La propuesta insigne de combatir y erradicar la corrupción a fondo vuelve a relucir como un exceso de demagogia y un símbolo de un estigma característico del sistema político mexicano.

Otro episodio más en una larga cadena de muestras que exhiben las falacias de la camarilla charlatana e incompetente en el gobierno. Como siempre, vendrán una lluvia de excusas, pretextos, distractores, cualquier estulticia para llenar las tediosas horas de la invectiva mañanera.

Las crisis les embonan a los corruptos porque todo queda al garete, con la pandemia galopante, indomable y con una espiral de muertos y contagios al alza e imparable, los retrógrados dilapidan y malgastan los recursos públicos; desmantelan las posibilidades de desarrollo y se sirven con la cuchara grande.

Los calificativos expresados contra sus predecesores ahora les caben y les ajustan; la mano y voz acusadora del mesías ahora tiembla y calla; no hay autoridad moral pero tampoco vergüenza. Su recientemente estrenada “guía moral” no ofrece argumentos para la orfandad ética de sus pecados.

El hartazgo, el cinismo y la impunidad acumulados exigen un ajuste de cuentas, un desglose de los agravios y el pago de los excesos, la francachela y la soberbia de los corrompidos. Con la misma vara que mediste te toca medir.

Llego la hora de “barrer desde arriba” y mandar señales claras de que la lucha contra la corrupción va en serio. Ni los triunfos deportivos ajenos pueden ser usados ahora para que a la gente se le olvide, no basta con cancelar contratos ni enfermar artificialmente a alguien de Covid-19 mientras las cosas se enfrían.

Debe explicarse ¿Por qué paso algo así? si se supone que existe un aparato de inteligencia financiera no se supo de los contratos ¿es que solo se usa para investigar a los críticos? Lo mismo que el SAT, la CNBV y los aparatos de seguridad nacional enfocados en acosar a los opositores. ¿Dónde estaban cuando más se necesitaron?

Nadie se preguntó ¿de dónde venían lo financiamientos de propiedades, hoteles, negocios y “privilegios”? ¿habrá sapos en esta novela? ¿repatriados en España? ¿qué les aconsejan sus asesores de televisión? O de plano aplicarán esa de que no “encontraron ningún indicio”.

Nuevamente el trabajo periodístico, la investigación, la conexión internacional vuelven a ser los que revelan las cosas que -se supone- ni siquiera deben ser posibles. Este es el preludio de la lucha de fondo que involucra a la sociedad entera.

No se puede olvidar que este es solo el más reciente de una lista de “incidencias” que reiteran que el cinismo mediático, la falta de respeto a la inteligencia de la ciudadanía, la simulación y la mentira son la letra de cambio del régimen.

La adicción al “consenso artificial” del populismo mesiánico cuesta millones en bots, despensas, “apoyos”, becas, tarjetas y encuestas ficticias que salen de la nómina y las finanzas públicas para apagar los fuegos de su incompetencia, incongruencia y falta de autoridad moral; sin embargo, ya es notaria su desesperación ante los datos reales.

Este espejo de ilusionismo autocrático se esta agrietando, quebrando, paso a paso se derrumban las fantasías, los delirios de grandeza y el autoelogio; la cruda realidad se vuelca en contra de sus promotores.

Aunque una parte del “pueblo” siga manteniéndose en la ignorancia y la disonancia cognitiva; la pandemia y sus efectos directos y colaterales de toda índole alteran su estado emocional y en determinado momento terminarán viendo la triste realidad de la inutilidad de su voto.

A esos segmentos no les interesan las leyes ni las instituciones, muy cierto, pero si los mueve el deseo de desquite, la envidia, la impotencia ante los excesos; al régimen mesiánico se le olvida que -más que la promesa del paraíso- la idea del castigo eterno para los pecadores es el principal motivador del voto popular.

Si el gobierno quiere credibilidad y legitimidad debe apostarle a la congruencia, pero -si como ha mostrado siempre- no le importa y sigue empeñado en explotar el analfabetismo electoral de las masas, seremos testigos de otro melodrama, montajes y mas historias de sapos, videos y la reserva de chismes, victimización y el relato de su eterno martirio que usa como repertorio.

Por supuesto el Covid-19 sirve de distractor central, la violencia cotidiana, asaltos, cierre de negocios, feminicidios, infanticidios y la corrupción pueden sacarse de la atención mediática y cívica fácilmente, después de todo la vida si vale algo… una despensa y una tarjeta.

En efecto, la corrupción valora, pondera, sopesa el valor real de los políticos, les viene como anillo al dedo para medir su temple; resistencia, carácter e integridad deben servir para aguantar sus embates.

La mano firme se mide a la hora de ejercer la ley; no valen las cuitas ni las imploraciones, la justicia es absoluta, universal e imparcial o -simplemente- no existe.

Contacto:

Correo: [email protected]

Twitter: @CapitolCComm

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Foto: Angélica Escobar/Forbes México.
Alianzas electorales en 2021: ¿efecto búmeran?
Por

Hacia el 2021, las estrategias aliancistas podrían tener un efecto contrario al buscado, en un contexto en el que se sos...