Has preparado una tarde perfecta. Durante toda la semana estuviste planeando este momento. Escogiste tu platillo favorito, no programaste ninguna videollamada ni te comprometiste a reunirte con nadie. Esta tarde es una cita entre una buena película y tú. Te sirves ese delicioso manjar, te sientas en tu sillón favorito frente a la televisión, abres tu plataforma de streaming preferida dispuesto a encontrar algo increíble para ver. Le das una mordida a tu snack, empiezas a buscar un título que te llame la atención. Otra mordida y sigues buscando. Múltiples opciones desfilan frente a tus ojos pero ninguna te satisface por completo así que continúas buscando, y buscando, y buscando… y buscando. Sin darte cuenta ya te acabaste la cena y ni siquiera has decidido qué ver. Te sientes fastidiado de no decidirte por nada así que mejor poner Friends por enésima ocasión y te quedas dormido al poco tiempo.

Probablemente al igual que yo has experimentado esa frustración de no saber qué título elegir entre un mar de opciones, por lo cual naturalmente suceden alguna de las siguientes cosas: El fastidio de búsqueda te lleva a repetirte una película o serie que ya viste antes y te preguntas por qué ahora hacen pura basura. Maldices el hecho de que no haya ‘nada bueno que ver’. O finalmente optas por la opción de las tendencias y escoges algo que esté entre los primeros números de popularidad. Si muchas personas lo están viendo, seguramente debe ser bueno…¿verdad? (inserte emoji de preocupación)

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En su libro “The Paradox of Choice: Why more is less” (La paradoja de la elección: Por qué más es menos) de 2004. El psicólogo Barry Schwartz habla de cómo las sociedades modernas han asumido que es indispensable que el mercado le de múltiples opciones al consumidor para asegurar su bienestar. Ya que a mayor variedad en la oferta, más libertad de elección, y por lo tanto mayor satisfacción. Esta idea da como resultado un largo pasillo con estantes repletos de distintas variedades de cereal, una tienda de ropa con más de 30 variantes de pantalones de mezclilla, o una plataforma de streaming con más de 5000 títulos a disposición de cada suscriptor. El autor propone la teoría de que mientras más variantes existan de una oferta, mayor será el grado de ansiedad que experimenta el consumidor. Y aunque Barry escribió el libro en 2004 cuando aún no existían las plataformas de Streaming y Blockbuster era rey. Él ya predecía que el consumidor/usuario experimentaría cada vez una desorientación más aguda al tener tantas opciones de donde elegir. En pocas palabras, la idea de que a mayor opción, mayor satisfacción, es realmente una ilusión.

En el terreno del cine si tienes más de 20 años, posiblemente hayas experimentado esta sensación de que antes, quizás había menos opciones, pero sin duda había mejores películas. En cuanto al primer pensamiento estarías en lo correcto, ya que en el año 2000 se estrenó en cines en Estados Unidos y Canadá un promedio de 371 películas. Mientras que en 2019 fueron alrededor de 792, es decir, poco más del doble. Y en efecto, tener dos veces más opciones para ver no implicó el doble de buenas cintas, pero para mi tampoco significa que el buen cine haya desaparecido o vaya en decadencia.

Probablemente recuerdas aquellos días donde podías pasar un largo tiempo dentro de un Blockbuster decidiendo qué película ibas a rentar. Una vez que te habías paseado por todos los pasillos, porque probablemente el estreno grande (el de la cajita roja) no estaba disponible, encontrabas un título que te llamaba la atención. Podría tratarse de un clásico o simplemente una portada llamativa. Entonces regresabas a tu casa ilusionado por disfrutar el material. Y seamos honestos, muchas veces no hicimos la mejor elección, sin embargo ya habíamos pagado por ese título, por lo cual lo más natural era verlo completo. Y ya fuera que te hubiera gustado o no, lo más probable es que por lo menos disfrutaras de la experiencia de ver una cinta nueva.

