigaciones en IA ya están proporcionando avances en los campos de estudio desde la física cuántica. Actualmente se están utilizando para modelar y predecir el comportamiento de sistemas que comprenden miles de millones de partículas subatómicas; en la medicina donde se utilizan para diagnosticar pacientes a partir de datos genómicos; así como en aplicaciones que tienen como objetivo combatir la pobreza en el mundo.

En el mundo financiero, la IA se utiliza para diversas actividades que van desde la detección de fraudes hasta la mejora del servicio al cliente al predecir qué servicios necesitarán los clientes. En las empresas de Manufactura, se utiliza para gestionar las fuerzas de trabajo y los procesos de producción, así como para predecir las fallas antes de que ocurran, lo que permite un mantenimiento predictivo.

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La IA tiene el potencial para mejorar considerablemente la manera como operan las organizaciones, desde la toma de decisiones hasta la cultura y el balance corporativo. Pero antes de implementar esta tecnología, aquellas que desean beneficiarse de sus capacidades, deben primero analizar qué tecnologías digitales ya son utilizadas dentro de la organización, como lo es la recopilación de datos no utilizados.

Las empresas, independientemente del sector, están basadas en datos, convirtiéndolos en un recurso y activo muy valioso. Y justamente pasar de los datos a la Inteligencia Artificial es nuestra siguiente fase en la evolución. Abrazar esta nueva tecnología permitirá complementar los procesos humanos y flujos de trabajo. Las organizaciones más eficientes sobrevivirán a mayor velocidad, e incluso surgirán nuevas empresas nativas de la IA. La implementación de herramientas como la Inteligencia Artificial será crucial para maximizar todos los conocimientos que se encuentran dentro de la información y de esta forma beneficiar a organizaciones, fuerza de trabajo y clientes.

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[1] Global Data Protection Index 2021, Dell Technologies en conjunto y Vanson Bourne

[2] Digital Transformation Index, Dell Technologies y Vanson Bourne

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Juan Francisco Aguilar es director general de Dell Technologies*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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