Por Yvette Mucharraz y Cano y Karla Cuilty Esquivel

El uso del internet, la inteligencia artificial, la biotecnología y el desarrollo del metaverso son parte de adelantos que están modificando profundamente el mundo actual. La tecnología digital lleva un tiempo abriendo camino a la denominada Cuarta Revolución Industrial, clasificada con este nombre, hace algunos años, por el Foro Económico Mundial.

De manera similar a las anteriores revoluciones industriales, los empleos y las empresas se están transformando y la pandemia aceleró este cambio. Los trabajos con procesos repetitivos tenderán a disminuir, dado que las máquinas y los algoritmos podrán sustituir a los seres humanos en estas actividades. Por dar un ejemplo, las personas empleadas en ventas vía telefónica o similar podrían ser cubiertas por un proceso automatizado que guiará a los clientes hacia los productos o servicios que requieren. Igualmente, en la manufactura, el uso de robots ha empezado a desplazar a parte de la fuerza laboral.

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A su vez, las empresas enfrentan múltiples fuentes de disrupción, especialmente del entorno. De acuerdo con Schwab, las industrias tendrán que adecuarse a nuevas tecnologías para seguir siendo competitivas, deberán ser innovadoras en el producto o servicio que ofrecen, en los mecanismos de distribución y, sobre todo, en la forma de conectar con sus clientes y con sus empleados. Las expectativas de los clientes se han modificado, por ejemplo, en materia de sustentabilidad. Antes, el cliente buscaba un producto que cubriera su necesidad; ahora, desea que ese producto no dañe el ambiente o incluso lo cuide, revisa la huella de carbono, que la marca sea responsable socialmente, entre otras variables.

Resultado de la pandemia, los efectos de la Cuarta Revolución Industrial se han extendido con una rapidez mayor de la que se podría haber vislumbrado inicialmente. En consecuencia, las habilidades para hacerle frente a la Cuarta Revolución Industrial no están necesariamente desarrolladas. Esto implica la existencia de una brecha en cuanto al tiempo que las empresas tendrían que invertir para adquirir las habilidades necesarias para hacerle frente. Es importante recordar que, según Manpower, en 2021, 74% de las empresas en México no lograban conseguir el talento para cubrir sus vacantes, lo cual puede estar relacionado con este fenómeno.

En este sentido, ¿qué es lo que las empresas demandan y no está disponible? Las habilidades, competencias, conocimientos, actitudes y valores requeridas en un entorno de alta complejidad como el que actualmente se tiene y que no puede esperar. Algunas de estas características podrían estar ya desarrolladas por las mujeres, por experiencias de vida que las habilitan para ser resilientes, así como para manejar la complejidad y la incertidumbre. No obstante, existe una sub representación en temas como operaciones o desarrollo tecnológico, por la baja participación femenina en las carreras STEM (por sus siglas en inglés Science, Technology, Engineering y Mathematics).

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Si bien esta realidad podría cambiar en el futuro, la problemática va más allá de los estudios universitarios, dado que muchas mujeres deciden trabajar en ámbitos donde el conflicto familia-trabajo sea menor. Aun las que han estudiado una carrera STEM tienden a trasladarse hacia áreas o empresas con esquemas laborales compatibles con sus actividades familiares o personales.

Las empresas que prioricen la adaptabilidad, el cumplimiento de objetivos, la flexibilidad en los esquemas de trabajo y la retención del talento serán más susceptibles a desarrollarse mejor durante la Cuarta Revolución Industrial. Por otro lado, las empresas que consideren la capacitación de sus colaboradores como una prioridad, tendrán un mecanismo útil para hacer frente a la competencia, al mantenerse actualizadas y dispuestas a seguir aprendiendo.

Siguiendo a Virginia Rometty, directora ejecutiva de IBM, habría que romper paradigmas, y como ella señala, tomar el riesgo de hacer cosas nuevas: “el crecimiento y la comodidad no pueden coexistir”, es fundamental liberar todo el potencial de las personas y las empresas para enfrentar la Cuarta Revolución Industrial.

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Yvette Mucharraz y Cano es directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE Business School.*

Karla Cuilty Esquivel, Investigadora Sénior Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección**

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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