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El mejor regulador es el mercado. Creer que el gobierno es un buen regulador es una de las ideas que más daño nos hacen.

Muchos insisten que el gobierno tiene la capacidad de entender un tema complejo y puede mediar a favor del “bien común” en el mejor interés de todos. Sin embargo, no sólo en México sino en el mundo entero, el mejor regulador es y será el mercado. Es el mejor invento de la humanidad. ¿Quién lo inventó? Los seres humanos de manera natural para poder convivir en grandes comunidades.

¿Entendían lo que estaban creando? No, eso lo observaron en los beneficios obtenidos. Aun así, no acabamos de entender por qué funciona tan bien el mercado. Aquí van algunas razones.

Mientras el gobierno es jerárquico y pretende imponer un control top-down, de arriba hacia abajo, el mercado opera en sentido inverso, respetando lo que ahora entendemos de los sistemas complejos: los sistemas no se controlan, se autoordenan. El orden es natural a los sistemas complejos, pero operan en equilibrio dinámico, siempre cambiando. Además, el orden siempre emerge de abajo hacia arriba, bottom-up.

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Los sistemas complejos se autoordenan con reglas básicas, intención e información y no hay quien supere al mercado en ello.

Son los mercados quienes crean las reglas, basados en la prueba y el error. Las reglas son entendidas por todos, son mínimas y son cambiantes; se perfeccionan con la experiencia. La información fluye con libertad en los mercados, es descentralizada y tiende a distribuirse de manera natural. Si alguien tiene éxito, se sabe y se copia, si alguien fracasa, se sabe y se evita.

El mercado, además, respeta la intención de cada uno de los actores, si alguno quiere vender caro, el mercado no se lo impide; si alguien quiere regalar su trabajo, el mercado no se lo impide; si alguien quiere mejorar un producto o un servicio, el mercado no se lo impide, pero eso no quiere decir que va a tener éxito; el mercado es un instrumento para probar la intención personal ante el comportamiento colectivo de manera rápida y efectiva, y los resultados son los que importan.

Aún en temas que parecen muy de gobierno, el mercado es mucho más efectivo como regulador que el gobierno por su respeto a la libertad, su enfoque a la prueba y el error, su capacidad de procesar información y su capacidad de auto-corregirse. Si un mercado no funciona bien, la solución está en más mercado, mayor libertad, mayor competencia.

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En México; sin embargo, parece que queremos más regulación, más controles, más poder para los políticos y los burócratas y menor libertad para el individuo. Nos hemos tragado el mito de que el gobierno es mejor regulador y operador que el mercado.

Se nos olvida además que el mercado también sirve para la política. La democracia, las elecciones y los partidos son un mercado. Los políticos y los burócratas se venden y los electores los compran. La democracia, en síntesis, fue consecuencia de aplicar los conceptos del mercado a la política.

¿Qué logró la democracia? Mayor paz y bienestar para la humanidad, transferencia del poder sin asesinatos, complots y guerras, mayor igualdad de oportunidades, alternancia, rendición de cuentas, responsabilidad y límites muy estrictos para el gobernante. La democracia le dio al individuo lo mismo que el mercado: valor individual y libertad para ejercer su intención, con todo lo que ello implica en dignidad, bienestar y responsabilidad.

Hoy el mercado político está en riesgo en el mundo, no porque haya malos gobernantes, esos siempre han existido, sino porque hay una corriente muy fuerte, llamada populismo, que se alimenta del descontento y que pretende eliminar el mercado político para imponer una dictadura.

El populismo contradice lo que hemos aprendido de los mercados. No cree y no respeta la capacidad de auto-ordenamiento, pretende controlar a los seres humanos en lo individual y lo colectivo. Se basa en la fuerza, no en el poder. Restringe la información, no tolera la crítica. Limita la libertad individual, no respeta la intención de cada quien.

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¿Cuál entonces debe ser el rol del gobierno en la regulación? Promover la libertad, fomentar la competencia, evitar los controles jerárquicos y combatir el exceso de regulación. Ese es el viejo concepto del Estado Moderno.

Podemos equivocarnos en lo político y en lo económico, podremos comprar caro o malo, podemos elegir a un perverso o a un inepto, el mercado lo permite, pero lo que no podemos hacer es eliminar el mercado en economía y en política. No sin graves consecuencias.

Contacto:

*Santiago Roel R. es director y fundador de Semáforo Delictivo, herramienta de rendición de cuentas, evaluación y análisis del comportamiento de la delincuencia y violencia en México.

Twitter: @semaforodelito

www.semaforo.mx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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