No hay mal que dure cien años… ni propósito que sobreviva a enero. Y es que, seamos sinceras, conforme pasan los días del calendario, se acumulan los pendientes, las preocupaciones, las obligaciones, y todo aquello que juramos priorizar este nuevo año va perdiendo importancia. Nos queda poco tiempo –y cabeza– para las intenciones detrás de las doce uvas.

Pero me encanta hablar de ese tema porque hay una explicación detrás de por qué las últimas semanas de un año se ven dominadas por pensamientos de mejora personal, de lograr metas, de probar cosas nuevas: es una manera de nuestra mente de controlar la incertidumbre que viene con el nuevo año. El concepto de “borrón y cuenta nueva”, de “año nuevo, vida nueva” es muy poderoso para la mente humana: nos permitimos, sin miedo y en colectivo, tener una nueva oportunidad.

Pero entonces, ¿por qué conforme se termina enero parece también terminarse nuestro ánimo por lograrlo? Un estudio de la Universidad de Scranton, en Pensilvania, demostró que 30% de las personas que hacen un propósito de Año Nuevo desiste a las dos semanas. Esto me hace pensar que lo difícil no es cumplir nuestros propósitos, si no confiárselos a nuestra buena voluntad. Como mucho en esta vida: si quieres algo, tienes que trabajar por ello.

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Claro, decirlo es fácil, pero ahora más que nunca, vivimos en lo que los autores Warren Bennis y Burt Nanus definieron como Circunstancia VUCA, refiriéndose, por sus términos en inglés a un contexto social dominado por:

Volatilidad: la demanda constante de adaptarse rápidamente a cambios impredecibles

Incertidumbre: necesitamos tomar acciones sin tener suficiente información al respecto

Complejidad: vivimos en épocas dinámicas y con demasiadas interconexiones

Ambigüedad: todo parece ser poco familiar, fuera de tu área de experiencia

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Creo que, aún cuando estamos por entrar en el tercer año de la pandemia, nada me había ayudado más a entender por qué nos está resultando tan difícil, como sociedad, tomar decisiones correctas, sentirnos cómodos con los cambios y enfocarnos en nuestro bienestar. La forma en la que hemos aprendido a vivir es la consecuencia de experiencias que, en su momento, tuvieron un fundamento pero que con la evolución acelerada que hemos tenido como especie, ha perdido relevancia. El propósito ––sea de año nuevo o no–– que le otorgamos a nuestro tiempo, energía y recursos pierde todo sentido cuando en vez de vivir, estamos sobreviviendo frente a VUCA.

Entonces, la pregunta del millón: ¿Cómo planteamos proyectos exitosos desde un lugar distinto, con perspectiva fresca? ¿Cómo seguir aprendiendo y disfrutando el camino? Ya sabes lo que me gusta decir: no hay receta exacta pero sí herramientas comprobadas. Por eso, Karla González –asesora de negocios y strategy expert– y yo creamos un método de 12 pilares basados en el pensamiento libre y estratégico para transformar la ambición en acción.

Estos pilares se dividen en tres categorías:

Yo conmigo

  1. Autoconfianza: sé quién soy y por qué hago las cosas
  2. Gestión de tiempo: puedo enfocarme sin distracciones, mi rendimiento y productividad lo demuestran
  3. Inteligencia emocional: mantengo la calma aún bajo estrés, puedo manejar mis emociones, me adapto a las dificultades y les busco soluciones
  4. Apertura al cambio: estoy abierta a mejores prácticas, aprecio otras perspectivas e ideas aunque sean opuestas a las mías

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Yo con mi equipo (profesional o familiar)

5. Orientación al servicio: lo que hago beneficia a los demás, sin sacrificarme a mí misma

6. Pensamiento estratégico: no pierdo de vista mi objetivo final y trabajo para alcanzarlo, corrigiendo cuando y donde sea necesario

7. Agilidad de decisión y acción: reconozco los cambios sin quejas y encuentro cómo afrontarlos con soluciones a largo plazo

8. Creatividad e innovación: no me encierro en mis formas, busco el fondo de las cosas y encuentro maneras diferentes de resolver problemas

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Yo en la entrega de valor

9. Liderazgo inspirador: reconozco que el bien común es más importante que el propio

10. Resolución de problemas: todo el tiempo busco mejorar lo que ya existe

11. Comunicación asertiva: soy clara, concreta y mis mensajes resultan efectivos

12. Trabajo colaborativo: comparto objetivos, métodos y resultados

Ahora, a manera de test práctico, califica cada uno de los pilares del 1 (lo más alejado de tu realidad) al 10 (ya pones esto en práctica). ¿Cuáles son los pilares que más alejados están de tu vida actualmente? ¿Te afectan solamente a ti o también a tu entorno inmediato? Seguramente encontrarás patrones o temas relacionados. Por ejemplo: si no tienes gestión del tiempo, probablemente tu trabajo colaborativo esté fallando, ¿correcto? O probablemente has descuidado tu apertura a cambio y por lo tanto no puedes tomar decisiones ágiles y acertadas.

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¿Qué quiero decir con estos ejemplos? Que si tus pilares de la categoría”Yo conmigo” no están firmes, será muy difícil construir algo con los demás, no importa si se trata de tus hijos o tu equipo laboral.

Ahora que sabes qué pilar está flojo en tu vida, puedes hacer un plan para trabajar en ellos; recuerda hacerlo en el orden de las categorías: primero tú, luego tu gente cercana, después el mundo entero. Mientras escribía esta columna no pude dejar en la película de Rey Richard, que cuenta la historia del papá de Serena y Venus Williams. El talento de ambas es imposible de negar, incluso desde chiquitas, pero me impresionan dos factores claves para su éxito:

  1. La constancia de su papá para entrenarlas en una mentalidad ganadora; jamás olvidaré la frase: “La criatura más fuerte, poderosa y peligrosa sobre la faz de la Tierra, es una mujer que sabe pensar, no hay nada que no pueda hacer”.
  2. La determinación con la que Venus y Serena persiguen sus sueños; mira que tienen altos y bajos, días malos y días buenos, patrocinadores o no, ellas saben lo que quieren y no pierden el foco hasta que lo logran: “Si fracasas en hacer planes, estás planeando fracasar”, dicen ambas en la película.

Recuerda que la mente tiene un poder inacabable, pero necesitas de tu ambición para que tus pensamientos jueguen a tu favor. No dejes que termine el mes sin renovar tus propósitos y ponerlos en tus prioridades diarias.

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Linkedin: Ana Pazos Life Coach

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