Momento extraordinario, una época fuera de serie. La nueva era o realidad, hay una innumerable cantidad de adjetivos para definir los años recientes, pero coincido con quienes han llamado esta era, “el momento bisagra”. Filósofos, pensadores, académicos  e investigadores de referencia debaten si los eventos de nuestro siglo pueden cambiar el signo de nuestra especie en los próximos miles o millones de años.

Dados los descubrimientos científicos y tecnológicos de los últimos dos siglos, el mundo nunca ha cambiado tan rápido. Puede que pronto tengamos mayores poderes para transformar, no solo nuestro entorno, sino a nosotros mismos y nuestros sucesores. La teoría de la bisagra de la historia ha ganado una renovada atención en meses recientes, aunque los científicos quieren abordar esta cuestión de una forma más sistemática.

Comenzó el año pasado, cuando el filósofo de la Universidad de Oxford Will MacAskill publicó un análisis de profundidad en un foro popular dedicado al altruismo efectivo, un movimiento con el propósito de aplicar la razón y la evidencia para el mayor bien común. En años recientes, ha crecido el apoyo a la idea de que vivimos en un momento de alto e inusual riesgo de “auto aniquilación” con los daños correspondientes a largo plazo a nuestro planeta. Tal y como argumenta el astrónomo británico Martin Rees: “nuestra Tierra ha existido alrededor de 4.543 miles de millones de años, pero este siglo es especial. Es la primera vez que una especie, la nuestra, tiene el futuro del planeta en sus manos”. Coincido, aunque algunos gobiernos no alcancen a ver más allá de sus fronteras.

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Por primera vez, tenemos la habilidad con inteligencia artificial de degradar irreversiblemente la biosfera o tomar un camino errado con la tecnología y provocar un revés catastrófico a la civilización, lo que hace que nuestro tiempo sea particularmente influyente, hemos creado amenazas que nuestros ancestros nunca tuvieron que enfrentar, como una guerra nuclear o lidiar con patógenos asesinos. Y encima, no hacemos suficiente para evitar que estos eventos ocurran.

Un ejemplo de lo que aquí compartimos es la Convención sobre armas biológicas de las Naciones Unidas, cuyo veto global al desarrollo de armas biológicas como un super coronavirus, tiene un presupuesto más pequeño que un restaurante McDonald ‘s promedio. Aunque usted no lo crea.

Y hay más teorías sobre cómo los seres humanos podemos hacernos el mayor mal posible si nos lo proponemos. Luke Kemp, profesor de la Universidad de Cambridge en Reino Unido, asegura que el cambio climático causado por la acción o inacción  humana y la degradación medioambiental en este siglo podría tener alcances significativos en el futuro. Él argumenta que la transformación más fundamental hasta ahora en la historia de la humanidad fue el advenimiento del Holoceno, que permitió la revolución agrícola.

Kemp señala que las sociedades humanas parecen haberse adaptado a vivir en un subconjunto sorprendentemente estrecho de los climas disponibles en la Tierra a temperaturas medias anuales de alrededor de 13°.

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Según el científico es el siglo en el que realizaremos un experimento geológico peligroso y sin precedentes y tal vez nos salgamos irreversiblemente del nicho climático o, por el contrario, nos alejaremos del abismo, gracias seguramente a la inteligencia artificial.

Ahora bien, también se podría argumentar que la juventud relativa de la civilización nos hace ser particularmente influyentes. Me explico:

Solo llevamos alrededor de 10 mil años de historia humana, y podría decirse que las generaciones más tempranas tienen la habilidad de desbloquear cambios, valores y motivaciones que persisten para generaciones venideras.

Podríamos pensar en la civilización actual como un niño que debe cargar con cicatrices y rasgos formativos por el resto de nuestras vidas, pero nuestra juventud relativa también podría usarse para argumentar lo opuesto, lo cual, además, nos lleva a una pregunta obvia: ¿no fueron los primeros humanos quienes vivieron en el momento más influyente? Seguramente si, aprendimos de ellos pero la generación de hoy es la que marcará el futuro inmediato. Si un altruismo efectivo asume que ahora nos encontramos en el momento bisagra, entonces debería dedicar una larga proporción de su tiempo y dinero a reducir urgentemente los riesgos existenciales a largo plazo. De hecho, muchos ya lo han hecho. Si por el contrario, los altruistas creen que el momento bisagra sucedió hace siglos, entonces dedicarán esfuerzos a otros problemas inmediatos, como invertir dinero en sus descendientes.

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Un filántropo que invierta a un 5% de intereses gananciales podría hacer crecer sus recursos unas 17.000 veces después de 200 años, ejemplifica MacAskill.

Algunos quizás cuestionen los beneficios de invertir dinero a largo plazo, dado que distintos colapsos sociales en la historia como una pandemia han borrado de un plumazo ahorros y fondos.

Probablemente otros sugieren que el dinero debería invertirse en erradicar grandes problemas actuales como la pobreza. El propósito principal de los altruistas efectivos es determinar el verdadero momento bisagra de la historia para así maximizar el bienestar de la especie y asegurar el florecimiento futuro.

Entonces, aunque no sabemos si nuestro tiempo será el más influyente o no, podemos decir con más certeza que tenemos un poder cada vez mayor para moldear las vidas y el bienestar de miles de millones de personas que vivirán el mañana, para bien o para mal. Corresponderá a los historiadores del futuro juzgar cuán sabiamente usamos esa influencia.

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Pero aquí va la buena noticia, de acuerdo con varios investigadores de renombre, existe la posibilidad de que el siglo XXI presencie la llegada de una sofisticada inteligencia artificial que pronto se transforme en superinteligencia. Argumentan que la forma en que manejemos esta transición puede determinar todo el futuro de nuestra civilización. Por sí misma, una inteligencia todopoderosa puede marcar el destino de la humanidad en función de los objetivos y necesidades que se tenga. El futuro de la civilización podría ser moldeado por el primero que consiga controlar la inteligencia artificial. Y esto podría provocar que una única fuerza busque el bien de todos o que un gobierno malvado use ese poder para subyugar a todos sus disidentes. ¿Tiene en mente algunas potencias candidatas?  ¿Una en este continente y otra en Asia? Al tiempo.

*Javier Murillo es Ingeniero electrónico e informático mexicano, especialista en analítica de datos y maestro en ciberseguridad.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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