En las siguientes elecciones en Estados Unidos, a celebrarse el próximo 3 de noviembre los ciudadanos de nuestro principal socio comercial elegirán también funcionarios locales y votarán por legislaciones concernientes, entre otras cosas, al cannabis. Un total de cinco estados elegirán hacer o no cambios que legalicen el cannabis, ya sea de uso adulto o medicinal.
En Arizona, Montana y Nueva Jersey, se votará por uso recreativo, mientras Mississippi decidirá si se aprueba el uso medicinal, además, los ciudadanos de Dakota del Sur tendrán en la boleta ambos usos. Oregón votará medidas consideradas más progresistas y polémicas, al decidir sobre el uso medicinal de la psilocibina, la sustancia activa de los hongos alucinógenos.
En caso de que las votaciones sean favorables y estas leyes de regulación del cannabis sean aprobadas, dejarán una derrama económica importante. De acuerdo con analistas expertos, tan solo las ventas combinadas del primer año en los cinco estados serían de más de mil 200 millones de dólares.
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Lugares como Montana llegarán a los 400 millones de dólares en ventas de cannabis legal, en Mississippi donde solo se discuten los aspectos medicinales se espera que las ganancias lleguen a los 265 millones de dólares durante el primer año y se pronostica que lleguen a 800 millones para el 2024, además de la generación de empleos que viene con la apertura de nuevas compañías.
Mientras esta decisión espera al 3 de noviembre, unos días antes, el 20 de octubre, representa la fecha de vencimiento para que la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos, la DEA, actualice el status de los derivados del cannabis, específicamente del CBD, que es legal a nivel federal en ese país y que actualmente continúa en la lista de sustancias controladas.
El proyecto que propondrá la DEA ha generado preocupación y molestia en los productores pues, aunque contempla al CBD como una sustancia medicinal, el THC sigue siendo ilegal, por lo que cualquier traza superior a 0.3% de este complejo molecular supondría una violación de la ley, esto implicaría que el proceso de extracción de estos compuestos que se usa actualmente en ese país sería considerado ilegal, lo que abriría el mercado a las importaciones.
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Esto representa una oportunidad inmejorable para países como México, que en caso de aprobar legislaciones cannábicas que tomen en cuenta las exigencias del mercado internacional, permitirán aprovechar el momento de surtir estas demandas por materias primas en lugares donde la ley lo permite.
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