Al momento de que esta columna se está escribiendo, los resultados para la elección presidencial de Estados Unidos siguen sin ser oficiales, a la par de que el resultado del estado de Nevada no se da a conocer aún, lo cual hace que no se tenga certeza sobre quien será el ganador de la contienda electoral.
Sin importar si el ganador es Trump o Biden, el panorama que se viene para Estados Unidos es el de la polarización completa del país. En esta elección la población latinoamericana que puede votar estuvo dividida, lo mismo ocurrió con los afros estadounidenses y los habitantes que viven en estados que hacen frontera con México y Canadá, así como la población en centros urbanos y semi rurales.
Tanto para el candidato Demócrata como Republicano, la primera tarea a realizar una vez que se conozca al ganador, es la de comprender el comportamiento de los seguidores de su rival y lograr el entendimiento con ellos, lo cual no sólo será necesario para gobernar, sino también, para garantizar un mínimo de convivencia social.
De no solucionarse el problema de convivencia social, el gobernar se convertirá en un acto de fe ciega para los seguidores del Presidente, ya que el apoyo se reduce a no cuestionar nada, intentar hacer pasar las mentiras por verdades y no reconocer los aciertos del rival que pueden mejorar a la sociedad.
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Ante ese panorama, la oposición no lo será de una forma constructiva, ya que el objetivo principal será obtener el poder a partir de ataques sin sentido, confrontar y asumirse como un grupo salvador de la nación.
Cuando los resultados electorales se hagan oficiales, sin importar quien sea el ganador, los seguidores de Donald Trump creerán de manera ciega todo lo que él diga; por el lado de Biden, ocurrirá algo similar.
Ese fenómeno de polarización es algo que comienza a ser visible en América Latina entre grupos que buscan el poder, mientras que, en Europa, es un fenómeno relativamente común entre comunidades musulmanes y migrantes contra quienes no apoyan la libertad de tránsito de la población.
En el caso de Estados Unidos, el conflicto comenzó cuando los dos principales partidos políticos se percataron que existe una gran base que los sigue a partir de la postura que tienen en temas como el uso de drogas, aborto, matrimonio igualitario, migración e impuestos.
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Los seguidores en una postura de intolerancia, no son capaces de encontrar acuerdos o soluciones a los temas mencionados, sumado a que, los partidos políticos buscarán polarizar aún más la postura en los temas mencionados, lo cual garantiza mantener la base electoral y quizá sumar algunos nuevos votantes.
La polarización vista en Estados Unidos por parte de votantes y partidos políticos, es una estrategia que será la constante en próximas elecciones en América Latina y Europa, por lo que estamos ante un panorama de fragmentación social permanente.
La solución ante países partidos en dos no resulta fácil, ni mucho menos de corto plazo, ya que los partidos políticos lo consideran un camino fácil para hacerse del poder, por lo que resulta necesario que la población entienda que las diferencias ideológicas siempre existirán, lo cual obliga al diálogo y la negociación.
Los partidos políticos han entendido el rol que juegan las redes sociales al polarizar y se han adaptado a ese escenario, enfrentando de forma directa a la población, teniendo como único fin acceder al poder y tener a un ejército de personas defendiendo sin tener que pagar por ello.
Mientras los electores no entiendan el papel que están jugando en la actualidad, la elección de Estados Unidos y sus consecuencias será algo que observará en buena parte del mundo durante varios años.
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Correo: [email protected]
El autor es Docente de economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM). Corredor y fotógrafo amateur en los ratos libres.*
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
