Ha pasado ya más de un año desde que el mundo sintió la llegada de la Covid-19. Para muchos especialistas, adicional al tema social y de salud, uno de los principales factores en las decisiones de gobiernos, empresas y personas en general sería el impacto económico.

Arranquemos con el balance, en cuanto al PIB durante el 2020 México acumuló una caída del 8.3%, la caída más profunda desde 1932 y con una contracción mayor a la última crisis del 2008, donde el PIB cayó 5.3%. En términos de balance laboral, el 2020 destruyó casi 650,000 empleos formales, llevando a un récord histórico en las Afores de casi 20 mil millones de pesos en retiros por desempleo provenientes de 1.7 millones de trabajadores.

En cuanto a industrias, una de las principales perdedoras fue el turismo donde, de acuerdo a cifras de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), el total de pasajeros en México cayó 52.6%, llevando a varias empresas del sector a pasar por una crisis profunda.

Todo este valor que costó tantos años construir, se destruyó en cuestión de meses. Haciendo un ejercicio de reflexión y buscando un lado positivo en esta historia, quisimos encontrar la luz desde la historia y encontramos una frase del poeta alemán Bertolt Brech que se traduce como “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”

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La pregunta clave es, ¿qué debe morir para que pueda nacer un futuro más brillante? Si nos enfocamos en las empresas, pensamos que este fue el tiro de gracia de varios hábitos que llevaban décadas arraigados:

  1. En la forma que trabajamos. La crisis nos obligó a adoptar el trabajo flexible, a introducir rutinas y nuevas dinámicas de coordinación, a actualizar la legislación para acondicionar el hogar, a mejorar sustancialmente la productividad y en muchos casos a apreciar y extrañar esos detalles no cuantificados, como las charlas de pasillo o el servirse café, rutinas que ayudaban a humanizar nuestras relaciones y a construir empatía. 

Ejemplos destacados de ganadores de este cambio de hábitos son empresas como Zoom, cuyo precio de acción pasó a triplicarse en cuestión de un año; o Totalplay, que cerró el Q4 del 2020 reportando a bolsa un crecimiento del 33% en sus ingresos del trimestre y llegando a $5,675 millones de pesos, impulsado principalmente por el segmento residencial.

  1. En la forma en la que contactamos a los clientes. Muchas empresas que dependían de fuerzas de ventas presenciales tuvieron que acudir a modelos de atención punta a punta en digital. Desde las Afores, con la opción del autotraspaso sin la presencia de un ejecutivo; o la llegada a México de los compradores como Rastreator, donde en un solo lugar puedes cotizar seguros; o Comparaiso, que te permite comparar casi la oferta de todos los jugadores de telefonía móvil, internet y cable. 

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Las empresas están encontrando en los canales digitales las bondades de menores costos de adquisición y la capacidad de híper personalizar las experiencias de compra.

  1. En la forma en la que mostramos nuestros productos. Las empresas que dependían de espacios físicos tuvieron que acelerar sus planes de fortalecimiento del e-commerce para compensar la caída. Por dar ejemplos, de acuerdo a la ANTAD, Liverpool tuvo una caída del 18.7% en las ventas en tiendas comparables, mientras que en Suburbia las ventas cayeron 27.3%, y Famsa anunció en su reporte anual que sus ventas cayeron 2,300 millones. 

Por otro lado, fue el año de la innovación. El 2020 nos regaló el Copel bot, el primer Chatbot que otorga créditos de hasta $40 mil pesos por WhatsApp; nos regaló la suscripción de Walmart para competir como Amazon Prime y tener envíos ilimitados gratuitos al mes; nos regaló a JÜSTO, el primer supermercado 100% digital sin sucursales, pero con todo el músculo logístico y de compras de cualquier otro retailer con la no menor inversión de 65 millones de dólares por parte de General Atlantic a tan solo 18 meses de haberse fundado.

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  1. En la forma en la que damos servicios. Rappi ha ido creciendo en su visión de conveniencia, ayudando a millones de clientes ya no solo a comprar productos, si no ahora también a comprar viajes o a tener su primera tarjeta de crédito. Konfio dio un paso agresivo al adquirir a la startup mexicana Gestionix, adquiriendo el primer ERP/POS en la nube especializado en pequeños negocios y con enfoque a los contadores. Fleetcomplete, el proveedor canadiense de servicios de IOT para vehículos comerciales, adquirió la empresa mexicana CSI para atacar nuestro mercado en una de verticales tecnológicas de mayor potencial nacional en términos de generación de datos. 
  1. En la forma en la que vemos a los clientes. Uno de los principales bancos líderes de México se dio a la tarea de reinventar su esencia de negocios y migrar a una visión de “Banqueros” que en vez de especializarse en producto, ahora se especializan en asesoría integral. Rotoplas dio el paso a crear su primera marca de consumo en Bebbia y se atrevió a experimentar no solo en el modelo de negocio, al ser una suscripción, si no a conquistar el mercado latente de consumidores buscando soluciones sustentables.

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De las pocas cosas positivas que nos dejó esta pandemia son muchas reflexiones, principalmente al interior de las empresas, donde tuvimos la obligación de reimaginar nuestros negocios, matar viejos hábitos y apuntar a un futuro no tan claro, construyendo nuevas relaciones de valor con los empleados y con nuestros clientes. Bien lo decía Darwin, no sobrevive el más fuerte, sobrevive el que mejor se adapta. 

Bienvenidos a la nueva era de empresas, cuya principal prioridad es ser tan adaptables como el agua.

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Contacto:

Mario Chao es CEO de Everis México y Guillermo Garza, Head of Customer de everis México*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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