Hace poco más de un año nos enfrentamos a una de las situaciones más complejas que como humanidad hemos experimentado. Desde luego, todos los ámbitos han sido impactados y el escolar no fue inmune a ello. El sector educativo, de inmediato, se enfrentó al reto de cómo atender la necesidad de generar un modelo 100 % en línea debido a la emergencia sanitaria: colegios, institutos y universidades iniciaron la implementación de plataformas educativas, gestionaron la capacitación de sus docentes y unos pocos decidieron desarrollar contenidos apropiados para los diferentes niveles y modalidades de estudio.
Ahora, frente al paulatino regreso que se dará hacia la nueva normalidad, el ámbito escolar encara un reto extra respecto de la atención académica que debe ofrecer para dos modalidades de estudio: la de los alumnos que decidan asistir a las aulas y la de los que elijan no regresar a ellas, pues el retorno a clases presenciales no puede ser obligatorio.
La complejidad de esta disyunción radicará en proporcionar a ambos grupos la misma calidad académica y el desarrollo de las competencias del modo más equitativo posible. Además, en la vertiente presencial se deben implementar las acciones correctas para el cuidado de la salud y el buen funcionamiento operativo, así como logístico como lo requiere la nueva normalidad.
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Los colegios y las universidades deberemos reinventarnos una vez más y ajustar los procesos que más o menos habíamos logrado estandarizar y poner en marcha nuevas iniciativas para lograr atender a ambos grupos. Aquí la tecnología educativa seguirá siendo fundamental, teniendo en cuenta que al hablar de esta no se hace referencia, necesariamente, al software o al hardware sino a las estrategias y modelos educativos los cuales, sin duda, se verán beneficiados por el inminente desarrollo de competencias digitales entre los alumnos, docentes y padres de familia.
Por otra parte, surgen diferentes cuestionamientos tales como si es pertinente el regreso a clases faltando un mes para el cierre del ciclo escolar en la educación básica y media superior o si no sería una mejor alternativa tomar este tiempo como un espacio de nivelación y recuperación para los educandos que, por su situación socioeconómica, no pudieron tener acceso a una instrucción de calidad este último año y con esto tratar de acortar la brecha educativa derivada del desequilibrio socioeconómico que hay particularmente en América Latina, adicional al impacto de la crisis sanitaria.
Independiente de las respuestas a tales cuestionamientos, u otros, la realidad nos indica que el regreso es inminente y sobre esta premisa es que debemos diseñar las mejores estrategias didácticas y tecnológicas que posibiliten desarrollar un verdadero modelo híbrido para los alumnos que decidan, con todo derecho, seguir dentro de un esquema 100 % virtual.
Algunos de los planteamientos que tomarán mucha relevancia, y que inicialmente fueron concebidos bajo un modelo híbrido, son los siguientes:
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Flipped Classroom o aula invertida: esta metodología plantea el desarrollo de videos y materiales educativos para que el estudiante lleve a cabo un aprendizaje de modo independiente y en las sesiones en aula se dedique a generar discusiones y resolver dudas; así, de esta manera, en la nueva normalidad este sería el mecanismo para atender a todos aquellos jóvenes que elijan continuar su formación 100 % en línea y contar con espacios de resolución de dudas para que el profesor pueda atenderlas.
Peer instruction o instrucción entre pares: en este se propone generar grupos de colegiales con un desempeño sobresaliente, los cuales puedan fungir como mentores del resto de sus compañeros; así, en los momentos de trabajo independiente, aquellos que fungen como mentores podrían dar asesorías mucho más personalizadas a sus pares y de ese modo cerrar brechas de aprendizaje. Además, se fortalece la enseñanza colaborativa y cooperativa.
Proporcionar kits educativos: esta estrategia es fundamental para atender a todos los discípulos que por sus condiciones y vulnerabilidad socioeconómica no puedan tener acceso a este tipo de recursos. Este kit debería contener materiales tanto en formato digital como físico (infografías, lecturas, esquemas, videos, etc.) para que los colegiales puedan dar continuidad a su proceso de aprendizaje.
Estrategias extracurriculares o complementarias: el regreso a clases dejará en evidencia el rezago en el desenvolvimiento motriz y social de los estudiantes, por lo que será vital reforzar las actividades culturales y deportivas para, al menos, retomar el desarrollo de esas habilidades en jóvenes de todos los niveles educativos; desde luego, cada cual deberá recibir las estrategias que les correspondan.
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En tanto que para ciertas actividades o necesidades, el apoyo de la tecnología será bastante necesario, por ejemplo:
Simuladores, realidad aumentada y virtual: esto sería de apoyo en las materias prácticas donde los alumnos no pueden acudir al campus y de esa manera podrían cursar sus sesiones en dispositivos móviles o mediante computadora.
Aprendizaje adaptativo o personalizado: este modeloserá fundamental para cubrir las áreas de oportunidad que lleguen a presentar los estudiantes y de ese modo acortar la brecha académica que se genere.
El retorno a la normalidad será, sin duda, bastante complejo. Ahora más que nunca las comunidades académicas (comunidad estudiantil, docentes, administrativos y padres de familia) deberemos estar unidas para garantizar que los educandos se sientan seguros, retomen esta fase de su vida del modo más normal posible y logren sus sueños y objetivos académicos.
Jesús Deloya, Director de Innovación Educativa de Aliat Universidades*
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
