Desde el domingo 18 de abril que se anunció la creación de la Superliga europea, han existido muchos comentarios en contra y algunos positivos, ocasionando que 48 horas después se diera marcha atrás a su fundación.

Entre su creación y cancelación, la única figura que habló a nombre de la Superliga de futbol fue Florentino Pérez, quien ha explicado de una manera poco clara los beneficios que tendría una competición de ese tipo.

Resulta increíble que Florentino Pérez no recuerde episodios como el de la burbuja inmobiliaria en España, el cual generó una terrible crisis en ese país derivado en la especulación de los precios de la vivienda y que hoy están viviendo algunos clubes de futbol en el mundo al actuar de la misma manera.

Florentino se queja de que los equipos de futbol más ricos del mundo pierden dinero derivado de la pandemia, mientras argumenta que la única solución es buscar un modelo de negocios que les permita generar más dinero para solventar esas deudas.

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No perdamos de vista que los excesivos salarios pagados y altos montos monetarios en la compra de jugadores es algo que los grandes equipos han hecho desde siempre y que hoy les ha estallado en un momento de crisis sanitaria.

Esos equipos han especulado con el precio de los jugadores, sacando ventaja de ellos al intentar negociar contratos con la televisión, así como con marcas de ropa deportiva, llevando este escenario a una espiral que parecía no tenía fin. Para Florentino la solución no es la reestructuración de un modelo económico y deportivo, sino otro que busca generar más dinero para continuar con la especulación.

Otro elemento a destacar es el hecho de que todos los recursos monetarios de la población del mundo son finitos y estos se gastan en satisfactores básicos y el futbol no es uno de ellos, por lo que resulta increíble suponer que las bolsas anunciadas por la Superliga podrán ser financiadas por el consumo de los aficionados.

El comunicado presentado el domingo 18 de abril establece que los socios fundadores recibirán un pago inicial de 3,500 millones de euros a ser repartido entre todos, para posteriormente entregar una bolsa máxima de 400 millones de euros al ganador de la competencia.

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Aunque las cifras son atractivas para cualquier equipo de futbol, cabe mencionar que ese dinero debe salir de algún lado. Supongamos que esos montos monetarios no son producto de la especulación financiera y, por ende, tengan el riesgo de que puedan reventar en cualquier momento, lo razonable es pensar que el dinero tendrá como origen a los espectadores y patrocinadores.

Para pagar esas cifras, es necesario que todos los aficionados al futbol del mundo se suscriban a los canales de paga y sean constantes consumidores de ese producto, lo cual es una suposición poco realista, ya que como se ha mencionado, los recursos son finitos y la demanda de bienes no se extiende sobre el tiempo sin ninguna restricción. Hay límites en la demanda, ya que, el consumo de cualquier bien no es una función lineal sobre el tiempo que siempre crece.

Otra declaración de Florentino Pérez a destacar tiene que ver con las relaciones laborales que se pueden construir entre empleador y trabajador a partir de un nuevo proyecto de negocios.

El día 21 de abril, Florentino ha declarado en una entrevista a la Cadena Ser de España que no es necesario consultar a los jugadores o capitanes de equipo nada, ya que ellos ya ganan suficiente dinero como para poder opinar sobre el destino del proyecto de Superliga.

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No perdamos de vista que los futbolistas son los trabajadores que le dan forma a la Superliga, ya que sin ellos no habría juegos ni espectáculo, por lo que resultan lamentables las declaraciones de Florentino, las cuales confirman esta sensación de estar en una burbuja especulativa del futbol, a la par de no entender cómo deben ser las dinámicas laborales y el estricto respeto por el derecho de los trabajadores a opinar y organizarse libremente al interior de su centro de trabajo.

Por último, el tema de la meritocracia está presente también, así como el despreció que puede haber por los otros que no son iguales a uno.

En lo referente a la meritocracia, algunos países europeos buscan promoverla como un mecanismo de movilidad social a partir de establecer un marco escolar y laboral único, en el cual los logros sean el principal mecanismo para acceder a mejores niveles de vida.

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La Superliga atenta contra cualquier principio de movilidad en el futbol, pero no sólo eso, también utiliza argumentos discriminatorios contra los demás, ya que en la misma entrevista a la Cadena Ser, Florentino asegura que hay equipos que a nadie interesan como los de Turquía o que existen otros duelos de equipos de menor tamaño que no resultan atractivos a ninguna competición.

Bajo esa declaración de Florentino, es necesario preguntarse si un aficionado turco vale cuando pone dinero sobre la mesa para ver un juego, pero deja de ser relevante al exigir que un equipo de su país pueda jugar la Superliga si los méritos deportivos lo avalan.

Lo lamentable es que la Superliga no ha dejado de existir por encontrarse a mitad de un escenario de especulación económica, de burbuja de precios y de cerrar la puerta a los más capaces, pero con poco poder económico., sino porque sus equipos fundadores pueden perder los privilegios con los que ya cuentan.

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El autor es Docente de economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM). Corredor y fotógrafo amateur en los ratos libres.*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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