Seaside, Oregon – July 31, 2020: Interior of a video rental store, renting DVD and VHS movies

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La enorme diferencia ahora, es que la cajita roja casi siempre está disponible, tenemos a nuestro alcance los títulos en tendencia y miles más. Así que por un lado el tener el título en tendencia elimina en gran parte la posibilidad de que naveguemos por esos pasillos virtuales en búsqueda de títulos alternativos, y en ese descarte perdemos la oportunidad de descubrir joyas escondidas. Y por otro lado tenemos la opción de brincar de película en película si la sinopsis no nos llama la atención o si no tiene el arranque que esperábamos. Así que cada vez se vuelve más difícil que nos comprometamos a disfrutar de la experiencia de ver una película en casa. Por lo cual nuestra perspectiva se inclina a pensar que ahora hay mayor oferta pero menor calidad. Y si bien es verdad que cada año se vuelve más común el reciclaje creativo con distintos reboots, remakes, re-adaptaciones, precuelas, secuelas, spin-off, o el dominio de películas de superhéroes. Por otro lado la visión y voz de nuevos (y antiguos) directores han creados grandes obras cinematográficas que llegan a perderse entre los proyectos previamente mencionados.

Hay que dejar algo muy claro, siempre ha existido mal cine, churros comerciales que pueden tener un éxito mediano en la pantalla grande, pero que con el paso del tiempo pasan desapercibidos. Te voy a poner un ejemplo:

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El año 1994 fue uno bastante glorioso en términos cinematográficos, ya que se estrenan cintas como Pulp Fiction, Ed Wood, El Rey León, Leon, The Shawshank Redemption, Cuatro Bodas y un Funeral, Forest Gump, Pequeños Gigantes y mi favorita Cuidado Bebé Suelto (admite que también te gustó). Lo que estos títulos tienen en común es que se han convertido en productos de culto, nostálgicos o parte de la cultura popular. Pero ese año también se estrenaron cintas como The Chase protagonizada por Charlie Sheen, IQ con Meg Ryan y Tim Robbins, With Honors con Brendan Fraser y Joe Pesci o Death Machine de Jack Dante. Lo que estos títulos compartes es que jamás he escuchado a nadie mencionarlos, a pesar de que tienen nombres importantes detrás.

Esto nos señala que en realidad todo es cuestión de perspectiva, las personas siempre vamos a recordar, en cuanto a cine se refiere, aquellos títulos que nos conmovieron, inspiraron y marcaron. Como he mencionado en anteriores columnas, la nostalgia juega un papel importantísimo, y si al día de hoy se estrenara Cuidado bebé suelto, posiblemente me parecería un bodrio y la olvidaría a los dos días. Pero al tratarse de una película que vi cuando era niña (y que mi mamá nos rentó en Blockbuster) se almacenó para siempre en mi memoria y la recuerdo con cariño. Lo mismo le sucederá a las generaciones que disfrutan películas el día de hoy que para la crítica podrán ser decepcionantes, pero que para ellos se vuelven automáticamente en productos nostálgicos que posteriormente recordarán con amor y quien sabe… en una de esas Jiu Jitsu de Nicolas Cage (2020) se vuelve un título de culto (cadena de oración para que no suceda).

En 2019 se estrenaron casi 800 películas en la pantalla grande, entre ellas, El Faro de Rogert Eggers, Midsommar de Ari Aster, Parásitos Bong Joon- Ho, Sound of Metal de Darius Mader, Booksmart de Olivia Wilde, Jo Jo Rabbit de Taika Waititi y Us de Jordan Peele. Lo que estas películas tienen en común es que fueron muy bien recibidas tanto por la mayoría del público, como por la crítica, y posiblemente serán recordadas por mucho tiempo. Pero también en 2019 estrenaron películas como Cats, La maldición de la llorona, Gemini Man, Hellboy, Jugando con fuego, The Haunting of Sharon Tate, entre otras decepciones que nuestro cerebro elegirá olvidar que existieron (o eso espero).

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Por lo tanto no es cuestión de que la calidad cinematográfica esté yendo en picada, o de que ya no existan directores “como los de antes” con una visión creativa o con algo interesante qué decir acerca de la vida. De hecho cada vez hay más personas de diferentes nacionalidades, género e ideologías que tienen la oportunidad de transmitir sus ideas en plataformas audiovisuales. Algunos lo hacen a través del cine pero nuestros tiempos también nos permiten disfrutar de estas propuestas en diferentes ventanas digitales. Por esta misma razón es que las opciones sobre abundan y nuestro cerebro hace corto circuito. Sin embargo, mientras estés consciente de que no se trata de una falta de creatividad si no de una falta de voluntad para descubrir a nuevos autores, entonces dejarás de sentir ese vacío de buenas historias. Y al final da igual si tu eres feliz viendo Rápidos y Furiosos 9, siempre y cuando no olvides que también hay un Promising Young Woman allá afuera.

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