En los últimos dos años el comercio electrónico ha pasado de ser una opción más, a un pilar central en los patrones de consumo de las sociedades alrededor del mundo. Como consumidores, nos vimos en la necesidad de hacer una compra en línea, sin importar si nos gustara, estuviéramos acostumbrados o tuviéramos la confianza en los modelos de venta por internet. El adquirir desde nuestra lista de supermercado, la comida a domicilio, los artículos de oficina –mejor dicho de la casa hecha oficina–, hasta la ropa o productos de entretenimiento o salud personales que necesitaramos dejó, para la mayoría de nosotros, de ser una actividad física para convertirse en una dinámica frente a una pantalla que podíamos ejecutar en cuestión de minutos. Y vaya que nos acostumbramos.

De acuerdo con el reporte Social Trends 2022 de Hootsuit, la penetración del comercio electrónico en países como Estados Unidos dio un salto de casi diez años en los primeros tres meses de la pandemia. Análisis de firmas como Shopify detectaron que 84% de los internautas han comprado vía web y eMarketer estima que el gasto digital no tiene señales de detenerse durante los siguientes años, pues incluso mantendrá un ritmo de crecimiento anual a doble dígito al pasar de una industria con ventas por 792 mil millones de dólares en 2020, a más de 1.6 billones de dólares para 2025 solo en Estados Unidos. Para que nos demos una idea del potencial crecimiento y magnitud detrás del comercio electrónico, de acuerdo con el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto de México en 2020 fue de poco más de 1 billón de dólares. Y aunque las cifras para el mercado mexicano están lejos de alcanzar los volúmenes de Estados Unidos, el análisis más reciente de la Asociación Mexicana de Ventas Online afirma que el país se colocó por tercer año consecutivo en el top 5 de países con mayor crecimiento en comercio electrónico de retail, junto a naciones como India, Rusia y Brasil, al registrar un incremento de casi el doble (27%) que el promedio global (16.3%).

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Es claro entonces que más que una tendencia pasajera, el comprar por internet será, de aquí en adelante, una norma y un hábito global, que incluso bajo la dinámica de la nueva normalidad y la oportunidad de regresar a la adquisición de bienes y servicios de forma física, se mantendrá en constante crecimiento y evolución. Sin embargo, es en este punto, en el que los universos de consumo físicos y digitales contrastan, las marcas y compañías deberán encontrar una nueva forma de conectar, atraer y conquistar al consumidor más allá de una buena interfaz de compra de un simple par de clics, en especial porque en la mayoría de los casos, el consumo más que un proceso mecánico, es una dinámica social que conlleva interacción, opiniones de terceros e incluso un sentido de pertenencia o comunidad. No es de extrañar que tendencias como el Social Commerce hoy jueguen un papel clave en el futuro de la cibereconomía, en especial entre las nuevas generaciones. El análisis de Hootsuite, por ejemplo, subraya que 53% de los internautas entre 16 y 24 años prefieren comprar a través de plataformas sociales con video, que mediante sitios de comercio electrónico tradicionales, y una encuesta de Talk Shoppe detectó que 89% de los consumidores confían en las recomendaciones de productos que los creadores que siguen en YouTube comparten.

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Aunque aún naciente, pues en Estados Unidos el fenómenos del Social Commerce facturó 36 mil millones de dólares durante 2021, menos del 4% de todo el comercio electrónico en esa nación. Su verdadero potencial es inmenso, pues en regiones como China el fenómeno alcanzó ventas por arriba de los 351 mil millones de dólares durante el año pasado, según datos de eMarketer.

Así, más que solo leer las reseñas, escuchar las recomendaciones de su círculo cercano, desplazarse sin fin por los feeds de redes sociales o convertir el proceso de compra en una tarea monótona, los consumidores digitales de los próximos años demandarán un nuevo tipo de experiencia de compra que sea capaz de conectarlos con una comunidad, muchas veces de millones de personas, que comparte sus intereses, gustos y pasiones.

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Anna Sard, líder de Contenido para YouTube México.*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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