El fenómeno del liderazgo siempre me ha apasionado, a lo largo de mi carrera he estudiado a hombres y mujeres que buscan ser un ejemplo para sus equipos, algunas veces con éxito y otras… no tanto.

Imaginemos al equipo de trabajo como una familia que sale de paseo. El conductor, nuestro líder, tiene la responsabilidad de ver siempre al frente, mantener el orden dentro del auto y sacrificar su comodidad para que los demás lleguen con bien a su destino.

Pero ¿qué pasa cuando lo que busca el chofer es llegar del punto A al B lo más rápido posible? Se molesta ante cualquier distracción, no permite sugerencias y logra que todos dentro del vehículo pasen un mal rato. Me pregunto ¿quién querría viajar así?

Eso mismo sucede en empresas donde los jefes buscan escalar peldaños, sin importar a quién atropellen en el camino. Pero existe una alternativa, en la que el éxito del líder se mide con el crecimiento y satisfacción de sus colaboradores, logrando que ese paseo en auto se convierta en un largo viaje donde todos disfruten el trayecto.

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Aprender es parte del viaje

Los “choferes” de las empresas actuales no son seres todopoderosos con mapa integrado. Hoy por hoy, un líder se capacita constantemente, acepta cuando ha equivocado el rumbo y permite que los demás amplíen su panorama de caminos por tomar.

En 2018, un estudio del Journal of Leadership & Organizational Studies encontró que las tácticas de presión en el ambiente laboral generaban hasta un 90 por ciento de incremento en la rotación del personal en las empresas, generando enormes gastos en la capacitación de reemplazos.

Por el contrario, las tácticas que inspiraban a las personas disminuían la rotación en hasta un 68 por ciento. Hoy te comparto algunas de ellas, úsalas y fija el rumbo hacia un liderazgo positivo.

Mantén la mente fresca

Quienes te siguen necesitan saber que sabes lo que haces, pero esto no quiere decir que estés obligado a saberlo TODO. Siempre podemos aprender algo nuevo, si queremos que nuestros empleados se capaciten, ¿por qué no hacerlo nosotros?

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Abre la comunicación

Dicen que “al que no habla, Dios no lo oye”. Define y comparte los planes y metas de la empresa, será más fácil llegar “allí” cuando todo el equipo sabe dónde queda ese “allí”.

Cobija a tus colaboradores

La lealtad es un camino de doble vía. Conoce a tu personal, sus necesidades y caracteres e investiga cómo puedes generar un impacto positivo en sus vidas personales. Como dijo el magnate y empresario Richard Branson: “tus empleados son lo primero. Si tú cuidas a tus empleados, ellos cuidarán a tus clientes”.

Genera espacios seguros

Procura que tu equipo pueda acercarse a platicar, incluso cuando quieran manifestar su desacuerdo. Si pueden mirarte a los ojos y saber que escucharás sus opiniones, te convertirás en un ejemplo a seguir, en lugar de un tirano a evitar.

Practica el autocontrol

Ser consciente de tu tono de voz y lenguaje corporal te ayudará a transmitir energía positiva a tus colaboradores, evitando que los talentos a tu cargo sueñen con emigrar a otro destino.

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Fomenta los buenos hábitos

Parecería lógico, pero a veces se nos olvida cuidar la salud para trabajar mejor. Cosas tan simples como dormir sin interrupciones y realizar descansos a lo largo de la jornada laboral pueden ayudar a todo tu equipo a mejorar su desempeño.

Ponte en los zapatos del otro

Si uno de tus empleados está constantemente retrasado o su trabajo es deficiente, antes de reprenderlo, procura cambiar la perspectiva. ¿Está sucediendo algo en su vida personal que le impida desempeñar su trabajo? ¿Puedes hacer algo al respecto? Realicen ajustes y si el problema persiste, quizá sea tiempo de estudiar alternativas.

Predica con el ejemplo

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Cualquier camino trazado para mejorar el ambiente laboral será insuficiente si el conductor cambia el rumbo. Como líder, estás obligado a promover la ética y cultura siendo el primero en respetarlas.

Al volante de tu vida

La diferencia entre un jefe y un líder es una cuestión de dirección: el primero empuja a sus empleados, mientras que el otro los arrastra con su carisma natural. Con el jefe, el trabajo es un viaje lleno de tropiezos donde todos terminan agotados; con un líder, los pasajeros llegarán a su destino frescos, llenos entusiasmo y con muchas ganas de explorar lo que tienen delante de ellos.

Mantente atento a cualquier oportunidad para poner estos consejos en práctica. Toma firme el volante de tu equipo laboral y llévalo con rumbo al éxito. ¡Feliz viaje!

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