Uno de los componentes esenciales de la riqueza cultural de un país y, por consiguiente, de su patrimonio turístico, es su historia. La historia de las naciones no se genera por decreto o por mercadotecnia; la historia, –como los buenos vinos–, se da con el discurrir de los años y de los acontecimientos y, en el caso de México, son muchos los siglos que nos respaldan como una de las culturas más importantes del mundo.

Pareciera sin embargo, que la historia es en ocasiones solo una de esas materias aburridas de nuestros días de escuela; será quizás porque nuestra sociedad, ávida de medirlo todo con el rasero de lo monetario, no ve mayor relevancia en lo que ha pasado, sino en las posibilidades presentes y futuras de generar riqueza económica, o será tal vez, porque la velocidad de nuestros tiempos no nos permite detenernos a contemplar el pasado en aras de buscar un mejor futuro, en el que el dinero no sea necesariamente, sino el progreso social, la medida a tomar en cuenta. Sea cual sea el caso, la importancia de la historia para una sociedad no debe tomarse a la ligera.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

En días pasados hemos celebrado los 500 años de la caída de la gran Tenochtitlán, el gobierno de México ha querido conmemorar este acontecimiento de diversas formas, –podemos estar o no de acuerdo en ellas–, no creo que ese sea el punto relevante, lo cierto es que el México moderno inició su camino hace 500 años.

Para los estudiosos de la historia, queda claro que los acontecimientos históricos no pueden evaluarse con los ojos de la actualidad, para comprender los sucesos es necesario comprender las circunstancias y la mentalidad del tiempo en el que ocurrieron, pero hoy, pareciera que se busca una reivindicación de la historia como si ello pudiera cambiarla. La llegada de los españoles y la así [mal] llamada Conquista se tradujo en cambios que en la actualidad nos permiten asumirnos como mexicanos. Sería injusto parcializar la historia de nuestra nación, ¿cuántos otros pueblos indígenas quedarían fuera si centramos la historia de México sólo en Tenochtitlán? ¿su riqueza no es parte de lo que somos hoy en día? ¿dónde quedan los mayas y su vasta cultura? ¿los yaquis y tarahumaras al norte de nuestro territorio? por mencionar sólo algunos ejemplos.

El territorio que hoy llamamos México, hace 500 años era tan rico y diverso como el actual, con distintas formas de organización política y social, con grandes aportaciones a la ciencia y a la cultura, con usos, costumbres y tradiciones complejas y diferentes. La riqueza cultural de nuestro país se forja gracias a la fusión de esos pueblos originarios, así como también por la llegada de los españoles, por el sincretismo religioso entre lo prehispánico y lo europeo y por las nuevas especies animales y vegetales que llegan a nuestro territorio, pero también por la lucha y la enfermedad.

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

Hoy México tiene un lugar en el atractivo turístico del mundo no sólo por sus bellas playas y recursos naturales, tampoco es sólo su gastronomía lo que atrae a cientos de personas, México es grande y famoso también por la historia que se refleja en sus tradiciones, en su arquitectura, –ya sean sus pirámides o sus edificios coloniales–, el corazón de México late en cada una de sus plazas.

No podemos entender la riqueza que representamos para el mundo, si no somos capaces de apreciarla nosotros mismos, valorando cada momento de nuestra historia, –la que nos gusta y la que no nos gusta tanto–, esa historia que se ha forjado con el transcurrir de los siglos y que nos permite ser lo que hoy somos: un pueblo diverso; mestizo. No hay historia perfecta, ésta es sólo utopía y vanagloria, peligrosa en boca de sofistas. Respetar la historia, toda la historia, es respetar a México y a nosotros mismos o, como dice Samuel Ramos en su libro El perfil del hombre y la cultura en México refiriéndose al gran historiador mexicano: “Justo Sierra considera la evolución histórica como un gran movimiento progresivo que conduce a la conquista de la libertad”.

Lo que hace perfecta nuestra historia como nación mexicana y patrimonio turístico del mundo es precisamente la imperfección que ha quedado tallada en la piedra de sus monumentos y en el corazón libre y valiente de su gente ganándose el reconocimiento del mundo.

Suscríbete a Forbes México 

Contacto:

Luis Javier Álvarez Alfeirán, MA. Director de Le Cordon Bleu Anáhuac*

[email protected]

twitter: @DirectorLCBMx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Ahorros
Ideas para ahorrar y poder aportar más al pago de créditos
Por

Siendo creativos e invirtiendo en soluciones amigables con el medio ambiente se puede ahorrar dinero en recibos de la lu...