Los últimos 2 años han estado marcados por acontecimientos que pasarán a la historia por la magnitud de su impacto en el mundo y por nuestra capacidad para utilizar la crisis como catalizadora de cambio. Gracias a esto, hoy vemos una acelerada digitalización en prácticamente todas las industrias, con lo que la humanidad se perfila para lograr más progreso de conocimiento científico y tecnológico antes de que termine la década, que en los últimos 200 años juntos.

La tecnología siempre tiene dos ritmos, por un lado, están aquellos anuncios que nos quitan el aliento y que nos dan un pantallazo de un futuro increíble. Por ejemplo, el desarrollo de semiconductores que imitan la función y estructura de un cerebro humano, la creación de sistemas de movilidad completamente autónomos y la aparición de Inteligencias Artificiales cada vez más avanzadas, capaces de conversar naturalmente y entender conceptos abstractos.

Por otro lado, está la tecnología que se implementa en el día a día y que, paso a paso, se ha adoptado en México, causando cambios significativos, con crecimiento sostenido en la adopción de servicios que están nutriendo sectores como el comercio electrónico, la telemedicina y la educación con las nuevas modalidades remotas.

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En este segundo rubro, sin duda el principal movimiento que esperamos ver es la creciente adopción de servicios en la nube, que es la base desde la cual podemos explotar otras tendencias tecnológicas. Sin importar el tamaño de la empresa, con mucha rapidez se pueden adquirir altos niveles de escalabilidad y flexibilidad en desarrollo y ejecución de nuevos servicios digitales. Por ejemplo, de acuerdo con la firma analista Canalys, el gasto mundial en la nube aumentó a $ US 49,400 millones de dólares durante el tercer trimestre de 2021, un 35% más que el mismo periodo de 2020.

Conforme se incrementa su adopción, se hace también cada vez más evidente la necesidad de contar con un gran poder de cómputo, de la nube al borde, que se refiere a la capacidad de procesar grandes volúmenes de información que se generan y gestionan cerca de su fuente de origen, de forma ultra rápida y segura.

En términos sencillos, este es el primer paso hacia servicios de movilidad autónoma de baja latencia, y una nueva generación de super computadoras, capaces de manejar cantidades exponencialmente más grandes de información, en dispositivos de uso común. Recientemente, Pat Gelsinger, CEO global de Intel, previó que, para fines de esta década, cada ser humano tendrá el potencial de tener 1 petabyte (un millón de gigabytes) de datos a menos de 1 milisegundo de distancia.

Esta evolución en la forma de procesar la información abre un sinfín de caminos para la creación de un futuro increíble: la aparición de los llamados “metaversos”, y la implementación de soluciones complejas de inteligencia artificial y de IoT que revolucionaran la forma en que pensamos cada vertical industrial.

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En ese sentido será vital reforzar la colaboración entre la industria de la tecnología y el sector público para explorar más vías que nos permitan aprovechar las capacidades del espectro radioeléctrico de anchos de banda para asegurar un país 100% conectado, capaz de explotar y utilizar al máximo la información que generamos diariamente. No es sorpresa que pese al avance sólido que logramos hasta el momento, algunos índices globales de conectividad nos coloquen por detrás de Brasil, pero lo que sí es notorio es que también estamos detrás de economías de menor tamaño, como Argentina, Colombia y Chile. Hay camino por recorrer.

En resumen, para hablar de la visión del futuro tecnológico en 2022, la industria debe colocarse en un punto medio, desde el cual se sigan impulsando los límites de la innovación, mientras seguimos acompañando, en el día a día, a aquellas empresas que están empezando su camino. Después de todo, esta transformación digital ha puesto de relieve que es vital que prioricemos el crecimiento y la eficiencia de procesos, y no podremos lograrlo si se profundizan las brechas entre grandes y pequeñas organizaciones. La transformación que viene será aún más rápida, y por eso es importante tener foco y crear una ruta crítica que nos permita navegar en este mar de innovaciones.

Estamos convencidos de que viene un año de increíble crecimiento para México. Ya hemos logrado establecer el ambiente que puede propiciar el nacimiento de cada vez más unicornios y startups tecnológicos grandes, pero ese futuro solo puede crearse a medida que logremos la integración de estas cuatro tendencias: la nube, la conectividad, la inteligencia artificial y el cómputo en el borde.  De nosotros depende si nos subimos a ese caballo, o lo dejamos pasar.

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Contacto:

*Santiago Cardona, director general de Intel México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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