Un sistema complejo no se controla, se auto-ordena. Nadie puede controlar una nación, una ciudad, una colonia o una familia. Es más, usted no se controla a sí mismo.

En su cuerpo cohabitan de manera organizada 30,000,000,000,000 de células. Eso no es todo: Usted tiene 10 veces más micro-organismos que células en su cuerpo. No, no son patógenos, cooperan para que usted viva.

En su cuerpo nadie controla, no hay quien esté al mando de la organización. El sistema nervioso quizá se encarga de una buena parte de la información, pero no controla las funciones. Cada parte de sus células y de los otros micro-organismos tiene su función y la ejecutan a la perfección con base en la información recibida y, a la vez, su actuación genera información novedosa para otros. Lo mismo en otras escalas, célula, órgano, sistema y más allá, medio ambiente y sociedad. La pequeña ceguera de cada parte se convierte en la gran visión en la siguiente escala.

Es un gran concierto sin partitura definida y sin director de orquesta. La música se adapta y se entreteje en cada iteración. Es un orden que emerge de abajo hacia arriba con ciertas reglas, mucha información y una dirección o intención. Las reglas y la intención, se fijaron en el pasado, con iteraciones previas de prueba y error, pero no son inmutables.

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El control es una falacia, no existe en el mundo natural pero los humanos insistimos en ello, agobiados por el temor a lo incierto. Si no me controlo y no controlo el mundo, puedo entonces pensar en un ser supremo, en un jefe de familia, de tribu, de ciudad o de nación que me resuelva la incertidumbre y me dé una sensación tranquilidad. Control jerárquico.

Aprovechándose de ese deseo de ser controlados, los políticos gustan de tomar el papel de controladores. A mayor incertidumbre, mayor necesidad de un líder supremo.

Los seres humanos son exitosos porque han creado sistemas sociales que permiten la colaboración colectiva e inventiva. Todas las especies cooperan de manera instintiva, pero el ser humano ha aprendido a cooperar de manera creativa y novedosa, adaptándose con mayor agilidad al entorno y a las situaciones. La inteligencia, entonces, no es individual, sino de la colectividad, del sistema. Mercado y democracia son buenos ejemplos de ello.

Desafortunadamente, el hombre no siempre ha entendido que su éxito se debe, no al poder jerárquico, sino la distribución del poder y a las decisiones de cada quien.

Los reinos mejoraron con el lenguaje escrito y con la capacidad de fijar y ejercer reglas de convivencia que aplicaban a todos. Más tarde, la imprenta, provocó la ilustración, el capitalismo y la democracia. La información y el conocimiento se esparcieron con velocidad y con ello, el poder político. Hoy tenemos internet y traducción instantánea. A mayor distribución de poder y de información, mayor prosperidad.

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Curiosamente, los populistas pretenden controlar a todos. Por ello, no hay nación populista exitosa, México no es la excepción. El populismo es un mundo arcaico, inexistente, anti-natural y destructivo.

¿Recuerdan aquel chiste en donde una parte del cuerpo quería controlar a las demás?

Así los populistas, no entienden que la inteligencia es colectiva, el poder es de todos y el que quiere controlar apesta.

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*Santiago Roel R. es director y fundador de Semáforo Delictivo, herramienta de rendición de cuentas, evaluación y análisis del comportamiento de la delincuencia y violencia en México.

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