Los cambios que como sociedad y organización en todo el mundo hemos tenido que adoptar de forma acelerada, y en varios casos de manera obligada, a partir de la pandemia surgida el año pasado junto con diversos sucesos nacionales e internacionales, tanto políticos, sociales, ambientales, entre otros, continúan vigentes.

Es innegable que el último año ha representado un gran impacto y cambio para todos. A diferencia de otras situaciones extraordinarias que como humanidad hemos enfrentado, en esta ocasión es algo que ha afectado a todos, sin importar el país, sector o ámbito en el que nos desenvolvemos.

Es por ello que, en lo que a las empresas respecta, el directivo se preocupa y ocupa en el cómo se lograrán los objetivos de negocio. Y en la búsqueda de soluciones se ha adoptado la transformación digital a su modelo de negocio para la mejora de la propuesta de valor y para sobrevivir ante cualquier situación extraordinaria.

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Pero aún existen directivos que consideran que, al adquirir la más reciente y sofisticada tecnología, automáticamente están entrando de lleno a la transformación digital. Nada más equivocado. La realidad es que la tecnología es sólo un componente de la adopción. La tecnología no es lo más crítico, la transformación digital sí lo es porque representa el proceso del negocio per se. A esto se suman el factor humano, el conocer y acercarse a los clientes y al mercado, y la forma de adaptar la estrategia de negocio a cualquier nueva realidad.

Pongamos esto más claro. Diversas aplicaciones como Zoom, Meet, Teams, entre otras, han permitido tener reuniones remotas entre colaboradores y así asegurar, junto con otros factores, dar continuidad al negocio. Esta tecnología ya existía desde hace más de 10 años, pero no era aprovechada como lo es ahora para realizar trabajo remoto.

Las ventas en línea iniciaron hace más de veinte años, siendo empresas como eBay y Amazon algunos de los mejores ejemplos. La tecnología para este método de venta existe y está disponible desde la década de los noventa, sin embargo, la actual pandemia ha obligado a diversas empresas y sectores a adoptar (o perfeccionar en el mejor de los casos) este modelo, adaptándose, inclusive de manera forzada, cuando lo pudieron haber realizado hace años.

Es cierto que en México el comercio electrónico ya presentaba un crecimiento relevante antes de Covid-19, y dicha tendencia se intensificó al inicio de la pandemia hasta en un 500% entre marzo y abril del año pasado debido a que los consumidores adoptaron de manera obligada nuevas medidas para adquirir sus productos. Es una realidad que pocas empresas estaban preparadas para atender esta demanda, aun cuando en 2017 cerca del 30% de la población ya adquiría bienes o servicios en línea, y ya en 2020, impulsada por la situación que todavía atravesamos, la tendencia se incrementó al 39%; para 2025 estará cerca del 58%.

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¿Por qué no haber adoptado la tecnología necesaria, ya existente, y aplicarla como parte de una mejora en la estrategia de negocio desde años atrás y no hacerlo ahora de manera urgente, casi obligada?

En otras palabras, la tecnología no era lo relevante, la tecnología ya estaba presente pero no adaptada y aprovechada para nuevos modelos y estrategias de negocio. Por supuesto, esta es y seguirá siendo un componente importante para la transformación digital. Esta transformación que de manera obligada requiere cualquier organización para sobrevivir.

Es equivocado que el CIO, junto con su equipo, tiene como función tradicional el impulsar la transformación digital en las organizaciones. Las empresas que no entiendan que su nuevo rol es traducir las ventajas de la tecnología existente como habilitadoras del negocio, están destinadas a rezagarse y posiblemente a desaparecer.

La tecnología siempre ha estado ahí para asegurar la continuidad del negocio, ya sea ante situaciones especiales o normales. Somos, en la mayoría de los casos, las mismas empresas las que no la hemos aprovechado al máximo; pero ahora, aún ante situaciones extraordinarias como la actual, las que no lo han hecho están a tiempo para realizarlo.

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Contacto:

Alejandro López de la Peña es Ingeniero en Sistemas Computacionales por el ITESO. Actualmente se desempeña como Director General de T-Systems México*

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