El comunicado visceral, burdo y reaccionario enviado por la Oficina de la Presidencia de México, además de ser la prueba fehaciente de un oscuro momento en nuestra diplomacia, es el testimonio de una reacción por parte de un orgullo lastimado, del temor que dan los golpes de realidad y de la soberbia constante que ronda al autoritarismo.
Además de la amplia carencia de forma diplomática, de la extralimitación de funciones y de mostrar la actual vulnerabilidad de las instituciones mexicanas, el documento también muestra el amplio desconocimiento del presidente por la historia de México en el concierto internacional.
Es de tal magnitud el impacto del documento que sorprendió a propios y extraños, generó cantidad de reacciones (la mayoría reprobándolo). Al más puro estilo de la teoría política neorrealista, AMLO demuestra una vez más que está convencido de que él debe ser el Estado, la Nación encarnada. Pero sabe, en el fondo que no lo es y que no lo será.
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Su liderazgo cargado de prejuicios ha contaminado los intereses nacionales, la unidad nacional y en lugar de concretar un proyecto de Nación, decidió gobernar vestido de eterno candidato y, como eterno candidato, aprobó el documento enviado a los legisladores europeos.
El documento está plagado de tintes propagandísticos, el análisis semiótico de cada palabra lo grita, AMLO le está hablando a su hueste buscando fortalecer el encono antes de que se concrete el más aberrante acto de pleitesía y egocentrismo: su ejercicio de “ratificación”.
Entre líneas grita y convoca, intenta tocar las fibras de los resentidos, diría Perón de los descamisados, de los pobres a quienes prometió poner primero, reivindicación para terminar con los abusos, transparencia para acabar con la corrupción; a quienes engañó prometiendo lo que sabía no podía entregar.
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En el documento, también miente, levanta falsas acusaciones y afirma desde la ignorancia. El Parlamento Europeo, fundado en 1952 es uno de los órganos legislativos más activos y representativos del mundo. Desde la transnacionalidad, el organismo representa al segundo electorado más grande del mundo con más de 300 millones de ciudadanos europeos. El Parlamento, también conocido como la Eurocámara ha alzado la voz y observado con detenimiento casos que amenazan los derechos humanos, el Estado de Derecho y la seguridad alrededor del mundo, por ejemplo, cuando se llamó al gobierno de Enrique Peña Nieto a esclarecer el caso Ayotzinapa. Cómplices no son.
La situación actual de la seguridad, la corrupción, la pobreza, la polarización y del Estado de Derecho no desaparecerán dando un manotazo al estilo de los grandes dictadores del siglo XX.
Las cosas por su nombre: el presidente está desesperado, quiere asegurar la continuidad y atizar el fuego del hartazgo que lo llevó a Palacio Nacional, sólo que esta vez, el hartazgo es hacia él.
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