Los negocios y las familias siempre están evolucionando, por lo que debemos estar atentos con los cambios para hacer los ajustes en el modelo de negocios y protocolo familiar; para seguir creciendo con rentabilidad, cuidar el patrimonio y la armonía familiar.

La razón más importante para tener un plan estratégico para la empresa familiar es dar claridad, definir el rumbo y dar enfoque para hacer realidad su visión y misión, sin importar el tamaño de esta y lograr sus objetivos de corto, mediano y largo plazo.

Lejos, a la distancia, se observa el triunfo en la cancha de juego. Es posible alcanzarlo, sólo basta una ruta y mucho esfuerzo. Así con los negocios.

Trazar la planeación para un negocio significa establecer qué queremos lograr con él y cómo podemos hacerlo.

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Aunque hay muchos enfoques para trabajar, en el caso de la empresa familiar se requieren medidas especiales que correspondan a sus características particulares, las que la hacen diferente del resto de los negocios.

Revisemos, pues, los principales rasgos que deben tomarse en cuenta:

1. Los objetivos socioemocionales: además del interés financiero, las empresas tienen preocupaciones por la filantropía, la identidad o preservación ambiental, su reputación, etc.

2. La posesión de un “capital de supervivencia” esto representa todos los recursos económicos o patrimoniales que son propiedad de la familia, que pueden abonar al negocio y que deben ser administrados.

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3. El doble desempeño de los propietarios como directivos de la empresa: sólo en la empresa familiar contamos con personas que usan dos gorras: la de empleado y la de propietario, cosa que debe tratarse con mucho cuidado, pues hay ocasiones en las que el empresario familiar confunde los límites de una y otra función.

4. El factor emocional: la relación de trabajo entre familiares también trae desventajas, como la percepción sesgada del desempeño laboral, la búsqueda de talento limitada sólo a familiares, el pensamiento grupal y la dificultad para imponer cláusulas contractuales.

Plan de continuidad, el timón de la empresa

Una vez que hemos comprendido sus características, lo ideal para la empresa familiar es trabajar en la planeación estratégica a través de un plan de continuidad que considere cada rasgo del negocio. La función de dicho plan será conciliar las exigencias y oportunidades de la empresa con las necesidades de la familia.

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¿Cómo hacerlo?

Para cumplir con los objetivos que no son financieros, el plan debe considerar los valores familiares para construir la misión y la visión.

Así se conseguirá el desarrollo del capital humano de la empresa, con compromiso y que trascienda como factor social de la misma, con capacidad para incidir en la comunidad.

El doble papel que implica ser propietario y directivo puede utilizarse también como un factor positivo, como una garantía para cumplir los intereses de mediano y largo plazo del negocio. Pero para garantizar la continuidad de los objetivos, el plan debe fomentar de manera práctica la participación y la formación de los futuros miembros de la familia.

¿Quién va a foguear a las nuevas generaciones?

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 Es necesario garantizar que, cuando se incorporen al negocio, lo conozcan y sean capaces de manejarlo eficientemente. Habrá también que establecer los lineamientos para el manejo efectivo de la propiedad. Por lo tanto, es fundamental la preparación de sucesores en propiedad, administración y gestión.

Recuerda que tener lineamientos estratégicos nos ayudará a entender cómo aterrizar nuestra meta empresarial. Bien lo dijo Peter Drucker: “No determinan el futuro, sino que son el medio para mover los recursos y las energías de una organización como objeto de crear el futuro”.

A manera de reflexión quizá sirva de ejemplo una anécdota de Zinedine Zidane para entender por qué es de vital importancia la educación familiar respecto al éxito y equilibrio, tanto en los negocios como en el futbol: “Mis padres me enseñaron tres cosas fundamentales: que para poder estar orgulloso de mí mismo y ser alguien; hace falta trabajar; que es preciso actuar con seriedad; y que debes respetar a los demás para recibir respeto a cambio. Trabajo, seriedad y respeto. Si haces estas tres cosas, podrás ser alguien en la vida”. Por lo tanto, es importante planear el juego para poder hacerlo con seriedad y respeto tanto en la cancha como en los negocios es aplicable la misma regla. Planear, Jugar y Ganar. Al final del día todos jugamos en la misma cancha y las reglas del juego nos aplican a todos. “Ganar no significa siempre ser el primero. Ganar significa que lo haces mejor que antes.” Bonnie Blair

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