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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024

Muchos empleados se sienten hoy agotados mentalmente después de interminables meses viviendo en pandemia, y ansiosos con respecto al regreso a sus lugares de trabajo. Algunas organizaciones han anunciado su intención de trabajar en un modelo híbrido en el futuro, pero pocas han compartido con sus colaboradores los planes detallados, políticas y expectativas que regirán esta nueva realidad.

Los empleados quieren flexibilidad, autonomía y libertad para decidir cuándo trabajar de manera remota y cuándo hacerlo desde la oficina. Mas de un tercio de los trabajadores indican que estarían dispuestos a renunciar si su organización los obligara a laborar en su sitio de trabajo 100% del tiempo. En América Latina, 60% de los colaboradores quisiera trabajar desde casa al menos tres días a la semana al finalizar la pandemia. Un modelo híbrido ayudará a las empresas a retener el talento, disminuir costos y mejorar el desempeño organizacional.

Los empleados se adaptaron a los cambios en su entorno laboral y disfrutan los beneficios del trabajo remoto. Trabajar desde casa ha permitido a las personas reestructurar las horas del día para equilibrar el trabajo y la vida personal. Los empleados valoran el tiempo extra que han ganado, y pocos extrañan las largas horas en el tránsito para ir y volver al trabajo. La flexibilidad y libertad del trabajo remoto es percibido hoy por los trabajadores como un derecho adquirido y un beneficio que necesitan para ser más productivos.

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Ahora que las oficinas comienzan a reabrir, es posible que también recuerden las cosas positivas de salir de casa, como la interacción social, la colaboración presencial y el suministro interminable de café. Un beneficio que algunos empleados pueden valorar de regresar a la oficina es la posibilidad de establecer una separación clara entre la vida laboral y personal.

La oficina es primordialmente un espacio de socialización, no de productividad. Provee el entorno e interacciones necesarias para construir confianza entre colegas. El trabajo flexible es una forma de aprovechar lo mejor de ambos mundos, pero esto sólo será posible si conseguimos combinar el trabajo remoto y el presencial de forma que permita maximizar la productividad y el bienestar de los colaboradores.

No hay un modelo híbrido de trabajo que funcione para todas las empresas. La clave estará en identificar qué tareas se ejecutan de manera más eficiente y en dónde. La respuesta parece simple: trabajo altamente interdependiente y colaborativo debe hacerse en la oficina y tareas que requieran alta concentración y poca interacción es mejor hacerlas desde casa. Sin embargo, esta respuesta es individual y depende de las circunstancias y capacidades de cada colaborador. Para crear un plan de trabajo híbrido que permita maximizar la productividad y evitar la frustración del tiempo perdido en la casa y la oficina, es necesario analizar las actividades para entender qué factores afectan la productividad individual, y organizar las tareas y responsabilidades en función de esos factores para decidir dónde y cuándo es mejor realizarlas.

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El reto más importante será crear una experiencia del empleado positiva en este contexto. Con algunos colaboradores trabajando desde casa, otros en la oficina y algunos más en un modelo híbrido, será más difícil construir una cultura compartida, establecer conexiones y colaborar, procesos críticos para el desempeño de cualquier organización. Esto aumentará la presión sobre los líderes, quienes deberán recibir por parte de las organizaciones las herramientas tecnológicas y conocimiento que requieren para administrar sus colaboradores en este nuevo mundo.

Los gerentes tendrán que hacer un esfuerzo adicional para conectar con sus equipos y mantener el sentido de pertenencia de los colaboradores hacia la empresa. La tecnología y los sistemas apropiados son importantes para facilitar una interacción más fluida entre los empleados y mejorar las conexiones entre los miembros de un equipo. Estas relaciones interpersonales son críticas para la retención y compromiso. La comunicación deberá ser intencional, planeada para fomentar las conexiones personales que unen a los empleados a la empresa al conectarlos unos con otros.

La fuerza de trabajo distribuida ha demostrado ser positiva tanto para la empresa como para los colaboradores, pero su viabilidad de largo plazo dependerá en gran medida de una experiencia de los empleados que equilibre las necesidades personales de autonomía, balance y bienestar, con los requerimientos organizacionales de productividad, eficiencia e innovación, mediante nuevos enfoques sobre dónde, cuándo y cómo es ejecutado el trabajo.

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