Cuenta la leyenda que Henry Ford dijo esto a propósito de la innovación: “Si hubiera preguntado a las personas lo que querían, me habrían dicho que caballos más rápidos”. Hoy todos recordamos al fundador de Ford Motor Company por haber revolucionado el mundo gracias a sus autos fabricados en serie y a precios más asequibles, lo que influyó grandemente en la popularización del automóvil en todo el mundo. “El futuro no lo escribirá un ingeniero, sino la respuesta a una necesidad latente”. Eudald Domènech

La innovación es como el Vellocino de oro, es algo poco común, muy preciado, escurridizo, y por el que hoy se invierten incontables recursos de tiempo, dinero y talento. Existen diferentes metodologías para innovar pero ninguna se ha perfilado como la receta universal. Sabemos que las grandes compañías como IBM son mejores para la innovación incremental que la innovación disruptiva, que es la especialidad de empresas nacientes, como las startups, (Netflix, AirBnB, Uber…), que ponen de cabeza a sus competidores y transforman los mercados donde aparecen.

Las empresas familiares comparten ciertos rasgos con las empresas grandes, en el sentido de que ya son organizaciones con una cierta cultura, una manera de hacer las cosas, y una serie de tradiciones que, si no se tiene cuidado, pueden convertirse en atavismos. Aunque no hay recetas universales para la innovación, las empresas innovadoras comparten ciertas características. Hoy me gustaría enumerar algunas de las que considero más importantes; la idea es utilizar este artículo como una lista. Si tu empresa carece de alguno de estos rasgos, será necesario implantar nuevos hábitos.

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Pregunta 1: ¿Se piensa en la sustentabilidad al momento de innovar?

La sustentabilidad no es solamente reciclar o evitar el calentamiento global. En inglés hay un término, greenwashing (que proviene de las palabras green, verde; y washing, lavado) que se usa para describir a las empresas que fingen que son responsables con el ambiente, cuando en realidad se trata de estrategias de relaciones públicas engañosas, es decir, de dientes para afuera. En realidad, a lo que me refiero con sustentabilidad tiene que ver con innovar para encontrar formas en las que el negocio pueda operar y obtener más riqueza sin hacerlo a costa del planeta. El libro “100 familias que cambiaron el mundo”, incluye un gran ejemplo del fabricante de lápices Faber-Castell. Esta empresa es un negocio familiar de varias generaciones. Lothar Faber, representante de la cuarta generación, se hizo cargo del negocio en 1839 y tomó decisiones muy inteligentes en términos de sustentabilidad: construyó mejores instalaciones para sus trabajadores, implantó un sistema de seguridad social y planes de pensiones, todo con el objetivo de mejorar la calidad de su producto. Esta tradición no paró ahí, por ejemplo, en 2003 la empresa se adhirió al Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Además, hoy en día podemos verificar en cualquier caja de colores que estos se producen con madera de bosques sustentables. La pregunta aquí es, ¿qué hace la empresa hoy para asegurarse de seguir operando en el futuro?

Pregunta 2: ¿Estamos en busca de oportunidades?

A veces tenemos esta idea de que los innovadores son científicos o inventores, metidos en sus laboratorios tratando de ejecutar una visión que solo a ellos se les ha ocurrido. Pero la innovación viene de observar, de escuchar: a los clientes, a los colaboradores que tratan con el cliente día a día, incluso lo que sucede en otras industrias. Innovar no se trata tanto de inventar como de aprender a reconocer oportunidades. La pregunta para la familia empresaria es, entonces la siguiente: ¿qué tanto tiempo se invierte en detectar nuevas oportunidades, contra qué tanto pasamos absortos en la operación?

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Pregunta 3: ¿Es una cultura o solo una pose?

