La tercera ola de contagios de Coronavirus es inminente y golpeará a nuestro país con toda su fuerza en las próximas semanas. Varios elementos han favorecido su formación, como las “variantes preocupantes” del virus que ya han puesto de cabeza a los sistemas de salud de todo el mundo. En Ontario, las autoridades canadienses han alertado de una variante que ha provocado que el ingreso a las unidades de cuidados intensivos sea dos veces mayor y más letal entre jóvenes. Lo más peligroso es una falsa confianza, que ha hecho bajar la guardia ante un enemigo que solo se ha fortalecido.

Debido a vacaciones de Semana Santa, varias playas mexicanas reportaron una ocupación hotelera hasta del 60 por ciento; imágenes de niños, jóvenes y adultos, sin cubrebocas y sin sana distancia; y los jóvenes en los antros de Cancún manifestando su hartazgo por el encierro, anuncian la llegada de una terrible tercera ola de contagios.

El tamaño de muerte y devastación emocional que ha generado el coronavirus no tiene precedentes. La última crisis global semejante es la Segunda Guerra Mundial que duró seis años y que demandó responsabilidad, fortaleza, paciencia y esperanza. Aquellos que tuvieron mayor posibilidad de sobrevivir aprendieron a dimensionar la amenaza, a sacrificar comodidades, a tomar medidas preventivas para disminuir las posibilidades de perder la vida, a controlar sus sentimientos y emociones, y a confiar en que cesarían las hostilidades. La pandemia actual demanda los mismos sacrificios de nosotros.

La primera ola

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El 5 de abril del 2020, cinco días después de declarada la emergencia sanitaria en nuestro país, el sistema en línea que implementé para identificar a ciudadanos que podrían tener coronavirus informó a mi oficina de un caso urgente. Se trataba de Benjamín, residente de Chicoloapan, Estado de México y quién estaba a ocho días de celebrar sus 33 años. Mientras estuvo intubado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, cuatro de sus hermanos fueron hospitalizados por la misma causa. En total 12 familiares se contagiaron, incluyendo su mamá, quien falleció el 3 de mayo, poco después de que Benjamín estuvo fuera de peligro y cuando los hospitales en la Ciudad de México comenzaban a tener una alta demanda.

La segunda ola

El 24 de noviembre de 2020, cuatro días después de concluido el “Buen Fin”, recibí el caso de Zorobabel, que para nosotros marcó el inicio de la segunda ola de contagios, ocasionada por reuniones en las fiestas decembrinas. Las consecuencias se reflejaron en un mayor número de contagios, hospitalizaciones, casi al 100 por ciento de su capacidad y la pérdida de vidas humanas.

La falsa confianza en parte se deriva del inicio de la vacunación, pero analicemos el escenario real:

De acuerdo con el Plan Nacional de Vacunación del Gobierno Federal, los primeros en ser inoculados son las personas mayores de 60 años y el personal sanitario (15.4 millones de personas); en seguida, los de 40 a 59 años (28.92 millones de personas); y posteriormente los de 16 a 39 años (49.22 millones).

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Desde el inicio de la aplicación en México, el 24 de diciembre de 2020 al 31 de marzo de 2021 se han aplicado 7.85 millones de dosis en todo el país. Esto en promedio representa 80 millones 113 mil aplicaciones diarias, pero el ritmo de vacunación ha incrementado. El 31 de marzo se aplicaron 349 mil 258 vacunas. Si se logra mantener ese ritmo, los mayores de 60 años y el personal sanitario contarán al 29 de mayo con su segunda dosis; los de 40 a 59 años estarán inmunizados con las dos dosis a más tardar el día 30 de octubre de este año; y los de 16 a 39 años contarán con, al menos una dosis para el 11 de marzo de 2022.

El riesgo del virus disminuirá una vez que se alcancen las metas de vacunación que puede ocurrir hasta el primer semestre del año 2022, o antes si logramos conseguir y aplicar un más vacunas de las que solo requieren de una dosis, como CanSinoBIO y Sputnik V.

La tercera ola

Diariamente el Gobierno Federal informa acerca del número de personas que, lamentablemente han perdido la vida a causa del virus. Los números son abstractos y fríos. El día 1 de abril falleció Jorge, a quién se le apoyó, en Veracruz. Su caso podría marcar en mi oficina de atención el inicio de la tercera ola.

Nuestra obligación es actuar con responsabilidad, reforzado las medidas sanitarias, manteniendo la fortaleza, paciencia y acelerando la inoculación para frenar la tercera ola que puede ser, incluso, más letal que meses previos, debido a la cantidad de variantes encontradas.

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Israel Zamora, Senador de la República*

Twitter: @IsraelZamora_

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