Las relaciones entre los esposos y socios en la empresa familiar es terreno fértil para los conflictos. Y es que las desavenencias al interior de la empresa, tarde o temprano salen de su burbuja empresarial y tienen influencia en la relación de pareja. Bien dicen que es malo llevarse el trabajo a la casa, pero es aún peor llevarse las discusiones de la oficina a la mesa del comedor (o a las reuniones familiares). Hay que tener cuidado: en este contexto, no hay conflicto pequeño, y cualquiera de éstos, si se deja crecer, puede poner en riesgo la totalidad del negocio y la continuidad del matrimonio.

¿Te quita el sueño tu empresa familiar?

No hay mejor manera de enfrentar un conflicto en una empresa familiar que anticiparse a la amenaza. Y es que ése es el principal talón de Aquiles de los negocios familiares: por más grandes y exitosos que puedan ser, muchos no tienen formalidad: no hay reglas bien establecidas, roles diferenciados, no hay una estrategia con métricas y objetivos que toda la empresa esté tratando de cumplir. Cuando hay confusión de roles y de responsabilidades, y las obligaciones y privilegios no están claros, estamos dejando lista a la empresa para que alguien, más temprano que tarde, termine peleado.

Aunque hoy contamos con muchas ventajas, formar una empresa no es tarea fácil. Las primeras personas a las que recurrimos, y quienes por lo tanto se vuelven los primeros colaboradores, son nuestros seres queridos, personas de confianza: familiares, pareja, amigos. Lo complicado de esto es que a veces, cuando la pareja truena, también lo hace la empresa.

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Preguntas escabrosas del matrimonio empresarial

¿Se puede trabajar con seres queridos, en pareja, enfrentar problemas de dinero, asumir que unos serán subordinados de los otros, y sobrevivir? Hay una frase, de Sergio Sinaí, que dice así: “Se supone que tu pareja sentimental es alguien que comparte valores contigo, que te conoce al grado de anticiparte, que te respeta, que confía en ti, que desea tu éxito y que está contigo en las buenas y en las malas. Si todos tus colaboradores cupieran en esta descripción, tu empresa sería la más eficiente y eficaz del planeta”. Y sí, hay casos de empresas familiares donde la empresa es dirigida por los esposos; para muchas parejas esto es un sueño hecho realidad, para otras un verdadero infierno. ¿Por qué? Porque no todas las relaciones sentimentales son saludables, no todas están preparadas para asumir además roles en una empresa y, como todo en la vida, hacer las cosas bien cuesta trabajo.  ¿Cuáles son las condiciones necesarias para que una sociedad sea no solo llevadera, sino efectiva? En primer lugar, hay algunos rubros que deben quedar muy bien definidos desde el principio:

  1. ¿Qué rol cubre cada quién? ¿Cuáles son sus responsabilidades?
  2. ¿Quién toma las decisiones? ¿Quién tiene la última palabra en caso de un desacuerdo?
  3. ¿Cuánto sueldo debe ser asignado a cada puesto?
  4. ¿Confío en la otra persona?
  5. ¿En qué espacios es válido hablar de trabajo, y en cuáles no?

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También resulta necesario que los dos sientan entusiasmo por lo que hacen. Si no hay pasión, es muy difícil que la pareja aguante el desgaste y el nivel de exigencia que un proyecto de vida doble, como es llevar un matrimonio y una empresa.

Normas básicas para sobrellevar el trabajo en pareja

Además, los esposos no deberán olvidarse de algunas recomendaciones fundamentales para sobrellevar la demandante tarea que tienen por delante:

  1. Trabajar en la confianza y el respeto mutuo. Esto debe ser un hábito, porque si la confianza y el respeto no se cultivan, se pierden.
  2. Aprender a separar lo personal de lo profesional. Un conflicto en la oficina no equivale a un conflicto en casa.
  3. No se lleven la empresa a casa, ni el matrimonio a la oficina. Hay que mantener los asuntos laborales dentro del horario de trabajo y las cuestiones familiares para los momentos hogareños.
  4. Trabajar sólo la cantidad de horas necesarias, no invadir el tiempo libre. Recordemos que hay que tener calidad de vida fuera de la oficina para rendir dentro de ella.
  5. Dialogar. A las soluciones se llega dialogando; sin el diálogo, sólo hay suposiciones, malos entendidos, resentimientos y emociones tóxicas.
  6. Poner en práctica el asertividad. Hay que saber decir no sin sentirnos culpables.
  7. Se debe competir contra los otros jugadores en el mercado, no entre los esposos.
  8. Si hay peleas, se quedan en la intimidad. No es saludable pelearse delante de empleados y colaboradores.
  9. Hay que pasar tiempo por separado. Es tóxico pasar las 24 horas juntos, hay otros aspectos de la vida que hay que enriquecer. Tener un espacio y un tiempo para compartir con amigos, practicar un pasatiempo o invertir en uno mismo es fundamental para el bienestar personal y la salud mental.
  10. Definir claramente que la familia está primero. A final de cuentas, es todo lo que tenemos.