Todas las empresas dicen estar comprometidas con la innovación. ¿Cuántas de ellas realmente respaldan a sus innovadores? En el caso de las empresas familiares, ¿cuántos miembros de las generaciones anteriores apoyan a las nuevas generaciones cuando estas presentan nuevos proyectos o ideas? Muchas veces no es falta de fe, sino de experiencia. No puedo asegurar si innovar es un talento innato o una habilidad, pero la realidad es que hay personas que son mejores para esto que otras. ¿Quién es el innovador en tu empresa? ¿Está siendo apoyado? Según este artículo de Harvard Business Review, muchas compañías no ofrecen oportunidades de crecimiento para sus innovadores. Es decir, no hay la oportunidad de hacer carrera innovando. El artículo va tan lejos como citar a uno de estos profesionistas diciendo lo siguiente: “Yo podría ayudar a lanzar iniciativas que representen miles de millones de dólares dentro de los siguientes cinco años, y aún así yo no sería promovido a un puesto de liderazgo dentro de mi empresa”. Si los líderes de la empresa no son especialistas en innovación, no hay problema, al menos pueden aprender a gestionar al talento que es capaz de hacerlo. En este rubro, uno de mis libros favoritos es “Creatividad, S.A.” de Ed Catmull.

Pregunta 4: ¿Hay diversidad?

Otro de los grandes riesgos de convertir las tradiciones en atavismos tiene que ver con la falta de diversidad. Las empresas tienen más probabilidad de encontrar nuevas oportunidades y generar ideas disruptivas si quienes la componen tienen diferentes tipos de inteligencia, diversas experiencias y vienen de diferentes contextos sociales o culturales. Un ejemplo contundente son los cuartos de escritores que escriben las series televisivas estadounidenses. A diferencia de las películas, donde normalmente una sola persona tiene el crédito de guionista, en las series de televisión hay un grupo de escritores con diferentes habilidades: algunos son mejores para redactar chistes, otros para dar una mejor coherencia a la historia, a otros se les da mucho más escribir los finales de cada episodio. Todos ellos trabajan en conjunto, siguiente su propio pero riguroso proceso creativo, para poder producir un guion original, entretenido e interesante cada semana. La innovación en las empresas requiere también de equipos multidisciplinarios, que tengan habilidades complementarias que, además, les permitan adaptarse a los diferentes retos a los que se enfrenta la empresa. Después de todo, cada nuevo problema es diferente al anterior, exigiendo diferentes formas de pensar para resolverlo. La pregunta aquí es: ¿qué tanta libertad hay para pensar diferente dentro de la empresa familiar?

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Pregunta 5: ¿Se mide el riesgo?

Cuando hablamos de riesgo al momento de innovar, mi libro favorito es “El método Lean Startup” de Eric Ries, que fue escrito pensando en emprendedores pero también en intraemprendedores, es decir, en personas que emprenden nuevos proyectos dentro de una empresa consolidada. Es una gran introducción al tema, y, quizá ya suene a cliché, pero no sobra decir que para todo nuevo proyecto es necesario establecer indicadores que nos ayuden a entender si vamos por buen camino o si es necesario ajustar. Lo que me encanta del libro de Ries es que los indicadores que propone son prácticos, concisos y adaptables a cualquier proyecto. Para las nuevas generaciones del negocio familiar, esto es muy importante, pues serán tomadas en serio por “la vieja guardia” solo si son cuidadosas y rigoristas con sus nuevas propuestas, mismas que, como sabemos, buscan abrirse paso entre las tradiciones para alcanzar el futuro.

Es importante señalar que la innovación no tiene sentido si no aporta mejoras o beneficios a la empresa o al mercado potencial. La cuestión no es sobre qué innovar, sino para qué innovar. La innovación que no aporta beneficios claros y medibles de nada sirve. De igual forma conservar la tradición que no aporta valor o que ya no esta vigente en el mercado debe de modificarse, lo más importante siempre va a ser conservar los valores e innovar en los productos y servicios para mantenerlos vigentes en caso de que sea necesario o así lo demande el mercado.

Te propongo reflexionar sobre posibles innovaciones en tu empresa familiar y en qué áreas lo podrías hacer o de ser necesario un cambio integral en el modelo de negocios y solo conservar tus principales tradiciones y tus valores. Innovar sin perder la identidad trazada por el fundador de la empresa familiar es un reto que se puede lograr.

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