Sin duda, hemos escuchado ya sobre cómo la pandemia en curso ha sido un importante catalizador de la transformación digital. Y es que, en medio de una dinámica en constante reconstrucción como el escenario actual, las organizaciones requieren de soluciones reales y ágiles que de implementación casi inmediata.

Es ahora cuando el valor pragmático de las soluciones disponibles cobra mayor relevancia, pues las empresas se inclinarán de manera contundente por aquellas que están “a un clic de distancia”, tales como las ofrecidas en la nube, tecnología ya reconocida por su flexibilidad, escalabilidad, desempeño, disponibilidad, seguridad y pago por uso.

De acuerdo con IDC, para cuando concluya 2021, cerca del 75% de las grandes empresas de América Latina habrán cambiado dos veces más rápido a una infraestructura de aplicaciones centradas en la nube, en comparación con las que tenían antes de la pandemia[1].

No obstante, otro de los grandes cambios que ha traído la emergencia sanitaria en curso respecto a la percepción de la tecnología es que, conforme avanza la adopción de la nube, surge entre las organizaciones otro sentido y percepción de valor hacia esta solución; ahora se distingue como una oportunidad para mejorar modelos operativos y crear una ventaja competitiva.

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Si bien el enfoque en general de adopción y migración de capacidades a la nube ha sido principalmente operativo, se estima que para este 2021 los esfuerzos se enfocarán en comenzar a utilizar dichos recursos para correr procesos del negocio “como un servicio” y a través de ello, buscar diferenciarse en el mercado.

En este sentido, es una realidad que actualmente los hyperscalers cuentan con soluciones para resolver problemáticas del negocio como servicios a los planes por contratar: existe una gama completa de soluciones en la nube especializada en mantenimiento predictivo, manufactura, e incluso flujos completos de atención a clientes y centros de atención telefónica, esto es, la posibilidad de adquirir servicios como aplicaciones que viven en la nube.

En el caso del servicio de atención a clientes, por ejemplo, se podrían elegir plataformas con una suite completa que cubra aspectos como experiencia del cliente, e incluso la capacidad de ofrecer planes de consumo personalizados conforme al historial de cada persona, entre otras funcionalidades por agregar conforme lo requiera el negocio.

Y es a través de estas posibilidades que se generan nuevos canales, nuevos mercados, además de nuevas maneras asociarse con los hyperscalers para desarrollar estrategias de salida al mercado; se trata de reconfigurar al negocio desde la infraestructura misma que lo soporta para crear oportunidades nunca antes vistas.

Otra tendencia que observamos es la elección de un solo hyperscaler que cubra de manera integral las necesidades de una organización, para dejar atrás progresivamente las estrategias multinube fundamentadas principalmente en la prioridad de subir procesos a la nube, tal como sucedió de manera acelerada en 2020 para dar continuidad al negocio y eliminar operaciones on-premise que pudieran poner en peligro a los colaboradores.

Más allá de un recurso que habilite el trabajo a distancia y que ayude a alojar datos, la nube representa oportunidades infinitas de reconfigurar al negocio, de entregar capacidades nunca antes vistas en una organización, de mejorar la eficiencia y de poder generar estrategias para apoyar a las organizaciones en un entorno donde prevalece la incertidumbre, una aliada para hacer frente a los cambios a futuro y al mismo tiempo, fortalecerse.

[1] IDC FutureScape, Predicciones 2021, Implicaciones para la región, Ricardo Villarte, IDC, 2 de diciembre de 2020.

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María Rosa Casillas, Socia Líder de Cloud en Consultoría, Deloitte México*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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