La tecnología llegó para quedarse, para hacernos la vida más fácil. ¿Todavía no has descubierto cómo?

Por ejemplo, la gran diversidad y ecosistema de apps que han eliminado algunas de las fricciones en la experiencia del usuario más habituales donde en un formato one-stop-shop podemos resolver muchas de nuestras necesidades. Este cambio ha traído cosas positivas, pero también ha puesto en descubierto y ha dotado de mayor relevancia a términos como:  utilidad, finanzas personales e inclusión financiera.

Está claro que la tecnología está jugando un papel fundamental en nuestra vida y que se ha convertido en una extensión de nuestro día a día (por ejemplo, nuestro Smartphone). Bajo este escenario, la forma en la que nos relacionamos con nuestras finanzas transita de forma natural mediante dispositivos como nuestro celular, y nos acerca a ellas a golpe de click, de una forma ágil y sencilla. Una mayor simplicidad implica un mayor nivel de adopción. Y para los que estamos detrás de algunas de estas apps, también implica un mayor nivel de exigencia, pues es bien sabido que hacer las cosas fáciles es lo más difícil de todo (y si no, vean todo lo que rodea a la experiencia Apple). Ya lo decía Leonardo da Vinci: “simplicity is the ultimate sophistication”.

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Existen múltiples opciones y accesos que nos permiten replantear y moldear nuestra relación con el dinero, de manera muy personalizada. Esto se debe a que gran parte de las instituciones financieras ha sustituido la posición del producto centrista para colocar al usuario en el centro, lo cual en la mayoría de los casos ha generado un mayor interés por parte de estos para entender mejor su vida financiera y accionar ante los desafíos con herramientas que les ayuden a hacer el camino más ligero.  Así también cada vez surgen soluciones más especializadas a problemas financieros concretos. Esto las FinTech lo han entendido desde el principio, siendo clave en su éxito.

La pandemia ha generado una aceleración digital que incluye a la mayoría de las operaciones financieras, incluso, ¡¡se han desarrollado más de 180 herramientas digitales!!. Si comparamos el crecimiento de usuarios de banca digital desde 2017, podemos ver que hemos aumentado aproximadamente 61%[1]. Anteriormente, una gran parte de la población realizaba acciones muy sencillas por internet como consultas de saldo; ahora, las personas se han aventurado a probar el pago de servicios, hacer una transferencia o pagar el supermercado. Las aplicaciones bancarias son productos en sí mismos donde se opera y contrata, y no solo meras extensiones de las sucursales. Esto nos muestra una mayor confianza y un nivel de adopción más elevado que si bien va avanzando, es importante nutrir e impulsar, considerando dos factores relevantes:

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  1. En México, solo el 30% cuenta con educación financiera, y la falta de esta ha generado que el ahorrar bajo el colchón siga siendo uno de los métodos de ahorro más utilizados. Según la CONDUSEF, 43.7% de la población adulta tiene el hábito de ahorrar, pero lo hace sin recurrir a una institución financiera, tendencia que debería ir cambiando poco a poco, ya que la tecnología y la banca digital pueden beneficiar a las personas e incentivar la inclusión de las mismas en el sistema financiero. Por no hablar de que tener el dinero “bajo el colchón” no garantiza el valor del dinero frente a la inflación, además de los problemas físicos de tener el dinero en efectivo guardado.
  2. Las personas suelen ahorrar con medios informales, por ejemplo: 64.8% de la población tiene un “guardadito” en casa, y un 31.7% prefiere meterlo en una tanda, mientras otro porcentaje opta por prestarlo a un conocido y cobrar un pequeño interés.

Es aquí donde entra la tecnología y las finanzas personales se abren camino, ya que en México 85 millones de personas cuentan con un Smartphone, y esto sin duda, representa una gran oportunidad no solo para acercar la banca a las personas, también para ser un incentivo en el camino a la inclusión financiera.

Sigue aquí el avance contra la pandemia en México y el mundo

De acuerdo con un estudio recientemente publicado por la plataforma de investigación británica Merchant Machine, México es uno de los cinco países menos bancarizado del mundo[2], y aunque se nota un avance, todavía falta mucho por hacer. Es aquí donde tanto bancos como FinTech, y actores activos del ecosistema, deben fungir como agentes activos y fomentar no solo la adopción tecnológica, también la educación financiera y la concientización saludable de las finanzas personales, pues esto es lo que abrirá el camino para que cada vez menos personas recurran a fórmulas mágicas y opten más finanzas inteligentes.

[1] https://www.forbes.com.mx/negocios-aumentan-cuentas-banca-digital/

[2] https://www.forbes.com.mx/mexico-en-el-top-5-de-paises-menos-bancarizados/

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Vanesa Robles, CMO en Banco Sabadell*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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