La nueva estrategia de transformación financiera deberá tener el objetivo de asegurar el crecimiento sostenido para la próxima década. Se trata de reinventar a la compañía en una nueva era más digital y competitiva, cuyo enfoque esté en mejorar la estructura de costos y revitalizar la fuerza laboral con el desarrollo de nuevas habilidades.

La estrategia real deberá implicar un conjunto muy claro y coherente de acciones, cuya dirección deberá fluir de arriba hacia abajo. Durante este proceso es muy importante motivar a los colaboradores para generar, dentro de los límites pertinentes, iniciativas que contribuyan al cumplimiento de los objetivos.

Desarrollar un nuevo modelo operativo

La actualidad de los negocios requiere del establecimiento de un nuevo modelo operativo que tenga como pilares la resiliencia y la agilidad. En torno a este modelo se asentará la manera de trabajar a mediano y largo plazos. Por lo que deberemos hacer un ejercicio de introspección y/o outside in para ubicar los elementos que ofrecen valor a nuestros clientes; es decir, tener claras nuestras capacidades diferenciadoras para ser coherentes con nuestra operación y nutrir nuestros motores de crecimiento.

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El diseño del nuevo modelo podría demandar invertir en funciones transaccionales con nuevas tecnologías. Sin embargo, vale la pena resaltar que estas realmente deberán apoyar la estrategia y visión general del negocio. Recordemos que la tecnología no es un fin, sino un habilitador. La capacitación de la fuerza laboral en habilidades digitales es clave para alcanzar los objetivos. No hacerlo nos haría fracasar, ya que la tecnología solo es útil cuando la empresa cuenta con profesionales capaces de manejar las nuevas herramientas y generar información relevante para la compañía.

Entender el papel de Finanzas

La estructura de costos tiene un rol fundamental para impulsar la transformación de la empresa. Al optimizarla se pueden aprovechar de mejor manera los recursos y destinarlos hacia impulsores de cambio. Para lograrlo debemos entender, por ejemplo, el retorno que tuvieron las inversiones que ejecutamos en 2020. Y es que los costos son inversiones que deben retornar un factor positivo y estar enfocados en la forma de agregar valor al mercado.

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Convertir al área de Finanzas de la compañía en un socio estratégico es clave para que la transformación llegue a buen puerto –esta área tiene que renovarse con nuevas capacidades para tomar decisiones aún más informadas–. El director de finanzas deberá ser un líder estratégico con la visión de mejorar, como he mencionado, la estructura de costo, tener una buena estructura de EPM (Enterprise Performance Management) basada en una revisión minuciosa de sus P&L (pérdidas y ganancias), tener datos a la mano para soportar la toma de decisiones de la organización y revitalizar la fuerza laboral para hacer más eficientes los recursos humanos y aumentar su productividad.

Los retos del 2021 no serán pocos: las empresas se enfrentarán a cambios regulatorios laborales, una mayor fiscalización, la adopción de nuevas herramientas tecnológicas, la gestión de talento y de costos estratégicos. Con este escenario de frente es necesario replantearnos la manera en que hemos evolucionado, preguntarnos qué atributos son los que nos han posicionado, tener claros los elementos que ofrecen valor a nuestros clientes y enfocarnos en nuestras capacidades diferenciadoras; siempre de la mano de una visión clara y estratégica.

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Anderson Ramires es socio líder de TMT & Digital Services en PwC México*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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