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¿Qué ventajas proporciona trabajar con tu cónyuge?

Una relación bien llevada en las dos esferas de la vida hace que ambos miembros comprendan las preocupaciones, anécdotas y situaciones que se viven en el trabajo, por lo que mejora la comunicación, la complicidad y el entendimiento. Estos aspectos incrementan la confianza, la energía y la productividad.

El conocimiento que se tiene de la otra persona puede hacer que el equipo funcione perfectamente y que incida de forma positiva, tanto dentro como fuera del hogar. Se puede conocer a la pareja en otras dimensiones como su personalidad y rol como trabajador. Esto puede ayudar a entender más ampliamente a la otra persona. Se genera un espacio no solo para crecer en lo laboral y económico, sino para compartir sueños, esperanzas y anhelos.

8 consejos para formar una empresa entre esposos con éxito y respeto

  1. Tener claro que emprender en pareja requiere, necesariamente, que ambos estén “casados” con el negocio y que esta sea su prioridad.
  2. Antes de arrancar es necesario asignar claramente roles, definir quién toma qué decisiones, asignar los sueldos y participaciones y la realización de los temas asociados al equilibrio y la felicidad de la pareja. También se recomienda establecer un protocolo familiar y un código de ética donde queden por escrito los límites de dónde comienza y termina la relación familiar.
  3. Entender que la pareja, igual como los demás compañeros de trabajo, no tiene que caer bien todo el tiempo. En el momento del malestar, es preferible comunicarse, no callar y dejar que los pequeños detalles escalen a grandes problemas. Aquí no se puede esperar a que la pareja adivine lo que le está pasando al otro. Esta situación a la larga puede provocar pérdidas en la empresa y disfuncionalidad en la familia.
  4. No tratar temas personales en las reuniones de consejo de administración, comités o cualquier otra junta de trabajo.
  5. Ser capaces de dar y recibir el feedback, esencial para establecer los lazos de confianza y de desarrollo profesional-personal. Las críticas deben ser siempre constructivas y los socios deben ser conscientes de que éstas recaen sobre el trabajo y no sobre la relación.
  6. Cumplir con las tres C’s del liderazgo: carácter, capacidad y cuidado de su gente. Si alguno de los miembros no tiene estos tres elementos, la empresa terminará siendo disfuncional, como sucede en muchas empresas y familias.
  7. Rodearse de gestores externos. Así se puede evitar que al trasladar el estilo de gestión de la casa a la empresa ésta se convierta en una compañía familiar poco profesionalizada.
  8. Nunca se debe ubicar al negocio en el centro de la vida, siempre debe existir un equilibrio y una separación de roles entre empresa y relación de esposas o familia.

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El Protocolo Familiar, el otro contrato matrimonial

No es raro encontrar casos donde una ruptura en la empresa familiar termina también con la relación de pareja. La mejor para que la empresa familiar funcione eficientemente y los socios puedan dirimir sus diferencias en condiciones saludables es establecer al famosos documento llamado Protocolo Familiar. Como es sabido, el Protocolo Familiar establece reglas consensuadas que regulan la actuación de los socios familiares (o, en este caso, esposos). Esto impedirá que las relaciones personales y empresariales se deterioren, ya que las reglas del juego, así como los mecanismos para resolver problemas, estarán claros desde el principio.

Podemos afirmar que llevar un negocio y un matrimonio al mismo tiempo es difícil, pero no quiere decir que se trate de dos contextos mutuamente excluyentes. Cuesta trabajo, pero llevar a cabo mejores prácticas de gobierno corporativo, así como hábitos saludables en la relación de pareja, hará que no sólo sea posible tener un negocio en marcha, sino uno que sea exitoso y que contribuya a la realización personal de la pareja. Para concluir, dejo esta profunda reflexión de Sergio Sinay: “Se supone que tu pareja sentimental es alguien que comparte valores contigo, que te conoce al grado de anticiparte, que te respeta, que confía en ti, que desea tu éxito y que está contigo en las buenas y en las malas. Si todos tus colaboradores cupieran en esta descripción, tu empresa sería la más eficiente y eficaz del planeta”.

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